Política fiscal y política de salud
SEÑOR DIRECTOR:
En un reciente foro sobre presupuesto en Salud, escuchamos a la directora de Presupuestos y a especialistas del área. La discusión volvió a evidenciar un problema estructural: la distancia entre la política fiscal y la política sanitaria.
Mientras la primera busca contener el gasto público, la segunda intenta responder a las necesidades de atención de la población. Esa tensión se expresa crudamente en la red hospitalaria pública, cuyos presupuestos suelen agotarse antes de fin de año, obligando a postergar pagos o a depender de la apertura presupuestaria del año siguiente.
Se atribuye esta brecha a la supuesta ineficiencia hospitalaria. Sin embargo, buena parte de las dificultades proviene del centralismo con que se administra el sistema, que impide a los hospitales planificar y gestionar con autonomía real. Así, deben contratar servicios externos más costosos o recurrir a arriendos de equipos porque no se reponen a tiempo.
Incluso si se corrigieran estas ineficiencias, persistiría una brecha significativa entre el presupuesto asignado y el gasto real, reflejo de la distancia entre dos conversaciones: la fiscal y la sanitaria. Esa diferencia expresa la falta de una decisión estatal efectiva sobre cómo financiar la salud de una población que envejece y demanda más atención. Resolver esta brecha requiere una conversación seria y coordinada entre quienes diseñan la política fiscal y quienes conocen la realidad sanitaria del país. Difícil, pero indispensable.
Marcos Vergara Iturriaga
Director
Instituto de Neurocirugía
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