Saavedra nuestro Charlottesville
La semana pasada el alcalde del municipio de Saavedra, Juan Paillafil Calfulén, anunció el futuro cambio de nombre de la comuna costera de la Araucanía. Para ello -adelantó en un acto público- ordenará una serie de estudios y también una futura consulta ciudadana. Es una buena noticia para la región, especialmente si trata de un proceso legal, democrático y sobre todo participativo.
Para quienes no lo saben, el nombre del municipio rinde homenaje al general Cornelio Saavedra Rodríguez, responsable de la ocupación militar de Wallmapu y de una guerra entre el Estado chileno y los mapuches que se prolongó entre los años 1860 y 1883. Una guerra de la cual poco se habla y mucho menos enseña en las escuelas. Una guerra silenciada, oculta, una verdadera historia secreta.
Militar, político y empresario de la industria del trigo y los molinos, Saavedra es un personaje de triste recuerdo para la memoria del pueblo mapuche. Fue el gran artífice del plan de ocupación militar de la Araucanía que comenzó a ejecutar bajo el gobierno de José Joaquín Pérez. Fundador además de los primeros fuertes en tierras de antiguos caciques y lonkos. Mulchén, Collipulli, Angol y Lebu, algunos de ellos.
Pero la historia oficial lo recuerda como un "pacificador". Nada más alejado de la realidad. Dirigió diversas campañas militares que de pacíficas tuvieron bastante poco. En la última, entre 1868 y 1871, compartió el mando de la Frontera con el general José Manuel Pinto. Ambos desataron una "guerra de exterminio" contra población civil mapuche que consta en testimonios y registros de la época.
El soldado Juan Bautista Riquelme escribe el 31 de mayo de 1869 a su hermano en Mulchén:
"Después de seis días llegamos al rio Cautín que cruzamos después de tomar la bandera de guerra que los indios habían allí enarbolado. Inmediatamente los perseguimos haciendo el completo exterminio de animales y siembras de cereales. Esta guerra ha sido de exterminio; se quemaron más de mil casas y cuanto se encontraba".
Esto, créanme, escandalizó incluso en Santiago.
"En vez de guerra de soldados hemos tenido una guerra de pillaje desmoralizador", editorializó El Ferrocarril el 17 de febrero de 1869. "Hemos sido constantes enemigos de la guerra que hoy se hace a los salvajes; guerra de inhumanidad, guerra imprudente e inmoral que no da gloria a nuestras armas, provecho al Estado ni prestigio a nuestro pabellón", subrayó el principal periódico de la época.
Son los hechos. Y allí están las fuentes para quien quiera darse el tiempo de consultarlas. Pero ¿es oportuno juzgar con ojos de hoy lo que fue la vida y obra de personajes de nuestra historia como Saavedra? Por cierto que lo es. Resulta incluso saludable para una sociedad capaz de reflexionar sobre su pasado. Y es que si bien es imposible cambiar o retroceder la historia, de ella si es posible sacar valiosas lecciones.
Es un tema muy contingente. Pasa hoy día mismo en Estados Unidos, donde la decisión de retirar una estatua del general Robert E. Lee de la ciudad de Charlottesville, Virginia, ha desencadenado protestas de "supremacistas blancos" que han dado la vuelta al mundo. Violentas protestas que dejaron una persona muerta y veintena de heridos.
Robert E. Lee fue el general del ejército de los Estados Confederados (del sur) que se opusieron a la abolición de la esclavitud en la guerra civil de Estados Unidos. Su imagen es para los supremacistas blancos un emblema de aquella idea de superioridad racial sobre los negros que al parecer nunca fue derrotada del todo. Lo prueban los enfrentamientos y divisiones que persisten.
La decisión de los vecinos y autoridades de Charlottesville de cuestionar la figura de Lee es similar a lo que acontece con Cornelio Saavedra en el municipio del sur de Chile. Tal vez difiere solo en un punto; no existen en la Araucanía grupos de nacionalistas blancos como "Alt-right" o "Ku Klux Klan" que defiendan ideas racistas y de odio contra los mapuches. Al menos no que sepamos. Aquello es otra buena noticia.
Comenta
Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.