Competencia
DENTRO DEL caso de colusión en el mercado del papel higiénico, se reveló que también hubo un acuerdo entre CMPC y Kimberly Clark en el mercado de pañales. Entre 2002 y 2009 estas empresas coordinaron alzas de precios y actividades promocionales de sus marcas Babysec y Huggies.
Sin perjuicio del legítimo malestar que este nuevo caso genera para la opinión pública, no podemos olvidar que la economía de libre mercado, incentivando el interés propio de los empresarios ha permitido la creación de productos y/o servicios que los consumidores deseaban, y gracias a la competencia se ha introducido variedad y se han reducido los precios. La evidencia en todos los mercados es elocuente al respecto.
Asimismo, economías con altos indicadores de libertad económica y mayores niveles de competitividad en los mercados exhiben mayores niveles de crecimiento económico. En el caso de Chile, la evidencia empírica señala que entre 1986 y 2000 el efecto de un mayor grado de competencia representó el 21,5% de la tasa de crecimiento del ingreso per cápita de dicho período. Sin embargo, en los últimos 15 años el aporte de la competitividad en los mercados en el crecimiento ha explicado menos del 5% (Rojas y Berríos, 2016).
Ahora bien, todo indica que la presencia de fuertes barreras a la entrada, tales como el impedimento al ingreso de competidores o la ventaja de costos que disponen las empresas establecidas, ha permitido el abuso de posición dominante, en donde las empresas de mayor tamaño han buscado explotar y preservar una renta monopólica por un largo período de tiempo.
Por otro lado, a partir de la experiencia internacional es importante revisar las buenas prácticas en la implementación de la legislación antimonopolio. Así por ejemplo, la aplicación de sanciones penales o la fijación de niveles de concentración máxima no han resultado ser eficientes en el combate contra los comportamientos anticompetitivos. En ambos casos, los consumidores se han visto perjudicados y desaparece la capacidad para disuadir eficientemente la conducta monopólica y los beneficios de la delación compensada.
Es fundamental seguir promoviendo la competencia a través de un marco regulatorio más eficiente y estable e impulsar mejores prácticas empresariales. La autoridad debería determinar correctamente la existencia de conductas contrarias a la libre competencia, y no se debería guiar exclusivamente por el nivel de concentración de los mercados. De la misma manera, se debe proteger la autonomía de la FNE, evitándose cualquier tipo de captura o instrumentalización política. La autoridad debería avanzar en cambios en la determinación de multas, el establecimiento de sanciones por obstrucción a la investigación, el fortalecimiento de la delación compensada y el control obligatorio de fusiones.
Estas iniciativas deberían generar un cambio cultural que permitan mejorar la competitividad no solo del mercado de los pañales, sino también de venta de medicamentos, servicios bancarios, notarios y conservadores, entre otros.
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