Una pista caleidoscópica
Jay K la pensó. ¿Por qué tomarse la molestia de lanzar un nuevo disco de Jamiroquai? Han pasado siete años desde Rock dust light star y casi un cuarto de siglo del debut Emergency on planet earth (1993). En todo este tiempo la banda británica se convirtió en sinónimo mundial de funk, disco y acid jazz y Jay K, el líder que simboliza al conjunto, en una estrella que encontró una sencilla y a la vez genial manera de construir imagen mediante sombreros extravagantes, y pasos de baile originales antes que acrobáticos. El vocalista de 47 años podría convertir a Jamiroquai en una aceitada máquina en vivo en travesía eterna recordando éxitos pasados, y nadie podría culparlo. Pero Jay K, lo ha dicho en entrevistas sobre este regreso, siente la necesidad de escuchar al público coreando novedades, como apuesta a la posibilidad de atraer nuevas audiencias sin perder a los fans de siempre. Esa es la principal motivación de Automaton. Un álbum con el ansia de ser moderno y clásico a la vez.
Para eso Jamiroquai trajo un arsenal de viejos sintetizadores de los 70 y los 80, programó baterías y sobre esos ritmos cuadró percusión análoga. También tomaron en cuenta el trabajo de cuerdas evitando los excesos vintage. Es muy parecido al plan de Duran Duran para refrescar su sonido en el excelente último álbum Paper gods (2015), y los resultados cosechan el mismo éxito artístico. Jamiroquai, esa banda de sonido puntilloso y músicos eximios, ha logrado reinventarse en géneros que representan fiesta y hedonismo con patrones archiconocidos. La canción que da nombre al disco sintetiza ese espíritu, un corte de electrónica bailable con sonidos del pasado pero tratados de tal manera en la mezcla que suenan absolutamente futuristas sin el manoseado toque retro, verdadera hazaña a estas alturas. Nights out in the jungle es otro de los momentos del álbum por su arrojo: bajo pastoso e irresistible para moverse, batería y percusión a tono, sintes que se suman como una cascada, la voz alternando frases cortas y líneas melódicas, campanadas que parecen derretirse, scratches y la sensación de sumergirse en un trance acid jazz. Hot property toma esos patrones de bajos sintetizados repetitivos que se convirtieron en huella dactilar de Michael Jackson en los 80, para registrar otra canción capaz de cautivar nuevos públicos. El funk más reconocible y contagioso sigue presente -Cloud 9, Superfresh, Something about you- con los retoques modernistas impuestos al álbum con resultado triunfante. Jamiroquai se tomó la molestia de un nuevo álbum y no es por cumplir, sino para seguir la fiesta con ganas en una pista caleidoscópica.
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