Cerro Pabellón: El inicio de algo grande




A mediados de septiembre se inauguró Cerro Pabellón, la primera central geotérmica de Chile. El hito es motivo de alegría. Y más de lo que los 48 MW de potencia limpia sugieren a primera vista.

En Chile nos hemos malacostumbrado a emplear la potencia instalada como métrica de referencia de las centrales de potencia. Por eso es el número que con mayor frecuencia se cita en la prensa. Sin embargo, más importante es la energía generada. Al final, lo que interesa es la cantidad total de tazas de té que hierve a lo largo de su operación, no el simple límite teórico de un momento determinado en condiciones ideales. En el caso de las centrales renovables, en las que el costo marginal de generación es casi nulo, la energía anual representa el potencial real que ofrecen las condiciones naturales del sitio.

Así las cosas, la tecnología geotérmica es, de lejos, la más aventajada de las tecnologías renovables, pues carece de intermitencia. En el caso de Cerro Pabellón, se proyecta un factor de planta de un notable 81%. Es decir, entregará el 81% de lo que entregaría si estuviese operando 365/24/7 al 100% de capacidad. En contraste, una central solar sin seguimiento tiene un factor de planta típico de 24%, y las centrales eólicas de cerca de 22%. Así, esos 48 MW de Cerro Pabellón equivalen a unos 160 MW solares, o a unos 180 MW eólicos.

Una segunda gran ventaja de la energía geotérmica es su predictibilidad. Como no hay plena certeza de cuándo soplará el viento, no podemos contar con las centrales eólicas para darle seguridad al sistema. Este tipo de plantas entregan todo lo que pueden cuando pueden, pero cuando no, alguien más tiene que venir al rescate. El medio solar es más predecible que el eólico, pero tampoco nos podemos fiar por completo, pues siempre una nube puede interponerse entre el panel y su medidor. Las hidroeléctricas de pasada son predecibles en el corto plazo, pero no en el mediano. La alternativa geotérmica, por el contrario, rinde cuando uno le pida. El interruptor depende solo de la voluntad de su operador, como una central de embalse, con la diferencia de que el calor subterráneo no sabe de años secos. Este atributo es tan valioso, que el mercado eléctrico lo reconoce en dinero constante y sonante en el sistema tarifario.

Como si esto fuera poco, el impacto ambiental de la central misma es esencialmente nulo. No ocupa espacio, no interviene cursos de agua y, lo más importante, no emite al aire más que vapor de agua. Sólo las líneas de transmisión o sitios de muy alto valor paisajístico (como el Tatio) pueden representar un desafío en el plano ambiental.

Tras Indonesia, Chile es el segundo país con más volcanes activos en el mundo. Esto puede ser el inicio de algo grande. Islandia, una de las naciones de mayor consumo de electricidad per cápita, obtiene el 27% de su electricidad de la geotermia. En La Ruta Natural estamos convencidos de que hay muy buenas perspectivas de avanzar en esa dirección.

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