Nabila Rifo: "Desde que quedé ciega estoy muerta en vida"

Foto: Mauricio Viñals

Cada cierto tiempo Nabila se enfrenta a su mayor miedo: volver a contar lo que ocurrió durante la noche en que perdió sus ojos, tras ser atacada brutalmente por su ex pareja en Coyhaique. Hace unas semanas el libro Los ojos de la verdad, de Eleodoro Sanhueza, que presenta una versión ficcionada de su caso, la puso nuevamente en ese incómodo lugar. Aquí, la mujer habla sobre el fantasma de su cruenta historia y su deseo actual de emigrar de Coyhaique.


De madrugada, con hipotermia y con diversas fracturas en el cráneo fue encontrada Judit Rivas en una calle de Coyhaique. También estaba ensangrentada, inconsciente y con sus globos oculares evidentemente arrancados. Antes de quedar tumbada, gritó. Gracias a un único testigo que llamó a Carabineros -un menor de edad que escuchó y miró horrorizado desde la ventana de su casa cómo la joven era golpeada por un hombre, una y otra vez, con una roca- es que Judit fue hallada al borde de la muerte. La mujer tenía cuatro hijos y, a todas luces, el único sospechoso de haber cometido el ataque era Abner Pizarro, su pareja.

Hasta ahí, Los ojos de la verdad –libro lanzado hace apenas dos semanas por el escritor Eleodoro Sanhueza- transcurre tal como sucedió la agresión de Nabila Rifo la madrugada del 14 de mayo de 2016. Esa noche ella fue atacada por su entonces pareja, Mauricio Ortega. La justicia lo condenó en 2017 por lesiones graves gravísimas, también por lesiones graves y por violación de morada.

La trama de Sanhueza, quien vive en la Región de Aysén desde fines de los 90, está basada claramente en la historia de Nabila, aunque al cambiar los nombres de los involucrados y plantear una nueva arista del caso se ubica en el género de ficción. En el texto de 296 páginas, el autor da detalles sobre la vida sexual de su protagonista, describe a Abner –que en realidad es Ortega- como un hombre a veces violento, pero también como una víctima de las infidelidades de Judit –Nabila- y de las consecuencias que la vida nocturna y el alcohol tenían en ella y en la relación de ambos como pareja. En una escena del libro, de hecho, Abner le advierte:"Cuando tú tomas te pones tontita". Posteriormente, la hace jurar, horas antes del ataque, que se va a portar bien.

Nabila, hoy de 32 años, se enteró el 6 de enero que el libro se había publicado cuando su abogada vio un link con la noticia en internet. En ese momento, recordó que hace un año Sanhueza la había llamado para contarle que quería escribir un libro sobre su caso. Meses antes, Nabila había buscado una editorial y a una persona dispuesta a narrar su historia. Quería trabajar una especie de biografía de una sobreviviente, pero su intento quedó en nada. Por lo mismo, cuando Sanhueza se contactó con ella, Nabila prefirió dar un paso al costado y decirle que no.

"Ahora los protejo, pero sé que mis hijos van a crecer y se van a enterar de todo. El lío del libro me da pena porque no quiero que ellos duden de mi verdad. Además, me da miedo que a mis hijos les hagan bullying por esto que me pasó."

-¿Cuál fue el diálogo que tuvieron ustedes?

-No le di mi autorización para publicar el libro, porque además ya lo tenía escrito. De hecho, no pensé nunca que él iba a publicar el libro igual, si no yo habría tomado precauciones. Es un libro machista. Es muy dañino lo que él hizo.

Para saber detalles de Los ojos de la verdad la pareja actual de Nabila, con quien lleva dos años de relación, junto a sus hijos de 14 y 16 años, han reproducido en la televisión y en internet las entrevistas que el escritor ha dado para que ella las escuche. También le han leído extractos íntegros del libro. "El final me lo sé perfectamente y es la parte que más me duele", asegura. Al respecto, Tendencias intentó contactarse con el autor a través de la editorial, pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta.

El final del libro es tétrico.

