Chicos Zoolander

La intro titulada Lux es de película, con resabio a vieja matiné de aventuras. Se ensamblan arpas, vientos, redobles, sensación de acecho, ornamentos sintetizados, una breve sinfonía anunciando un viaje con cierto vértigo. Funciona como preámbulo de DNA, la primera canción formal de este segundo disco de Empire of the sun, uno de los grandes números australianos de los últimos cinco años con repercusión en Estados Unidos e Inglaterra. La comparación inmediata –tal como en el debut  Walking on a dream (2008)- apunta a MGMT con retazos de Martin Solveig. Sigue el efectivo single Alive, el mejor tema de esta colección, una composición que se podría exhibir académicamente como paradigma de sintetizadores y coros buscando primeros puestos. Llega Concert pitch y la bolita cae en los 80 cuando The Cars se volcó a los teclados, con una pizca del one hit wonder Words de F.R. David. La mezcla de MGMT con Solveig se repite en la canción homónima, otra clase de fórmula muy bien aplicada. Hasta ahí, estos referentes no debilitan a Empire of the sun, sólo son claros y reinterpretados con oficio.

<strong>El problema llega después. Tal como en el primer álbum, la segunda parte es más débil y predecible. De seguir las comparaciones, los referentes bajan abruptamente de nivel</strong>. <i>Awakening</i> llama al espíritu de Modern talking, y el resultado es de espanto. Después vienen temas que son como descartes de la banda sonora de <i>Drive</i> (2011) compuesta por Cliff Martínez, logrado homenaje rendido al synth pop ochentero. Llegan al punto que un título como<i> Old flavours </i>suena a meta chiste sobre obviedad y homenaje.

La asociación de Luke Steele y Nick Littlemore en Empire of the sun, músicos con exitosas carreras paralelas, no oferta más química que haber encontrado una mecánica de composición ultraprofesionalizada, con estética de pasarela entre new age y sicodelia. Si concretan Zoolander 2, la banda sonora debe ser misión de Luke y Nick. Tributemos a Gonzalo Cáceres. Digamos que estaría in.