Marca Trump®




TODO UN éxito. Al igual que esa línea cosmética suya promovida por sus peluqueros de imagen, ascendidos a "estilistas" tras el triunfo en las elecciones: "Trump, The Fragrance" y "Success by Trump" ("eau de toilette, spray, vaporisateur"). Aunque quién sabe si el nuevo "upgrade" del envase y contenido sirva de mucho. El olor pasado a despacho oval de la Casa Blanca, a "The Beast" (el auto presidencial blindado) y al "Air Force One" con que intentarán volver a venderlo, dudosamente despejará el aroma a perfume pirateado que aún se desprende de sus hoteles, tower, penthouses y clubes de golf. Con todo, le ha ganado a la competencia.

Y, vaya qué "alternativa" aquella. Esencia tan de gusto a bálsamo progresista desgastado, onda "sixties" con casi sesenta años a cuesta, que uno todavía la huele en los pasillos del poder y del establishment "liberal". Propio de gente que sigue creyendo que lo sabe todo y puede manejar la historia, que estarían más "adelantados" o al día, por ser más justos, globalizados, "multiculti" inclusivos, y políticamente correctos. Su base de apoyo consumista conocida, si bien con menos votos suficientes que los necesarios. Sus nietecitos apenas pescándolos, aunque ellos sientan que son igual de "cool" que sus regalones: siguen yendo a conciertos de rock (incluso los promueven, un estupendo negocio), consumen ocasionales pitos de marihuana (ídem), no los espanta el relajamiento de las costumbres y al tacho con las instituciones. Después de todo, habrían sido ellos los primeros que mostraron hacia dónde había de ir el mundo.

Claro que el mundo les ha deparado algunas sorpresas. Colapsó la URSS sin que pudieran anticiparlo, de no mucho les duró el mundo unipolar tras 1989 -el fundamentalismo islámico y China no estuvieron en sus pronósticos, tampoco el descontrol que ha venido a significar un mundo descentrado- y, ahora último, han debido asombrarse con lo que ha seguido: el que ya nadie les crea, si ni ellos se la creen. ¿Por eso la apuesta a la plata como sea que tanto provecho le han sacado los Trump de este nuevo mundo feliz, ergo Berlusconi, ergo Piñera, ergo Trump?

Los datos que arroja la elección norteamericana son dignos de nota. Los Clinton y Obamas (habemus versiones locales, como Lagos y Bachelet), incapaces de controlar la situación, no son confiables. Su supuesto relevo progresista actualizado -el discurso biempensante de izquierdas universitarias, cuyo modelo es norteamericano, o su versión más rasca en redes sociales- tampoco. En la medida que a ninguno de ellos se les estima capaz de gobernar se extreman las alternativas y se disputa la tentación populista. Pero no siempre gana la izquierda, al contrario, vence el polo atemorizado, nacional-xenófobo, resentido por los cambios. Qué sensatez, entonces, lo de la Corte Superior de Justicia del Reino Unido que en fallo reciente apuntara a que el sufragio universal no sería soberano. Hay quienes pensamos, incluso, que la soberanía reside en nadie, sin que ello signifique ser anárquico.

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