Terreno de nadie
Desde hace cuatro o cinco años, germina en Concepción una "escena" de fotografía donde se ha hecho notar el trabajo de creación y difusión de varios colectivos, así como la presencia de algunos autores. Carlos Avello (1965) está entre los que han logrado salir de los límites regionales. Integrante de Plataforma (y primer lugar en la categoría Naturaleza del Salón Nacional de Fotoperiodismo 2013), presenta en la Sala Joaquín Edwards Bello del Centro Cultural Estación Mapocho una obra ya reconocida: Frontera de peligro (2011-2013).
Se trata de tomas aéreas a suburbios del Gran Concepción, sectores de San Pedro de la Paz, cerca de la ribera del río Bío Bío o camino a Coronel, donde se repite la imagen de hileras de casas nuevas e iguales, ordenadas por calles y recortadas por carreteras, siempre colindando con espacios naturales, campos, bosques o sitios eriazos en espera de nuevas construcciones. Más allá del interés de registrar una escena y del valor estético, la fotografía aquí está puesta al servicio de un contenido crítico, subvirtiendo los valores tradicionales del lenguaje y refiriéndose a situaciones de contexto. Lo que revela la foto va más allá del documento, ingresando así al ámbito del arte contemporáneo.
<em>Una estrategia de Avello y que es común también en varias propuestas de la zona es el trabajo con la serie. No es sólo la buena toma, la imagen asertiva o el sello autoral,<strong> sino el tema que se dibuja foto tras foto, en la insistencia de un patrón.</strong></em>
Las imágenes son composiciones plásticas: están armadas por zonas cromáticas, líneas rectas y texturas contrastadas. Por un lado, los techos y las casas; y, por otro, la tierra, el pasto o los árboles. Hay una tendencia a lo abstracto geométrico, al orden y la repetición. Incluso, cuando hay bosques, son aquellos propios de la zona, hileras de pinos iguales en predios de empresas forestales.
El autor logra graficar así una suerte de geografía donde lo natural y lo urbano se encuentran construyendo un paisaje maqueteado. Es un recorte de territorio bien puntual, poniendo el foco en los límites de las ciudades, en el problema del crecimiento urbano y de la pérdida de identidad. La situación es propia del Gran Concepción y de cualquier urbe en el contexto del capitalismo actual. Las casas están como si brotaran sin cambios bruscos en un borde de ciudad que se puebla de condominios encerrados, ofreciendo a la nueva burguesía la ilusión de control y seguridad. La naturaleza aquí también ha sido domesticada. En el límite no hay ciudad ni naturaleza. Como zonas urbanas en medio de la nada, es un paisaje monótono, un terreno de nadie.
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