Despacito
EL QUE nadie en política tiene clavada la rueda la fortuna, parece ser una frase que deberemos seguir acuñando con motivo de esta elección presidencial. Cuando ya todos daban por supuesto que la segunda vuelta electoral tendría como protagonistas a Piñera y Guillier, una de las candidatas del Frente Amplio irrumpe con inusitado éxito en las encuestas de opinión. Más allá de la metodología de los sondeos y la discusión sobre la capacidad de estos instrumentos para predecir los próximos resultados electorales, lo que parecen mostrar las tendencias es que Piñera habría alcanzado el máximo de su potencial electoral; que las vacilaciones de Guillier han menguado en algo el entusiasmo por su candidatura; que la opción de Goic no termina de instalarse; y, en cambio, que Beatriz Sánchez todavía tiene un interesante potencial de crecimiento, al punto que ya muchos especulan por la posibilidad de que pudiera pasar a la segunda vuelta electoral. Pero si somos coherentes con la observación de los cambios de escenarios verificados hasta ahora, lo descrito no es más que una foto que podría también variar en las próximas semanas y meses.
Desde esa cautela, que me parece interesante poner el radar en el desarrollo y desenlace de tres acontecimientos que tenemos por delante.
El más inmediato se refiere al impacto que pueda tener la franja electoral de las dos coaliciones que optaron por concurrir al proceso de primarias legales. Más allá del debate sobre la real influencia que ésta pueda tener en el devenir de las candidaturas, se trata de un valioso instrumento en momentos donde existe gran restricción para hacer campañas y, de esa forma, llegar de forma directa a muchos ciudadanos. Para el Frente Amplio será un espacio clave para potenciar a su candidata, lograr mayores niveles de conocimiento y también visibilizar al elenco que pretende instalarse en el Congreso. Tratándose de una coalición que no tiene nada que perder y mucho que ganar, es previsible que nos encontremos con una propuesta audaz y rupturista. Pero para el caso de Chile Vamos, y muy específicamente Piñera, la primaria es fuente de más riesgos que beneficios. Teniendo que repartir por partes iguales su tiempo entre los tres candidatos de la derecha, sumado a la participación de los mismos en los debates, es seguro que el expresidente tendrá que contenerse mucho más que sus contendores, los que seguramente -pienso especialmente en Ossandón- podrían provocarle un daño que no alcance para poner en riesgo su elección como candidato único, pero que sí merme sus fortalezas para enfrentar la madre de todas las batallas en noviembre.
Y todo este proceso será mirado desde sus casas por los partidos de la Nueva Mayoría, cuyos aspirantes enfrentan otros dos importantes desafíos. En el caso de Guillier, conseguir las 33 mil firmas que requiere su candidatura presidencial; y, para el caso de Goic, procurar que su decisión de concurrir a la primera vuelta electoral sea compatible con un pacto parlamentario de la Nueva Mayoría.
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