El caso de Judit es seguido de cerca por un periodista y un carabinero que dan con un tercer personaje de la trama: Carancho, el que según el relato es el verdadero culpable de haber agredido y mutilado a la joven mujer. Este hombre, que se había vinculado anteriormente con Judit, logra escapar a Argentina,  su país de origen, tras efectuar el ataque. Y lo hace llevándose literalmente una parte de Judit: con uno de los ojos como si fueran un trofeo. En paralelo, Abner es el único sospechoso y termina convirtiéndose en víctima de una condena por un delito que no cometió.

-¿Eleodoro Sanhueza te dijo que quería hacer ficción o en un principio quería hacer un relato más biográfico?

-Él ya tenía listo el libro, entonces no era biográfico. No recuerdo el mes en que me llamó, pero sí recuerdo que ese día yo estaba con mi hermana y que él quería juntarse conmigo para ver qué me parecía esto que él me ofrecía. Le dije que no a todo, porque además me dio a entender que él ya tenía redactada la historia.

-Tú hiciste un llamado a no comprar el libro que tergiversa tu historia, pero Sanhueza se ampara en que esta obra en ningún lado tiene tu nombre y que, además, está ficcionado. ¿Te complica que se presente otra arista de tu caso que, además, ya tiene condena?

-Sí, y me tiene mal, muy mal. Me tiene sicológicamente pésimo. A mí me estresa todo esto y me da rabia, porque por cosas como estas no puedo vivir tranquila y recuperarme. Todavía estoy con siquiatra y tratamiento. Sanhueza dijo en la tele que hace una ficción con mi caso, pero además asegura que hay dudas sobre si Mauricio fue quien me atacó. Entonces yo no entiendo qué quiso hacer él, porque si quería criticar a la fiscalía, entonces ¿por qué no hace algo con argumentos? Y si quería inventar una historia tampoco tenía para qué usarme. Además, él deja a Mauricio como inocente y no es así, Mauricio fue condenado y eso lo dijo la justicia. Si alguien quiere saber del caso, que mejor lea la sentencia que está en internet. Ahí está todo explicado, incluso eso que dice el libro –y que se terminó descartando- de mis supuestos vínculos con redes de prostitución o mafias.

-Tienes cuatro hijos, los mayores de 16 y 14, y los menores de 8 y 7 años, lo que indica que cuando ocurrió tu ataque ellos eran muy chicos. A raíz de esto, ¿te han preguntado qué es lo que te pasó?

-Sí, todos me preguntan, y eso es lo que me preocupa, porque tienen Facebook y aunque yo les prohíba que lean cosas sobre este tema, ellos lo hacen igual. En ese tiempo los más chicos tenían 3 y 4 años. El menor siempre me dice: "mamá, ¿qué te pasó en tu ojito?". Nunca le he dicho "¿sabes qué? me lo sacaron", yo le digo que tuve un accidente. Quizá cuando sean más grandes les diré la verdad. El otro, un año mayor, me pregunta "mamita, ¿cómo pasó el accidente?", pero le digo que me caí. Ahora los protejo, pero sé que mis hijos van a crecer y se van a enterar de todo. El lío del libro me da pena porque no quiero que ellos duden de mi verdad. Además, me da miedo que a mis hijos les hagan bullying por esto que me pasó.

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Foto: Mauricio Viñals[/caption]

-¿Qué te dicen tus hijos más grandes?

-Ellos vivieron todo el proceso de cuando yo caí en el hospital. Me vieron mal. La noche del ataque ellos presenciaron cómo Mauricio golpeaba las cosas. Esa noche se fueron llorando de la casa y yo me quedé ahí. Me han dicho que ellos como que tenían el presentimiento de que algo pasaría. Incluso, ese día uno de los dos mayores me dijo: "Mamá, si te quedas acá, nosotros no te vamos a volver a ver". Y así fue. O sea, mis hijos no me volvieron a ver como la persona que era antes.

-¿Hay alguna parte que te genere más ruido o molestia del libro?

-Me molesta el final, porque ahí dice que otro hombre fue el que me atacó, que él tenía uno de mis ojos embalsamado y que después se lo regala a otra mujer en Argentina. Eso me causa un gran dolor, porque todos los días hay algún momento en que lloro porque me dejaron ciega. Es frustrante. Si estoy haciendo aseo y no encuentro algo, me da pena y me lamento de estar así. Me duele no ver a mis hijos, no poder ayudarlos en su día a día. Él (Sanhueza) quizá se ríe con esto, pero a mí no me hace gracia, todo lo contrario, me hace súper mal. Que use esa parte de mi historia y de esa forma es muy terrible para mí, es muy cruel. Él ha dicho en entrevistas que la gente es machista en Coyhaique, pero yo creo que él es machista haciéndome esto. Si Mauricio está preso es porque hubo una investigación. Obviamente, él nunca va a decir que él fue el que me hizo esto. Lo que hace este libro es poner en duda mi caso.

