Wayward Pines: el riesgo del misterio
Twin Peaks, la icónica serie de David Lynch y Mark Frost, no sólo introdujo un nuevo estilo narrativo en la televisión en los 90, siendo una pionera de lo que vemos hoy en pantalla chica, sino que era simplmente muy bacán. Quizás, hasta hoy, no hay nada en televisión que haya tenido una atmósfera similar de enrarecimiento, entre la estética lynchiana del pueblo americano, la introducción de escenas pesadillescas, y sobre todo, actuaciones que bordean el dramatismo de telenovela venezolana, al servicio de la trama: personajes como Leland Palmer o la mujer del tronco eran tan extraños como normales dentro de la historia, y en vez de tener un recién llegado que encontraba a todos raros, el agente Cooper se instalaba en Twin Peaks, comiendo donuts y tomando café, a añadir más curiosidad. Y bueno, era entretenida; toda la primera temporada el mundo se preguntó quién había matado a Laura Palmer.
Wayward Pines (jueves a las 22 horas por FOX) quiere a ratos ser un homenaje a Twin Peaks, una teoría del complot como Lost y, claro, una mezcla del cine de M. Night Shyamalan. El director de El sexto sentido, La Aldea y El Protegido es el productor ejecutivo y dirigió el primer episodio. Por supuesto que la idea es dar giros sopresivos a la trama y contar una historia donde nada es lo que parece.
En Wayward Pines, Matt Dillon es un agente secreto que, tras un choque de auto, se despierta en un pequeño pueblo de Idaho, donde todo parece ideal. Comienzan a suceder cosas extrañas, no se puede contactar con el exterior, con su familia, y aunque encuentra el cuerpo sin vida de un compañero de la policía, nadie parece alarmarse. La siempre grandiosa Melissa Leo es una enfermera terrorífica y Terrence Howard el sheriff malvado, Juliette Lewis la única que parece entenderlo. Dillon se da cuenta que lo están escuchando y grabando todo el tiempo; las reglas, le dicen, son no escapar, no hablar del pasado. Así que nuestro héroe no sólo debe intentar salir de ahí, sino que ver qué sucede bajo la superficie.
El problema está, volviendo a por qué Twin Peaks era grandiosa, que aquí todos los actores, algunos muy buenos, están haciendo su cara de "escondo algo". No dominan el pastiche de Lynch, y toda la historia se vuelve un poco forzada en instalar el tono perturbador. Dillon, de hecho, está totalmente perdido en el papel.
Démosle un par de puntos a la historia por atreverse a matar protagonistas en sus primeros capítulos, lo que siempre da sabor a las cosas. Pero el riesgo con Wayward pines es que después de haber confiado por años en Lost, como quien confía en un esposo que dice que se portará bien en la despedida de soltero, los espectadores no podemos llegar y entregar a una serie la fe de atar cabos sueltos. Shyamalan ha dicho que ya al quinto capítulo se explicará el misterio. Veremos si es lo suficientemente bueno para seguir viendo, porque el resto, se siente como un homenaje que quedó a medio camino.
Comenta
Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.