Punta Peuco: medallas personales y heridas abiertas
SEÑOR DIRECTOR:
El Presidente anunció con visible orgullo el cierre del penal Punta Peuco como quien se cuelga a sí mismo una última medalla ante un público distante de la ceremonia.
En un Chile aquejado por la delincuencia, donde las cárceles se han transformado en verdaderas universidades del crimen y donde quien ingresa como novato se retira años después como un profesional de la delincuencia, semejante puesta en escena para anunciar el aumento de apenas 32 plazas para todo el sistema penitenciario resulta un gesto vacío y egoísta, que desvía la atención desde lo urgente hacia lo simbólico..
La medida, ya carente de sentido práctico, tiene además una finalidad inquietante que el propio Presidente se encargó de subrayar: dar una última lección a hombres ancianos destinados a morir en prisión, como si aquel acto representara un triunfo nacional. Pero cabe preguntarse ¿es este realmente el “Chile unido” que queremos construir? Porque mientras las heridas del pasado no sean sanadas, los problemas del presente seguirán esperando ser vistos.
Nelson Salas S.
Abogado penalista
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