El grano de mostaza
La vida cambia de la noche a la mañana. O, mejor dicho, de un segundo a otro. Puedes invertir horas, días, años para conseguir un objetivo -escribir una novela, levantar una empresa, formar una familia-, luchar toda una vida si es necesario, y nadie ni nada podrá impedir que todo se vaya al carajo en fracción de segundos.
Pienso, por ejemplo, en un escritor deslumbrante como Stieg Larsson, el sueco que alcanzó a escribir tres novelas policiacas que pusieron de cabeza al mundo -Los hombres que no amaban a las mujeres, La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina y La reina en el palacio de las corrientes de aire-, pero que no alcanzó a ver publicada ninguna de ellas. Había arreglado un par de contratos, escribía ya su cuarta novela cuando, luego de subir los siete pisos que lo llevaban a su departamento -el ascensor estaba en reparaciones-, un infarto al corazón truncó su vida.
Pienso también en lo que pudo ser la vida de James Dean. ¿Qué habría sido de su carrera de no haber muerto en un accidente automovilístico cuando apenas tenía 24 años? o ¿qué hubieran terminado cantando Jim Morrison, Janis Joplin o la misma Amy Winehouse de no haber muerto todos a los 27 años?
El caso del delantero colombiano Radamel Falcao está a gran distancia de estos ejemplos. No ha muerto ni está cerca de hacerlo. Pero, quedar fuera de tu primer Mundial cuando pasas por tu mejor momento y en circunstancias que todo un país apuesta por ti como la gran arma de triunfo para avanzar en Brasil 2014, luego de 16 años sin estar en una justa mundial, es un poco morir (sobre todo porque nadie asegura que Colombia llegue a la próxima Copa del Mundo ni que Falcao esté en condiciones de jugarla).
La lesión del "Tigre" -como le llaman al goleador- en un partido por la Copa de Francia contra un equipo de cuarta división ha conmocionado a Colombia entera. Hay desazón y rabia. Los más exaltados le han escrito correos amenazantes al presidente del Monts Or Chasselay, Jocelyn Fontanel, exigiendo que suspendan de por vida a Soner Ertek, el central que lesionó al crack colombiano. Claro, Falcao fue clave en las Eliminatorias y es, en buena medida, el alma del equipo. Hay una Colombia con él en la cancha y otra muy distinta sin su presencia.
Por lo mismo se ha iniciado una cruzada de apoyo a través de las redes sociales para lograr lo imposible. Que el "Tigre" se recupere antes de la Copa del Mundo. Hasta el Presidente de la República colombiana, Juan Manuel Santos, escribió en su cuenta de Twitter: "Le deseamos una pronta recuperación a nuestro gran Falcao". Y aunque el jugador viajó hasta Oporto, Portugal, para tratarse con el mejor especialista del mundo en lesiones de ligamento cruzado -que es lo que sufrió en la rodilla izquierda-, los plazos no dan. Tras la operación a la que fue sometido el sábado, el tiempo de recuperación es de seis meses, y para entonces ya sabremos quién es el nuevo campeón del mundo.
Con todo, Falcao no renuncia al Mundial. Su esperanza, según sus propias palabras, es del tamaño de un grano de mostaza, "pero Dios hace posible lo improbable", ha dicho. Mientras en Grecia, Japón y Costa de Marfil respiran aliviados ante la posibilidad de no tener que enfrentar al mejor jugador colombiano en la primera ronda de Brasil 2014, los colombianos quedan expectantes de lo que será el resultado de ese partido previo en el que Dios, aliado a un grano de mostaza, tratará de vencer los designios de la naturaleza.
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