El regreso de Claudio Narea: El largo camino al éxito
La regularidad nunca ha sido lo suyo y, por lo visto en los últimos meses, tampoco el sentido de la oportunidad. Claudio Narea lanza esta noche el que probablemente sea su mejor disco en solitario. Uno llamado La Vida es circular, tercero de su catálogo y el primero en nueve años, y que coincide con un momento en que todas las simpatías y la solidaridad pública están dirigidas a su mayor enemigo, el convaleciente Jorge González. Y quizás haya una lección ahí. Una doble lección, más bien.
Primero, que no era necesario elucubrar tan torpemente con sus viejos compañeros de banda y, segundo, que sólo bastaba con seguir ejercitando el músculo de la creación, que es lo que debería hacer cualquier músico que se precie de tal, para dar con un disco más que digno como el que estrena esta noche en el Club Chocolate.
Lo confirma su propia voz en un álbum cuyos mejores momentos son los que eluden el lugar común -No hay marcha atrás, No me ves, El secreto de la paz- y que naufraga, o decepciona al menos, cuando insiste en lo que ha sido su gran obsesión de la última década.
Por ejemplo, en el corte que le da el nombre a este trabajo dispara de nuevo contra su antiguo colega en Los Prisioneros con frases del tipo "no pongas cara de inocente, no eres inocente" y otras incluso más punzantes y sensibles, considerando la salud de González, como "pudiste avergonzarte y te burlaste (…) pero ya lo entenderás por la experiencia/ que todo eso regresa sin ninguna advertencia".
Quizás Narea todavía no lo tenga tan claro, pero lo realmente circular de su vida, lo que realmente se ha vuelto causa y efecto, es el desarrollo que ha tenido como músico y cantante. Digamos que más como músico, porque aunque ha mejorado en la interpretación, su voz sigue siendo lo más bajo de su propuesta.
Pero su mejorada calidad como letrista y su buen gusto musical permite encontrarse hoy con un disco arriesgado y diverso, muy resuelto en cuanto al sonido y con muchas canciones que podrían tener gran presencia en radios.
Bastante para un tipo que apenas cantó en su banda madre, que ha tenido una discreta producción discográfica para los años que lleva en esto y que hoy finalmente está encontrando las canciones que antes escribían otros. Si eso bastara para dejarlo conforme, su mejor álbum de canciones tendría hoy el escenario que merece.
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