Adivina quién
Discos como este podrían integrar un juego de trivia para compartir en familia o con los amigos. El segundo título solista del líder de The Killers, Brandon Flowers, es un indisimulado rompecabezas de citas ochenteras. Pregunta: ¿en qué gran éxito synth pop de 1984 está basado el tercer tema I can change? Respuesta correcta: en el himno gay Smalltown boy de Bronski beat, donde cantaba Jimmy Somerville, luego la voz de The Communards.
The desired effect, hasta ahora aclamado como lo mejor que ha hecho el músico de Las Vegas desde que se dio a conocer junto a su banda con Hot fuss, hace ya once años, encarna una obra engañosa por su escasa originalidad, pero también efectista y seductora. Flowers, perteneciente a la generación de vocalistas como Chris Martin, deseosos de los zapatos de Bono antes de tiempo, replantea su mecánica. Mientras con The Killers falla en reelaborar las influencias, acá no tropieza con la misma piedra. El pop de los últimos años de la Guerra Fría, las canciones cotidianas en la reaccionaria era Reagan, convergían en bocadillos fríos y sintéticos, orgullosamente individualistas, sellados con excelentes melodías, y hechos para moverse en la pista, en una época en que los bailes no exigían coordinación alguna con quien se tenía al frente.
Junto al productor ganador del Grammy Ariel Rechtshaid (Vampire weekend), Brandon Flowers sigue las instrucciones con aplicación para salirse con la suya. Cada corte pretende quedar en la memoria y no hay que esforzarse demasiado para que ocurra.
Sigue el juego: ¿a cuál súper banda de los 70, reinventada en los 80, se parece Diggin' up the heart? Respuesta definitiva: a Electric light orchestra. ¿A quién recuerdan los tambores electrónicos de Can't deny my love? La alternativa de The Thompson twins es la correcta, como Lonely town evoca la magnificencia de Alison Moyet.
En todo el álbum reina un aire de musical. El manejo de inflexiones empeñadas en un marcado dramatismo sin desbordes innecesarios, sigue las enseñanzas de emblemas del pop británico de los 80 como ABC y Spandau ballet, confesos amantes del soul, quienes si supieron dar un giro y personalizar un tipo de música que había sido moda dos décadas antes.
El talento de Brandon Flowers no alcanza para tanto. El público que vivió el pop de sintetizadores, hombreras y delineador, podrá divertirse buscando los parecidos. Los más jóvenes, los fans de The Killers, asisten a un eventual funeral de la banda, y la confirmación de un artista más elocuente como solista.
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