El príncipe y el sexo




Prince era música, pero también era sexo. A diferencia del otro ícono de exploración de género y sus representaciones fuera de lo binario, David Bowie, lo de Prince no era conceptual: era sábanas y cama. Prince era la camisa abierta y la guitarra ubicada en las caderas como símbolo fálico. Prince era una rareza: un símbolo sexual que hablaba de tener sexo con mujeres, mientras usaba tacos altos y camisas con vuelos. En el video de Kiss, quizás una de las tonadas más sexies de la historia, está enfundado en un peto negro, que después se saca para dejar libre el pelo en pecho mientras se contonea mejor que vedetto. Iba más allá de la androginia, ya que su indefinición estaba a la vez cargada de testosterona. "No soy mujer, no soy hombre, soy algo que nunca entenderás", cantaba en I would die 4 U.

Están, claro, sus canciones hot, parte fundamental de la discografía. Porque Prince defendía y promovía el sexo por calor. Mientras Michael Jackson permaneció eternamente infantil respecto al romance -de maneras casi patológicas-, mientras Madonna usó el sexo como rebelión, Prince simplemente parecía no poder evitar que la lujuria le saliera por los poros. Y por lo mismo, lo normalizaba. Hoy el sexo en el pop pasa de las dulzuras azucaradas al estilo Bruno Mars cantando que no cambiaría nada porque eres perfecta como eres, al machismo inherente del hip hop. Para Prince, las mujeres eran deseo pero no eran objetos; fue un promotor de mujeres músicos en su banda. Sin aspavientos, sin discurso: contrató a bateristas, guitarristas, porque lo hacían bien.

Prince podía ser más tierno, como en The most beautiful girl in the world, pero el video que acompaña la serenata (compuesta para su mujer Mayte Garcia) está lejos de ser tradicional: Prince, enfundado en un estupendo enterito de encaje rojo, canta, mientras varias mujeres, de distinto tamaño y color, se someten a un experimento de belleza: mirarse logrando distintos éxitos, como parir o ganar medallas o hacer reír al público.

Prince también podía profundizar sobre los conflictos que puede traer una noche de pasión casual, como en Little Red Corvette, o podía ser simplemente vulgar, como en Cream, el himno pop que es francamente poco decoroso o Jack U off, sobre la masturbación (hay algunas de estas canciones que dejó de cantar en vivo tras convertirse a Testigo de Jehová).

Lo trágico de la pérdida de Prince y de Bowie, más allá de la música, es que pareciera que el mundo es un lugar inmediatamente más aburrido sin ellos. Eran hombres machos que explotaron lo femenino. Aves raras, hermosas, distintas, en un mundo que tiende a lo uniforme.

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