Ramazzotti: Fuerza Italia




Después de la guerra todos sabemos lo que se debe hacer, pero Viña 2016 arrancó indiscutidamente como merecía recién anoche con el show apabullante de Eros Ramazzotti. Si el festival decreta irremediablemente el final del verano criollo, merecía que la fuerza y calidad arrolladora del italiano -su categoría mundial en definitiva-, diera el puntapié del mayor evento artístico nacional. Desde el primer acorde el sonido se plasmó impecable, masivo, perfecto como reza el título de su último álbum editado el año pasado.

La voz nasal característica, sin mella, se abrió paso con algunas canciones menos conocidas pero de ritmo intenso como La sombra del gigante y Donde hay música. Tras descender al jurado y sostener un breve diálogo insólito con Luis Jara (que desató de inmediato una andanada de memes en redes sociales), Ramazzotti encajó el primer clásico de la noche, Estrella gemela, una genuina power ballad con gran trabajo coral. La estrella europea se colgó una guitarra y soleó como sabe -nivel capo-, aunque el instrumento no sonó con la nitidez necesaria. Siguió con Flor nacida ayer y sus toques precisos de soul con teclado Hammond de fondo. "Es muy difícil cantar en español", dijo al final de aquel tema, pero importaba poco y nada que su dicción a veces fuera indescifrable. A esas alturas era comentario obligado el nivel del conjunto que le acompaña, incluyendo al virtuoso entre virtuosos de la batería Thomas Pridgen, reconocido por las huestes roqueras por su ritmo bestial y enrevesado en los desaparecidos The Mars Volta.

Luego el concierto tomó rumbos más calmos con títulos como Più Che Puoi (interpretada originalmente con Cher), para enfilar en el último tercio con un listado de clásicos populares como Si bastasen un par de canciones, La aurora y Una idea especial. Por sobre esos títulos que siempre serán parte de sus antologías, llegaron los karaokes absolutos con Otra como tú, Una emoción para siempre, Cosas de la vida y La cosa más bella, canciones prácticamente imposibles de no saber de memoria, aunque el italiano no sea de gusto personal.

El paso de Eros Ramazzotti nos sacó por un rato del barrio latino de la cansina noche inaugural y nos instaló en la categoría planetaria del pop rock italiano. Desde aquella península no han inventado nada, pero con entusiasmo han perfeccionado por décadas la noble artesanía de la canción bien hecha. Ramazzotti no solo es un ejemplo de aquello, sino que sencillamente encarna a uno de los más brillantes en su oficio.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.