Macri al poder
El significado de las elecciones en Argentina es la llegada de Mauricio Macri al poder. Hace dos años, solo había llegado al gobierno. Pero en Argentina existe una diferencia muy clara entre el gobierno y el poder.
En las elecciones de marzo de 1973, el peronismo acuñó la fórmula "Cámpora al Gobierno, Perón al poder". Eso significaba que Héctor J. Cámpora llegaría formalmente a la presidencia de la república, pero en condiciones de extrema fragilidad. El verdadero poder residía en Perón, que manejaba los hilos desde Madrid. Y bastó una decisión del general para forzar la renuncia de Campora, tres meses después de asumir.
Lo mismo ocurrió en 2001 con Fernando De la Rua. La victoria peronista en las elecciones de medio término estableció la distinción: el presidente radical estaba en el gobierno, pero el poder estaba en manos del peronismo, liderado por el presidente del senado, Eduardo Duhalde. Dos meses después de aquellas elecciones parlamentarias, De la Rúa abandonaba el cargo a bordo de un helicóptero.
En 2015, Macri ganó ajustadamente las elecciones y llegó a la presidencia. Asumió el gobierno, pero en condiciones de extrema fragilidad. El peronismo dominaba las dos ramas del Congreso, la mayoría de las provincias y casi la totalidad del Poder Judicial, férreamente presionado por su agrupación "Justicia Legítima". A ello se sumaban los sindicatos y las fuerzas movilizadas y subvencionadas con recursos del Estado, como los piqueteros y grupos equivalentes, capaces de cortar calles y rutas, para hacer insoportable la vida en las grandes ciudades. En esas condiciones, muchos calculaban que Macri no sería capaz de cumplir su mandato constitucional de cuatro años: tenía serias posibilidades de fracasar.
Consciente de esta debilidad, el kirchnerismo se dedicó estos dos años, a deslegitimar a Macri y hacerlo fracasar. Cristina Fernandez se negó a entregarle los atributos presidenciales el día de la asunción del mando, el 10 de diciembre de 2015. Organizó actos y movilizaciones, donde sus partidarios coreaban la consigna ya tradicional: "Macri, basura, vos sos la dictadura". Y los piqueteros y militantes K reactivaron su desgastante estrategia de cortes de calles y rutas, para debilitar al gobierno e impedir la gobernabilidad.
La explotación política de la muerte de Santiago Maldonado fue parte de esta estrategia. El joven murió accidentalmente, ahogado y por hipotermia, en el río Chubut, el 1 de agosto. Pero el kirchnerismo trató de utilizar esta desgracia para su rédito político. Construyó un relato de "desaparición forzada de persona", a partir de testigos falsos. "Macri ya tiene su primer desaparecido", tituló Horacio Verbitsky, el intelectual orgánico del kirchnerismo, en el diario militante K, Pagina/12. Y los dirigentes K lanzaron furibundas campañas para culpar a Macri de este episodio en los medios, redes sociales y movilizaciones masivas. Su accionar fue tan intenso, que lograron instalar el "escándalo" en la prensa mundial. Su estrategia de comunicación fue asociar a Macri con las técnicas represivas del régimen militar; este accidente, en la lectura militante K, era la prueba de su slogan de campaña: "Macri, basura, vos sos la dictadura". Todo se derrumbó cuando el cuerpo fue encontrado, tras dos meses en el agua, y los 50 peritos que realizaron la autopsia reconocieron que el mismo no presentaba muestras de violencia; había muerto por accidente.
El kirchnerismo se atrevió a realizar estas maniobras por la debilidad de Macri. En estos dos años, los dirigentes K lo entendieron como un breve paréntesis, hasta el retorno triunfal de la "reina" Cristina. Para ellos, la ajustada derrota de 2015 se debía superar en poco tiempo, para volver a la "normalidad". En sus palabas y sus acciones, mostraban un concepto esencial: Macri era muy débil; solo estaba en el gobierno, transitoriamente; pero el poder real seguía en manos K.
Todo esto se derrumbó en las elecciones del 22 de octubre. Cambiemos, la joven fuerza política liderada por Mauricio Macri, obtuvo el 42% de los votos nacionales; sus bloques parlamentarios crecieron, tanto en diputados como en senadores. No alcanzaron la mayoría, pero en ambas cámaras, se convirtieron en la primera fuerza política nacional, por sobre el peronismo. Esta situación no se veía en el parlamento argentino desde 1966.
Además, Macri ganó en todas las provincias grandes: Buenos Aires, Santa Fe, Mendoza, Córdoba y Capital Federal. También ganó en Entre Ríos. Se impuso en el feudo de los Kirchner y los Menem: Santa Cruz y La Rioja; ganó también buena parte de la Patagonia, incluyendo Neuquen y Río Negro. Retuvo Jujuy y venció en Salta y Chaco, bastiones peronistas inexpugnables.
Por su parte, Cristina Kirchner quedó reducida a un 21% de la votación nacional; solo pudo ganar dos provincias despobladas del sur (Tierra del Fuego y Chubut, por un puñado de votos). Su flamante agrupación, Unidad Ciudadana, quedó reducida a un partido provincial del Conurbano Bonaerense, único territorio donde mantiene una cantidad de votos significativa (3,5 millones). Ella obtuvo una banca por minoría en el Senado. Pero cuando ingrese al cuerpo, tendrá apenas un bloque de 10 senadores, contra 22 del peronismo y 24 de Cambiemos. Después de gobernar con la suma del poder público durante 8 años, Cristina apenas va a liderar la tercera fuerza del Senado.
Más allá de los números, lo que viene ahora es un nuevo ciclo, con Macri efectivamente en el poder. El primer indicador va a ser la libertad de la Justicia. Tras una década amordazada y presionada por el gobierno K, y dos años de timoratas actitudes, ahora los jueces se van a sentir en libertad para activar los expedientes y poner en marcha la maquinaria judicial frente a la corrupción K. En los próximos días, el escenario político argentino se trasladará a los Tribunales, donde van a desfilar los exministros, el exvicepresidente y la expresidente Cristina, para declarar en las numerosas causas de corrupción. Como símbolo, el superministro K, Julio De Vido, al frente de la administración durante 12 años, y con dos pedidos de prisión preventiva de dos jueces diferentes, pidió hoy licencia a su banca de Diputado. No le gustaría que el próximo miércoles, la televisión filme cómo le colocan las esposas para llevarlo detenido directamente desde el Congreso.
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