La historia sin fin

Desde que el libro fue lanzado hace unas semanas, Nabila Rifo ha tenido que volver a la única rutina que había logrado esquivar: hablar de su ataque una y otra vez para confrontar versiones y desmentir rumores. Cuando sale desde su casa, ubicada en la periferia de Coyhaique, y emprende rumbo hacia las cortas cuadras que componen el centro de la ciudad, la única certeza que tiene es que los ojos del resto están puestos sobre ella. Lo sabe, aunque ella no lo vea.

En redes sociales la situación es menos controlable. En su cuenta de Facebook, el medio por el que vende los muebles que lleva desde Santiago a Coyhaique, la gente le hace comentarios que a ella le leen sus hijos, su hermana, su madre o su pareja. "Hace poco una señora me escribió que yo había metido preso a un hombre inocente", cuenta y hace sus descargos: "Estoy tratando de hacer mi vida, de olvidarme de lo que me pasó. Me da rabia e impotencia de que me pase esto, termino pensando en dejar Coyhaique, dejar mi familia, irme de acá con mis hijos porque en este lugar todo lo que sale la gente lo cree. Si yo pudiera dejar este país, lo haría, porque sólo retrocedo".

"Acá hace mucho frío siempre, además que con la depresión que tengo he adelgazado mucho. Me pusieron platino en la cara, entonces sufro mucho de dolor de cabeza. Vivo la mayoría del tiempo enferma".

La rutina de Nabila depende de si sus hijos –con quienes vive- están yendo a clases o no; de su hermana, de si su mamá la pasa a buscar o a ayudar, también de su pareja y, sobre todo, de sus ciclos de sueño. A veces, cuando no tiene los medios para saber la hora, se levanta a las tres de la mañana a hacer aseo y lavar loza. Para ella una buena noche es una en la que logra dormir hasta las ocho de la mañana o cuando, gracias a los medicamentos que toma, no se desvela. "Yo me quiero ir de acá, siento que viviría más tranquila y tendría otros hábitos", dice.

-Estás haciendo una campaña para conseguir financiamiento para poder hacer tu vida en Santiago. En un video que circula de buenacausa.cl dices que las ayudas estatales no son suficientes.

-Sí. La ayuda consistía en otorgarme una cuidadora del Senadis (Servicio Nacional de la Discapacidad) para que me acompañara a hacer trámites y compras, pero no sé en qué quedó todo eso. También pedí que me subieran la pensión, aunque sea en un 10%. Lo que me dan hoy son 300 mil pesos y con cuatro hijos no me alcanza. La campaña, que se llama "Nabila Rifo: Esperanza de una nueva vida", es para juntar plata y rehacer mi vida allá. O al menos para poder ir a buscar mis prótesis porque las perdí hace dos meses y si no voy pronto, tendré que operarme nuevamente. Ir para allá, quedarme en un lugar, viajar en avión, tiene todo un costo muy alto.

-Hablas de ir por motivos de salud, pero también a rehacer tu vida. ¿Cuál es el motivo principal por el que quieres irte a Santiago?

-Allá tengo todo a mi alcance, hay gente que me quiere y que me apoya, además quiero ir a la escuela de ciegos para poder aprender más cosas.

-¿Hasta qué curso llegaste en el colegio?

-Hasta octavo.

-¿Te gustaría volver a estudiar?

-Quiero terminar el colegio y seguir alguna carrera, que mis hijos tengan más oportunidades, porque acá estoy de brazos cruzados, no hay nada que me permita salir adelante. No hay posibilidades para ciegos. Allá un ciego puede trabajar; acá no hay escuelas, no hay trabajo, ni siquiera hay terapeutas, nada. Yo todavía no puedo salir a la calle sola con mi bastón, nadie me ha enseñado después de todos los años que han pasado. En Coyhaique me encuentro inservible para todo.

