Atajador y organizador




Hace casi 30 años tuve una entretenida discusión acerca de la importancia de las distintas posiciones. Él, entrenador, ex defensa central, y yo, a mis 15 años, con ínfulas de delantero. Obviamente cada uno defendiendo su gremio, yo más visceral que pensante y él que salía jugando con argumentos de sobra. "Los delanteros ganan partidos, nosotros los campeonatos" me repetía. De pronto, apelando a una fingida humildad, me dijo: "...pero, si no fuera por el arquero nadie se acordaría de mí", sentenció. Debo reconocer que después de esa conversación hice un esfuerzo por comprender el trabajo de ese que se viste distinto. Ese que aletea sin cesar y que te quiere matar cuando pierdes la marca en un córner. El día jueves precisamente, viendo Colo Colo, me acordé de esa discusión que nadie ganó.

En un partido que merecieron ganar los albos contaron, como en tantas ocasiones, con una línea defensiva sólida que dio garantía de seguridad. Que Julio Barroso es un estandarte no hay dudas. Tanto así que la semana recién pasada circulaba una pintoresca frase: "Al lado de Barroso todos juegan bien". Sin embargo pocos profundizan en la importancia que tiene Justo Villar en todo este asunto. Esto porque sólo se le analiza como atajador pero no como organizador que es precisamente donde más se destaca en mi opinión.

En un torneo devaluado, donde apenas dos o tres equipos salen a atacar a Colo Colo, es difícil advertir o palpar la sapiencia del arquero. Pero fue en Copa Libertadores, ante un rival linajudo, donde sí se pudo apreciar la magnitud del portero de Macul.

Primero, porque en los buenos momentos de Atlético Mineiro jamás se encerró contra su arco. La tentación dictaba que meterse y defender dentro del área era más que recomendable. Si lo hubiera hecho nadie lo hubiera criticado. En cada imagen de esos minutos se pudo apreciar a Villar sacando su línea defensiva, empujando a sus centrales a salir en busca del balón lejos de su arco.

Segundo, porque ante la mínima instrucción que grita sus compañeros, éstos la acatan sin siquiera mirar y créanme que eso no siempre pasa. Su voz no se discute.

Por último y no menos importante, porque es un gran atajador. Uno que a su edad tiene cuerda para un buen rato.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.