La negación poco plausible de Putin
En la década de los 60 la CIA trabajó para que muchas de sus acciones estuvieran lo suficientemente alejadas de las esferas de poder, de manera que los líderes políticos pudieran mantener lo que llamaban "negación plausible". Esta forma de proteger a los políticos terminó siendo un problema porque les entregó demasiado poder a las agencias de seguridad nacional. Como la responsabilidad política siempre radica en los líderes elegidos (por ejemplo, Richard Nixon) la doctrina de la negación plausible fue un fracaso. Pero como se puede observar en el caso de MH17, el avión de Malaysian Airlines derribado por un misil ruso, la doctrina se sigue utilizando, y sigue fracasando.
En el caso actual, el gobierno ruso ha dado distintas explicaciones en diferentes momentos: que los responsables fueron o los ucranianos (dicen que hubo un SU-25 ucraniano en el mismo lugar), los EEUU (afirman haber detectado un satélite estadounidense sobrevolando el área), o sus aliados rebeldes (explicación que ya tratan de evitar). Los expertos, sin embargo, creen que la negación no es plausible.
No es fácil derribar un avión que vuela a 800 km/h y unos 10 km de altura. Para eso se requiere tecnología, dinero y capacidad técnica del tipo que tienen los países, no los rebeldes. En este caso se piensa que lo que se usó fue un misil tipo BAK. Estos misiles están diseñados para ser parte de un sistema sofisticado, lo que indica que aquí los rusos han cometido uno de tres actos imperdonables. O cometieron un error ellos mismos, demostrando la debilidad y poco profesionalismo de sus propios militares, o les entregaron estos misiles a rebeldes ucranianos con poco o cero entrenamiento, o han perdido el control sobre el almacenaje seguro de sus armamentos de alta tecnología.
Lo anterior es un problema para Rusia, pero tiene otros. Putin invadió Crimea para demostrar que Ucrania no debiera tomar decisiones autónomas respecto al tipo de relación que desea tener con la Unión Europea. Hoy, con el caso de MH17, la opinión pública ucraniana está más antirusa que nunca. EE.UU. va fortaleciendo cada vez más las sanciones económicas en contra de Rusia, y esta semana el Reino Unido anunció que profundizará sus medidas, pidiendo a Europa que haga lo mismo (sabemos que si no quiere pasar un invierno muy helado, Merkel le responderá con un gran 'nein'). A pesar de la posible respuesta alemana, la bolsa de Moscú ha bajado un 15% en el último mes. El sector privado ruso, que junto con las FF.AA. y las fueras se seguridad son parte de la gran alianza que mantiene a Putin en el poder, no está feliz. La OTAN, hasta poco medio perdida en una crisis existencial, ha revivido.
No son los resultados deseables de una política que supuestamente estuvo diseñada para que Rusia recupere su honor y prestigio mundial. Lo que le queda a Putin es hacerse el Chávez, viajando por América Latina comprando amigos con petro-cheques. En Cuba anunció que les perdonaría los US$32 mil millones que se debían desde la época de la Unión Soviética. En Argentina le regaló tecnología nuclear a precios muy razonables, tomando en cuenta los problemas de ese país con los bancos norteamericanos. En Brasil se creó el banco de desarrollo de los Brics con un fondo de unos US$100 millones, para contrarrestar, dice Putin, en puro estilo de guerrero frío, la influencia del Occidente. Y entremedio, como si se levantara todos los días pensando en cómo molestar a los EE.UU., pasó de sorpresa por Managua para juntarse con Ortega. Sólo le faltó invitar a cenar a Kim Jong Un.
La invasión de Crimea se dejó pasar porque al final del día Rusia estaba actuando dentro de su esfera histórica de influencia y EE.UU. había actuado con poca cautela en su apoyo a las fuerzas antirusas en Ucrania. Pero el caso de MH17 es distinto. Una vez que las negaciones no plausibles se transformen en pruebas, quedará en evidencia que Rusia ha actuado de una forma que amenaza la paz mundial y el orden del sistema internacional, que incluye el sistema de aviación civil.
Algo para pensar cada vez que nos subamos a un avión.
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