Despertaron los "Animal Spirits"




Esta fue la frase que acuñó John Maynard Keynes en su libro "Teoría general del empleo, el interés y el dinero" para explicar que la inestabilidad económica no sólo dependía de la especulación, sino también de ciertas características de la naturaleza humana, que hacían que una importante proporción de nuestras decisiones de inversión estuviesen influidas por un optimismo espontáneo más que por modelos matemáticos económicos. En este sentido, Keynes planteaba que el origen de un actuar positivo no era resultado de un promedio ponderado de beneficios cuantitativos multiplicados por probabilidades, sino que se encontraba en los "animal spirits", algo así como una fuerza espontánea que impulsaba más a la acción que a la inacción. Se me vinieron a la memoria estos pasajes, hace ya algunos meses, cuando empezaron a aparecer en los medios internacionales artículos que miraban con malos ojos el futuro de nuestra economía, invitando a desinvertir más que a invertir en nuestro país.

El punto de partida fue el artículo publicado en el Financial Times de Londres, en enero de este año, que situó a Chile entre las ocho economías emergentes más frágiles del mundo, junto a Brasil, India, Indonesia, Turquía, Sudáfrica, Hungría y Polonia. En tanto, el episodio más reciente se produjo la semana pasada con la publicación de la columna de Mary Anastasia O'Grady, en el Wall Street Journal, en la que la columnista advirtió que la economía chilena estaba dando un fuerte giro hacia la izquierda, llegando incluso a sugerir que los actuales gobernantes veían en sus mayorías legislativas la oportunidad de reivindicar las políticas impulsadas por el Presidente Salvador Allende.

En Chile, la discusión interna sobre las reformas económicas y políticas tampoco ha contribuido a acotar estas visiones negativas sobre el futuro económico de nuestro país, sino que muy por el contrario las ha retroalimentado. El problema es que hay varios indicadores económicos insinuando que los "animal spirits" despertaron y que estos ya estarían afectando la inversión y el crecimiento. No es casualidad que el martes recién pasado, durante un encuentro con la comunidad empresarial local organizado por la Amcham, el embajador de EE.UU. en Chile (principal país inversor extranjero en nuestro país), después de enumerar la gran cantidad de inversiones estadounidense en Chile, terminara recordándonos que "La empresa estadounidense necesita estabilidad política, económica y reglas claras".

Entre los síntomas que más preocupan se encuentra el comportamiento que está registrando la inversión en el país, con un desempeño similar al observado durante las recesiones de los años 1999 y 2009, en circunstancias en que todo indica que no estamos en un escenario de recesión mundial, sino que en un proceso de desaceleración cíclico de las economías emergentes. Este síntoma se ve agravado por la comparación con países vecinos como Perú, que presenta un ciclo de inversión similar al experimentado por Chile desde el año 2004, y que no exhibe las tasas de caída que ha mostrado la economía chilena. Por último, preocupan también las expectativas de los empresarios en sectores tan importantes como la construcción y la industria que anticipan un escenario más bien recesivo que expansivo para los próximos meses.

Así, en este ambiente crispado que se ha generado vale la pena recordar una última reflexión de Keynes en la que este plantea que la prosperidad económica depende excesivamente de que la atmósfera política y social sea buena para el hombre de negocios promedio, advirtiendo que si los miedos a un Gobierno Laborista (que en Chile sería más parecido a la Nueva Mayoría) o a un Nuevo Trato (como podrían ser las Reformas Tributaria, Educacional y a la Constitución) deprimen a los empresarios, esto no será el resultado de un cálculo o un complot político, sino la sola consecuencia de molestar el delicado balance del optimismo espontáneo. En este sentido, es fundamental que el gobierno acelere las reformas estructurales de la economía, que tan bien diagnosticó el ministro de Hacienda, Alberto Arenas, en su primera presentación en la Sofofa, cuando además de hablar de la Reforma Tributaria se comprometió a implementar políticas para recuperar la productividad del país y avanzar en los problemas energéticos, entre otros. Sólo así será posible esperar que los "animal spirits" vuelvan a impulsar las expectativas, la inversión y el crecimiento del país, sino corremos el riesgo de entrar en un círculo vicioso que termine validando las negativas visiones que han estado atormentando a nuestra economía durante los últimos meses.

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