La arquitectura multifacética de Arata Isozaki gana el Premio Pritzker
El japonés de 87 años galardonado ayer con el llamado "Nobel de arquitectura" posee una obra ecléctica y cambiante.

Hay un concepto que no existe en el lenguaje occidental. Se trata del "ma", vocablo japonés que sirve para llamar el espacio entre las formas, el silencio entre las notas, el vacío entre la materia. Es una designación espacio-temporal que alimenta toda la filosofía minimalista del "menos es más" en la cultura nipona.
Al mismo tiempo es una expresión que le da más importancia a lo que pasa o hay entre las cosas, que a la cosa misma. En fin, bajo el "ma" el proceso creativo es más relevante que la obra terminada.
Para el arquitecto japonés Arata Isozaki, que ayer ganó el Premio Pritzker de Arquitectura, el "ma" lo es todo. Por lo mismo, ha dicho, sus construcciones son cambiantes. Es decir, están en continua transformación, sin adherir a estilos rígidos ni a escuelas castradoras.
Teórico prestigioso y mentor de toda una generación de arquitectos japoneses que muchas veces ganaron el Pritzker antes que él, Arata Isozaki es fiel a un sólo principio: responder a las necesidades del momento. O, mejor dicho, a lo que el "ma" le indica en determinadas circunstancias.
El premio Pritzker 2019, el más importante del mundo en la arquitectura y llamado el "Nobel" de esta disciplina, quiso distinguir ayer precisamente el eclecticismo y espíritu de cambio de Isozaki. Conocido entre sus pares como el "emperador de la arquitectura japonesa", Isozaki ha sido capaz arriesgar en las más osadas formas geométricas.
Entre las razones del jurado del premio que en el año 2016 ganó el chileno Alejandro Aravena se decía: "Poseyendo un profundo conocimiento de la historia y de la teoría de la arquitectura y al mismo tiempo abrazando la vanguardia, Arata Isozaki nunca se contentó con meramente replicar el statu quo",
Luego se hablaba de su obra: "Su búsqueda de una arquitectura significativa se refleja hasta en sus construcciones de hoy que, desafiando las categorizaciones estilísticas y en constante evolución, poseen siempre un enfoque nuevo".
Ese sentido de la novedad lo ha explicado el mismo Isozaki, que durante el bombardeo de Hiroshima y Nagasaki tenía 13 años . "Las bombas destruyeron todo y los edificios desaparecieron. Sólo quedaron escombros. Mi única posible salida era partir desde las ruinas, desde el nivel cero donde no quedaba nada", ha escrito.
Entre sus más de 100 obras construidas en todo el mundo destacan el Palau Sant Jordi (1992), diseñado para los Juegos Olímpicos de Barcelona; el Museo de Arte Contemporáneo de Los Angeles (1986); la torre del complejo cultural Art Tower Mito de Japón (1990); o la impresionante Ark Nova (2013), una sala de conciertos inflable y móvil creada junto al artista británico Anish Kapoor en el 2013 para trasladarse en las zonas afectadas por el tsunami y terremoto del 2011 en el norte de Japón.
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