La actualidad de Manuel Bulnes




MANUEL BULNES nació en 1799, y murió un día como hoy, 18 de octubre, hace 150 años. La política y la guerra le negaron una educación acabada, pero fue siempre un lector voraz. Su vocación revolucionaria lo llevó al Regimiento de Caballería Cazadores y más tarde luchó en Cancha Rayada y Maipú. Luego volvió al sur, cooperando a la derrota final de los realistas y al exterminio del bandolerismo.

En 1829 se definió en Lircay el duelo final entre liberales y conservadores. Triunfaron estos últimos, liderados por Prieto y Portales, abriéndose así el primero de los cuatro decenios presidenciales.

En 1836 se formó la Confederación Perú-Boliviana, poderoso ente político que controlaba el mariscal boliviano Andrés de Santa Cruz y amenazaba la independencia de Chile. Después de que fracasara la primera ofensiva contra la Confederación, el gobierno dispuso que Bulnes encabezara una segunda. Tras desembarcar al norte de Lima, nuestro ejército derrotó al de la Confederación en la Portada de Guías, en Matucana y en Buin; este último combate lo decidió el teniente Colipí, hijo de un cacique mapuche amigo de Bulnes.

Con todo, en enero de 1839 nuestro ejército estaba arrinconado en Yungay por Santa Cruz, que lo superaba en número y fortificaciones.

El 20 de enero, varios batallones chilenos asaltaron el Pan de Azúcar, primer parapeto de la Confederación, y animados por la legendaria Sargento Candelaria, tomaron el cerro a la bayoneta. Más tarde, Bulnes definió la batalla, cruzando dos veces el torrente del río Ancach, que protegía a los enemigos. Su valor y sangre fría alentaron a los jinetes, que lo siguieron sin vacilar y arrollaron a los enemigos.

El regreso a Chile de Bulnes y el ejército fue apoteósico. Esto, unido a su semblante varonil y a su trato directo, le atrajeron el afecto general y la mayoría del electorado lo ungió Presidente, cargo que ejerció entre 1841 y 1851, y bajo el cual concilió las opiniones, atrajo a los más capaces y coordinó su trabajo, con el apoyo de Manuel Montt. Sus logros fueron extraordinarios. Sólo en el plano educacional, que tanto nos preocupa hoy, su gobierno superó todas las expectativas para un país pequeño y carente de recursos: fundó la Universidad de Chile (Bello), la Escuela de Artes y Oficios (única en Sudamérica), la Normal de Preceptores, la de Bellas Artes, la de Agricultura, varios liceos en Santiago y regiones y elevó el número de escuelas primarias a más de 500, entre fiscales, religiosas y municipales. La educación, dice Sol Serrano, fue el fruto de un amplio consenso entre todos los actores sociales.

Bulnes fue, en resumen, un hombre de excepción. Sus dotes militares las acreditó una y otra vez, como en Yungay donde destruyó a la Confederación Perú-Boliviana, perdiendo menos de 300 hombres. Sus dotes de estadista son evidentes, como lo comprueban los logros de su decenio. Pero, por sobre todo, destaca su espíritu de reconciliación y concordia, que se expresó por ejemplo, promoviendo la restitución de O'Higgins y San Martín, en sus grados y honores; la reincorporación de Freire y los otros militares que habían sido exonerados a raíz de la revolución conservadora de 1829; la escasa aplicación de los estados de excepción y, aunque parezca risible, el asilo que Bulnes dio en nuestro país a su antiguo adversario, el mariscal Santa Cruz.

Es lamentable que en estos mismos días, en que recordamos a Bulnes, la espada de honor que le obsequió el Estado de Chile haya sido hurtada, a plena luz del día, del Museo Histórico Nacional.

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