Hamas, cuando la bandera verde flamea
Hamas, hoy, más que nunca, presente en la palestra pública.
No solo porque hemos visto algunas banderas verdes, propias a dicha organización y a otras de corte fundamentalistas islámicas flameando en las calles de Santiago, sino que también por ser un organismo con claras características extremistas de corte religioso y que hoy gobierna Gaza. Su objetivo táctico es, según sus propias palabras "levantar la bandera de Allah en cada centímetro de Palestina", considerando a Palestina como Gaza, Cisjordania y el Estado de Israel. Su objetivo estratégico: destruir Israel.
Para conocer Hamas basta leer su carta fundacional. En su manifiesto de 36 artículos, publicado en 1988, la organización islamista palestina declara que sus miembros son musulmanes que "temen Allah y levantan la bandera de la Yijad –Guerra Santa- contra los opresores". El concepto de "opresores" es de suyo complejo por cuanto en esencia, el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas) abraza una ideología teocrática, la cual es fundamentalmente expansionista y totalitaria: la paz mundial se logrará sólo cuando el Islam se haya propagado por todo el orbe.
Hamas, en el artículo 13 de su carta fundacional establece, claramente, ser contrario a cualquier iniciativa de paz, por cuanto éstas "contradicen los principios del movimiento islámico", este es, esencialmente uno: la Yihad o el uso de la fuerza a fin de alcanzar objetivos. En este sentido, para Hamas, Palestina –concebida como un espacio territorial en el cual Israel no tiene derecho a existir-, es concebida instrumentalmente como un Waqf, es decir una "tierra sagrada", tierra que no puede ser cedida, vendida ni ocupada por otra fuerza que las árabes (Art.13). En ese sentido Hamas es contrario a cualquier negociación de paz con Israel, ya sea esta directa, o por medio de organismo internacionales. El horizonte estratégico de este organismo es la destrucción total de Israel y su reemplazo por una entidad islámica gobernada según la sharia.
En Europa diversos medios y líderes de opinión, como por ejemplo Gilles Paris, han calificado a la Carta Fundacional de Hamas no solo profundamente anti-israelí, sino que también anti-judía. Se señala, en este sentido, que los principios fundadores de Hamas bañan en un claro antisemitismo, particularmente el artículo 22 en la cual se señala que "los enemigos…acumularon abundantes e influyentes riquezas materiales. Con su dinero tomaron el control de los medios mundiales..facilitaron revoluciones..estuvieron detrás de la Revolución Francesa, la Revolución Comunista y casi todas las revoluciones…". La alusión al judaísmo es clara. Pero no solo ello. Hamas señala incluso que el sionismo dio forma a la Liga de las Naciones actual ONU. La no creencia en las negociaciones de paz, por parte de Hamas, son comprensibles: La ONU sería una entidad "sionista".
Hamas, en el preámbulo de su carta señala que "Israel existirá, y continuará existiendo, hasta que el Islam lo destruya, de la misma manera que destruyó a otros en el pasado". Para algunos, la percepción de politicidio israelí, es decir su temor a ser objeto de un exterminio como entidad política judía es plenamente justificable y comprensible. Existe una entidad, hoy asentada en Gaza, que no solo no reconoce la existencia de Israel, sino que llama, a su destrucción.
El movimiento de resistencia islámico, Hamas, es, en su esencia, teocrático-totalitario. Este busca, según su Carta Fundacional, establecer un Estado islámico, no laico y con claras tendencias xenófobas: se erige, ideológicamente, como un órgano que tiene como principal y casi única misión el rechazo al "otro", en este caso a Israel y el judaísmo. Algunos, incluso, caracterizan a Hamas como una entidad islamo-facista, cuyo objetivo final es erigir un Estado islámico totalitario, con los efectos en las libertades públicas propias a un régimen de dicha naturaleza. No obstante que Israel aparece como el objetivo estratégico, unificador y cohesionador del conjunto de la población árabe-palestina, su finalidad parece ser mayor que ello. Al plantearse el Islam como el único sistema teocrático que permitiría generar una paz duradera mundial, Hamas, junto a otros órganos de la misma naturaleza en el mundo, tienen como objetivo terminal la expansión de su religión urbi et orbis, amenazando con ello no solo al judaísmo sino que a todas las creencias religiosas, incluido el cristianismo, presente tanto en el Magreb como el Masherek.
Hoy, en el Medio Oriente, una oleada de movimientos islámicos de tipo sunitas están desplazando a la tradicional "amenaza" chiita. Tanto en Siria como en Iraq, el sunismo, en su versión más extremista, está tomando el control de vastos espacios territoriales. El autodenominado Estado Islámico de Irak y del Levante o EIIL, movimiento sunita islámico, se expande en estos momentos en Iraq y Siria. Las primeras primeras víctimas de su totalitarismo religioso han sido las poblaciones cristianas de Mosul. Estas fueron expuestas al dilema: Conversión al islam, éxodo o muerte. Eligieron el éxodo. En este sentido, el principal político cristiano en Iraq, Yonadam Kanna, señaló: "Es una limpieza étnica pero nadie lo dice claramente". El proyecto teocrático-totalitario pareciera estar tomando forma.
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