Fiestas patrias: ¿espectáculo histórico cultural o histórico consumista?




El tránsito de las fiestas patrias hacia la modernidad, ha seguido la misma trayectoria del país hacia una sociedad de consumo globalizada, donde prima la lógica del show o espectáculo como operación de "divertimento social". Imágenes tales como (https://www.youtube.com/watch?v=W8kYqnwlKZ4) familias pintando la fachada de sus casas el primero de septiembre o comprándose ropa o zapatos nuevos, ya son costumbres pretéritas para celebrar la fiesta nacional, al igual que los juegos.  Lo que si se mantiene aún son los asados y fondas, hábitos culturales anteriores incluso a 1810,  aunque  posterior a esa fecha, tomaron un vuelo más geopolítico y de unión nacional (http://diario.latercera.com/2012/09/18/01/contenido/tendencias/16-118632-9-chilenos-aun-celebran-fiestas-patrias-adornando-sus-casas-y-con-juegos-tipicos.shtml ).

Evidencia de que vivimos en total plenitud la civilización del espectáculo, es el hecho de que en las fiestas patrias prevalecen las campañas publicitarias en gloria y majestad, tal como esta joya fílmica publicitaria que es el "Chanchito Sabrosito" de 1971 ( https://www.youtube.com/watch?v=nnY-zLlanKg ). Las campañas y las notas de prensa empujan al chileno a vivir el 18 con todo: viaje a … cambie su auto por… no se pierda el 18, créditos blandos por… o la tarjeta de crédito con las benditas cuotas infinitas; páselo bien hoy y pague en los próximos 12 meses. Recuerdo que las deudas aumentan en un 15% a lo largo de los cuatro días de fiesta ( http://www.ceret.cl/noticias/fiestas-patrias-es-la-tercera-fecha-del-ano-en-que-mas-se-viaja-la-venta-de-carne-crece-30-y-el-endeudamiento-sube-15/ ).  Si no hay difusión, no hay circo. Hemos transformado al pueblo "endieciochado" -si existe de verdad el pueblo-  en pueblo consumidor del evento 18 de septiembre, que se suma al otro gran evento nacional del consumo, aparte de la Navidad: el año nuevo.

Guy Debord lo profetizó en los 60 y Mario Vargas Llosa lo terminó de cerrar hace un par de años, cuando dijo que el  espectáculo se ha transformado en la razón de ser de la vida, el motor de la cultura y la meta de la política (también). En el argumento de todo, desde la democracia hasta la guerra -Gaza es un buen ejemplo-, desde la religión hasta una fiesta histórico cultural, como es el 18 de septiembre (http://www.letraslibres.com/revista/convivio/la-civilizacion-del-espectaculo?page=full ).

Los datos duros son abrumadores: los chilenos más vulnerables gastan más de lo que ganan durante este mes: perciben en promedio 240 mil pesos y consumen 205 mil en celebraciones, con un aguinaldo promedio entre los 50 mil y 80 mil pesos (http://www.diariopyme.cl/crisis-economica-aguinaldo-dieciochero-sera-un-25-mas-bajo-que-el-ano-pasado/prontus_diariopyme/2014-08-26/185937.html). La diferencia, a deuda. A su vez, según un estudio de Trabajando.com,  el 71% del aguinaldo se va en comprar cosas para hacer asados y compartir con las familias y amigos, un 14% de los chilenos lo ahorra, otros los destinan al gasto de vacaciones (12%) y solo un 3% en las fondas. Bueno, tampoco se trata de ser un exégeta, y los ciudadanos necesitan un respiro antes de comenzar la parte final del año.

En términos generales, el consumo crece un 15%, impulsado por las campañas estacionales de las distintas marcas, que ven una oportunidad para mejorar las ventas, particularmente en un año relativamente errático para las metas comerciales. De esta forma, los productos estrella para el evento patrio son las verduras, almuerzos y cenas, bebidas alcohólicas y tabaco, alimentos (carnes) y bebestibles no alcohólicos (http://www.24horas.cl/economia/alza-del-ipc-asusta-bolsillos-diecioheros-experto-llama-a-la-calma-1405251).

Este 18, al igual que todos los eventos recreados desde la rutina publicitaria, será dominado una vez más por el esquema del espectáculo-evento, la idea de que lo único importante es la adhesión de la multitud. De que la razón se mide por la capacidad de penetración de cualquier producto o show en el mercado de las fiestas patrias, bajo la errada premisa de que sólo lo popular es bueno, cuando esto ya quedó como pieza de museo arqueológico hace rato ya.

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