Ausencias en el debate




El debate electoral muestra muchas facetas, pero también muestra ausencias. Los temas internacionales y estratégicos en general no figuran en buena parte del debate. Esta circunstancia llama la atención por dos poderosas razones. La primera es obvia, la agenda global está marcada, más que nunca desde el fin de la Guerra  Fría, por una fuerte tensión a nivel global. Desgraciadamente, diversos conflictos en distintas regiones del planeta se han agudizado, guerras civiles se han profundizado e inclusive, asistimos a una crisis como la coreana, en la que el uso eventual de armamento nuclear no está descartado por algunos de sus actores. La segunda razón es más poderosa aún, se trata de que Chile en estas décadas se ha globalizado a plenitud, no solo en comercio, también en la correspondiente estructura productiva y todo ello, con obvias consecuencias sociales y cotidianas. Como nunca los chilenos asistimos periódicamente a los saltos tecnológicos que no tardan en arribar a nuestro acceso, desde el más cotidiano celular o la más sofisticada mercadotecnia. Incluso podemos advertir profundas "brechas generacionales" en la asimilación de estas nuevas tecnologías.

Sobre la economía chilena y su proyección internacional sí se ha ocupado el debate, y algunas voces lo concentran en el necesario ritmo de crecimiento, pero cuidado, se puede crecer pero al mismo tiempo se pueden ahondar deficiencias estructurales que impiden nuestro acceso al desarrollo. Podemos seguir exportando materias primas o alimentos con poca elaboración; con ello se aumenta el PIB, pero también se profundiza nuestra condición mono exportadora. No todo es crecimiento; si no hay desarrollo humano a parejas, no habrá desarrollo, y eso solo se consigue a largo plazo, con continuidad en las políticas públicas destinadas a fortalecer nuestro capital humano.

Como sea, los temas político-estratégicos no están en la primera fila del debate, y quedan subordinados a otros ejes. Una explicación sería que la seguridad internacional o no nos interesa (error profundo) o está asegurada (lo que sería otro error). Es posible entender que estos temas no son de prioridad electoral, ni tampoco otorgan gran popularidad, pero son indispensables para la gestión de cualquier estadista. Es natural que cada familia chilena se preocupe de su sustento y de avanzar en su bienestar, pero el estadista debe preocuparse de toda la familia chilena, esa gran familia de 17 millones y diseñar la mejor forma de garantizar el bienestar y la seguridad de todos y cada uno de ellos.

Somos un país pequeño en el concierto mundial, pero somos ordenados y podemos prever escenarios y actuar en consecuencia. Y los temas de seguridad no deben confundirse con los temas previsionales, ni menos suplantarse con el idealismo, esa negación de la realidad que sostiene que nuestro futuro está exento de riesgos. Por cierto, a lo mejor una coyuntura donde en vez de debate de país tenemos proliferación de recursos de mercadotecnia, como lo demuestran los llamados "corpóreos" que tratan de suplir la falta de profundidad programática con este tipo de recursos, convengamos que es la menos propicia para discutir las perspectivas político-estratégicas del país, pero sería del todo conveniente que al menos quienes buscan liderar nuestra república manifestasen su visión.

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