Por qué sí es viable el Impuesto a los Súper Ricos




Esta columna fue escrita junto a Ramón López, Integrante Equipo Económico Comando Beatriz Sánchez.

Ante declaraciones escépticas con respecto a la propuesta de un impuesto anual que grave las fortunas por encima de 5 millones de dólares aquí señalamos las razones por las que este no sólo es eficiente sino justo y perfectamente viable.

En primer lugar, este impuesto se aplica a todo tipo de  riqueza (financiera y real) en cualquier parte del mundo con consecuencias legales para aquellos que no reporten todo. Como el impuesto se aplica a toda la riqueza mundial de los residentes en Chile, para evadirlo no basta con sacar los capitales del país, tienen que hacerlo subrepticiamente vía lavado de dinero que es una práctica semi-gansteril penada por ley. Por lo tanto para esconder su riqueza tienen que mandarla a paraísos fiscales.

Ahora bien, los paraísos fiscales son cada vez más escasos y sujetos a mayores controles sobretodo con nuevas legislaciones internacionales sobre lavado de dinero. Una de estas es FATFA blacklist para países o territorios que no cooperen con las  regulaciones anti money laundry, donde los bancos e instituciones financieras están obligadas a reportar flujos de capital de envergadura. Los ex paraísos fiscales como Panamá están ahora conminados a colaborar con las autoridades de otros países y eso es lo que está haciendo.

Más aún, es fácil identificar la mayoría de las grandes fortunas personales en Chile. Ver por ejemplo el reporte trimestral de la UDD hecho en base a la SVS sobre la fortuna de los 31 grupos económicos más grandes de Chile que están plenamente identificados (alrededor de 600 personas con patrimonio estimado en US$490.000 millones). A eso hay que agregar los listados de Forbes y otras. Con un SII más alerta con las grandes fortunas se puede facilitar enormemente la recaudación efectiva desde los grupos que queremos que contribuyan más sustancialmente. Además, con la reciente ley de repatriación de capitales hay bastante información sobre algunas de las fortunas más relevantes.

Una de las pocas formas de evitar el pago es renunciando a la ciudadanía o a la residencia en Chile, pero esto tiene costos grandes para el inversionista y para ser considerados no residentes la ley actual requiere que en un periodo de 2 años la persona permanezca fuera del país, por al menos 18 meses. Esta ley se puede modificar para ampliar los requisitos para abandonar la residencia.

Se ha planteado también que se puede subdividir las grandes fortunas, pero este no es un mecanismo muy efectivo. Por ejemplo, un individuo con un patrimonio de US$1.000 millones puede subdividir su fortuna entre cinco familiares, logrando aumentar su exención de US$5 millones a US$25 millones. Es decir pagaría un impuesto de  US$19.500.000 en vez de US$19.900.000. Un ahorro no demasiado grande dada la envergadura del monto.

Ahora bien, todos los impuestos son en parte evadibles y eludibles, el impuesto a la renta tiene un 50% de evasión y el IVA 25% o más, lo que no quiere decir que los vamos a abolir. Nuestro programa asume una posible evasión de casi el 60%. Es decir, la recaudación potencial o teórica es de más de US$12.000-13.000 millones y asumimos que sólo recaudamos US$5.000-6.000 millones, lo que financia la mitad del programa.

Por otra parte, también se ha dicho que es un impuesto expropiatorio porque si se cobra 2% cada año y el patrimonio no tiene retornos, llega un momento en el que este desaparecería. Pero esta afirmación asume que el patrimonio no está invertido y por lo tanto no da retornos. Sin embargo, como los datos de Piketty indican, este valor va en aumento cada año y que éste es mayor tanto en el capital financiero como físico y humano o en los salarios, por lo tanto la desigualdad de la riqueza aumenta de manera constante.

Este impuesto también es eficiente porque induce a algunos de los súper ricos a buscar inversiones que tengan mayores tasas de retorno para financiar el impuesto patrimonial,  en lugar de refugiar sus capitales en áreas protegidas que les da resguardo a su capital pero a la vez bajos retornos. Por ejemplo en certificados de depósito o incluso cuentas corrientes en bancos extranjeros o nacionales que otorgan una tasa real de interés bajísimo o incluso negativa). Es decir, induce a los súper ricos a ser más emprendedores, lo que es beneficioso para el crecimiento económico.

Además, cabe notar que entre el 1% más rico las mujeres son escasas (entre 0 y menos de 10% de quienes pertenecen a ese grupo). Por lo tanto, este impuesto a súper-ricos es en realidad un impuesto súper hombres ricos para financiar derechos sociales, los que fundamentalmente benefician a niños, niñas y adolescentes y mujeres en la vejez.

Finalmente, los impuestos patrimoniales no son nuevos, existen en muchos países con diversos grados de éxito. Su principal problema ha sido su complejidad al establecer bastantes tramos de impuesto y en muchos casos afectando la clase media alta. Por eso, nuestra propuesta es simple y bien focalizada, una sola tasa de 2% a los patrimonios sobre los US$5 millones, solo afecta a los súper ricos. Esto facilita la fiscalización, ya que reduce el número de los contribuyentes afectos a este impuesto a unos pocos miles de ellos en lugar de cientos de miles. La concentración del impuesto en los verdaderos súper ricos disminuye la oposición a su aplicación.

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