La Kardashian con C




No sólo ha sido una noticia histórica, una ventana de comunicación para los transgénero y una lección de respeto para la diversidad sexual; la transición del ex atleta Bruce Jenner para convertirse en Caitlyn, también ha sido manejado comunicacionalmente con maestría. Desde su sorpresiva y maravillosa portada en Vanity Fair, a su elegante e informativa entrevista televisiva con la periodista Diane Sawyer, lo que podría haber sido un festival de banalización, comentarios ignorantes y pasto seco para los tabloides, fue tratado como la historia humana que es. Si alguien tenía dudas de que Jenner hacía esto por publicidad -francamente, sería un poco extremo-, cualquier sospecha fue acallada con la impecable manera en que se eligió hacer pública la decisión, y lo sincera que se vio a Jenner compartiendo el dolor, el miedo y finalmente la felicidad de poder vivir como la mujer que es. Si Michelle Bachelet hoy está buscando a alguien para la Secom, debería llamar a los asesores de Caitlyn Jenner.

Por eso, I am Cait se siente como un producto inferior dentro de la lista anterior. Jenner decidió hacer el docureality de ocho episodios -el primero debuta este domingo en Chile, a las 23 horas por E!- con la misma productora que ha estado tras el fenómeno Kardashian, y se siente más de eso mismo, lo cual no es bienvenido en este caso. El programa trata de moverse entre la transición y nueva vida, y también hacer servicio público para los transgéneros; en el primer episodio Caitlyn visita a la familia de un adolescente que, tras la incomprensión, se suicidó. Sí, es valioso -ya que sólo en Estados Unidos lo vieron 2,7 millones de personas-, pero la mezcla queda curiosa cuando la escena viene después de ver a Jenner jugar tenis con su hermana, y asegurar bromeando que ahora entiende por qué las mujeres usan el sostén deportivo.

Además, está el factor Kardashian: mientras que el encuentro de Caitlyn con su madre y hermanas resulta difícil y por lo mismo emocionante, las apariciones de su hija Kylie y su hijastra Kim Kardashian se ven orquestadas.La primera vez que la adolescente ve a su padre convertido en mujer, no tiene nada más que decir más allá de comentar que se ve bonita y que por qué no se pone extensiones. Es bonito que muestre cómo la familia ha apoyado a Caitlyn en su cambio de vida, pero es en esas escenas de reality donde se nota más que este espacio televisivo habría sido mejor, más potente y hasta más entretenido, hecho por un equipo de periodistas, antes que por un equipo de televisión de fantasía.

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