-Dejar Coyhaique además es salir definitivamente del lugar donde te atacaron. Es abandonar una parte dolorosa de tu vida.

-Eso es. Desde que quedé ciega estoy muerta en vida en Coyhaique. Acá hace mucho frío siempre, además que con la depresión que tengo he adelgazado mucho. Me pusieron platino en la cara, entonces sufro mucho de dolor de cabeza. Vivo la mayoría del tiempo enferma. Un día estoy bien y al otro día ya estoy con dolores. No es vida. Allá, en Santiago, hay gente que me dice "no, Santiago es caro, no te vengas", pero yo he ido y de repente he estado allá con mis hijos 20 días y voy a comprar a La Vega para hacer una comida y me funciona bien. Lo que allá se gasta en movilización acá se gasta en leña. Además, allá me siento mejor, más contenida.

Nabila Rifo cuenta que el año pasado tuvo que ser operada de una pierna por una caída que tuvo. Cuando llegó a Santiago junto a su hermana, sin que ella lo supiera de antemano, fue recibida por agrupaciones feministas que no la dejaron sola en ningún momento. "Me gustó el no haber estado nunca sola, que otras mujeres que estaban en el mismo hospital en que yo estaba me saludaran y me dijeran lindas palabras. Me hice una amiga, Daniela, que hasta hoy me ayuda en todo junto a su pareja, incluso a movilizarme cuando ando en Santiago. Ella también me lleva a reuniones de feministas cuando tengo tiempo. Es otra vida".

-A casi cuatro años del ataque que sufriste y que te dejó ciega, y con todo el alboroto del libro, ¿quiénes han sido tus pilares fundamentales?

-Mis pilares hoy son mis hijos, mi madre, mi hermana y mi pareja que tengo desde hace dos años. A él lo conozco de antes, de cuando tenía 20, pero nunca tuvimos nada hasta ahora. Él es muy bueno conmigo, porque yo no estoy tan estable. Tengo días buenos, otros malos, otros donde estoy irritable o donde estoy muy triste.

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Fotografía sacada en una de las audiencias del caso.[/caption]

Nabila hace una pausa larga y hace una reflexión respecto a su ceguera:

-Usted sabe que uno cuando tiene vista de repente se fija en otras cosas. Cuando quedé ciega me di cuenta de que empecé a ver más con el corazón que con mis ojos. Y no sólo con mi pareja me pasa eso, sino que con mis hijos y las personas con las que hablo. Es como si ahora tuviera un don. Cuando hablo con alguien me doy cuenta inmediatamente de si la persona es buena o mala. También sé cuando mis hijos me mienten, sé dónde están y lo que hacen. Cuando bajan la escalera ya sé quién de los cuatro baja. Es raro, pero son cosas que he ido descubriendo con todo esto que me pasó.

-¿Has intentado contactar nuevamente a Eleodoro Sanhueza o sólo has sabido de él, y él de ti, por la prensa?

-No he vuelto a hablar con él, pero a este escritor me gustaría llamarlo, retarlo, no sé, decirle que por qué lo hizo, que es un daño muy grande el que él me ha hecho. Él dice que es ficción, pero él lo que quiso hacer es vender su libro, no sé si para hacerse famoso o para generar plata, pero lo hace a raíz de mí y de mi desgracia. ¿Por qué no hay detalles de la vida de Mauricio, pero sí se especula sobre mi vida?

-Tu caso fue emblemático en temas de género, también por lo cruento que fue. Además, estuvo rodeado de mitos y de especulaciones que, al parecer, no dejan de desarrollarse. ¿Te gustaría hacer un documento biográfico para que otras generaciones y para que los interesados en el caso sepan cómo fueron los hechos desde tu perspectiva?

-Es lo que quiero hacer. Estoy buscando una editorial para poder empezar a trabajar en mi biografía.

-Has dicho que Los ojos de la verdad no sólo te ha revictimizado, sino que pone en duda tu historia. ¿Tomarás acciones legales contra la publicación de Sanhueza?

- A raíz de todo esto mi abogada está estudiando las acciones y ya solicitó la inscripción de los derechos de mi historia como libro, película, serie de televisión y de todo lo demás. Yo sí quiero contar mi historia, pero quiero hacerla bien, tal y como realmente sucedió.

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