Educación técnico profesional y el "problema cultural"




LA "causa cultural", tradicionalmente esgrimida para explicar varios fenómenos, se usa recurrentemente para argumentar por qué la educación técnico-profesional (TP) sería menos valorada que la universitaria. Y es cierto que existe base cultural en la arquitectura del sistema de educación superior. Por ejemplo, cuando se fundó el Duoc solo se requería saber leer y escribir, lo que respondía a la cultura y las necesidades de la época. Asimismo, cuando se instauró la educación TP de nivel superior a comienzos de los 80, se le concibió diferenciada, orientada al trabajo, en contraposición con la formación universitaria, que se visualizaba para cultivar las ciencias, las artes, para un amplio saber.

Pero con la mayor cobertura de educación media y el consecuente aumento de la demanda por educación superior, se privilegió el financiamiento universitario. El financiamiento estatal llegó a los estudiantes TP más de una década después de estar masificada en los universitarios. Incluso hoy, el financiamiento de becas a los estudiantes TP sigue siendo muy inferior al de los universitarios. Evidentemente, ello responde a decisiones de política, no culturales.

La evidencia permite una nueva mirada; cuestiona, por ejemplo, que el orden de postulación a instituciones de educación superior refleje directamente las preferencias o el sesgo cultural por lo universitario. Flores, R. (2016), en un estudio del efecto que tiene el mayor financiamiento a la opción universitaria sobre la TP, éste explicaría sobre diez puntos porcentuales de la "preferencia" de los alumnos por esa sobre la TP.

En la misma línea, Ruiz-Tagle, C. (2017) analiza si los alumnos visualizan a instituciones TP definitivamente como una segunda opción o son sustitutas de las universidades. Concluye que la visión que las universidades son definitivamente mejores o preferibles, aplica solo a un subconjunto de las más tradicionales. Que para la mayoría de las vacantes universitarias, incluyendo estatales, una institución TP de alta acreditación es tan valiosa como la universitaria.

La relevancia de estos hallazgos es importante para la educación superior, que visualiza la educación TP focalizada exclusivamente en el trabajo. La formación universitaria debe ser más general y la TP debe orientarse a la práctica y a lo laboral. Sin embargo, se va más allá de lo razonable cuando, por ejemplo, se restringe a instituciones de alta calidad TP a otorgar grados, lo que tiene efectos adversos en el interés de los jóvenes por seguir estudios TP. Ello porque sin licenciatura en Chile no hay financiamiento relevante para estudios de posgrado pertinentes a lo TP, como son por ejemplo magísteres de tipo tecnológico, e independientemente de cuán comunes sean dichos programas, los jóvenes prefieren tener caminos abiertos.

Inequidad del financiamiento estudiantil, concepción exclusivamente laboral del mundo TP, limitaciones al financiamiento de la investigación aplicada, que es promotora de competencias relevantes para el trabajo en equipo, para resolver problemas, propias de las requeridas en el mundo TP, son políticas que hoy no tienen sentido, y que son crecientemente injustas.

Está a la mano cambiar estas políticas. Solo la falta de diligencia del Ejecutivo y del Parlamento para hacerlo se pudiera realmente explicar por un problema cultural.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.