Lisa Simpson, la primera Greta Thunberg

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Lisa y Greta. Ilustración: César Mejías.

Vegetariana, amante de los animales, sensible a las causas ambientales, las artes y las ciencias, la segunda hija de Homero y Marge tiene un perfil que guarda ciertos puntos en común con la activista sueca que por estos días llegó a las portadas de la prensa por sus emplazamientos a los políticos a causa del cambio climático.


No cruzó el Atlántico en un barco ecológico, pero Lisa Simpson fue capaz de otras proezas para dejar en claro su apoyo a la defensa del planeta. Vivió entre las gruesas ramas de un viejo secuoya, fue quien le sugirió al señor Burns se reinventara como una suerte de emprendedor del reciclaje cuando se declaró en bancarrota -aunque éste no fue capaz de superar su crónica búsqueda de ganancias a como de lugar- y además es una vegetariana estricta, aunque en su familia le canten que “no vive de ensalada”.

Dos años antes que los líderes mundiales adoptaran el Protocolo de Kioto (1997), que se propone reducir la emisión de gases causantes del efecto invernadero, la producción de Los Simpson decidió introducir a la segunda hija de Homero y Marge al vegetarianismo. Si bien fue en respuesta a la petición de Paul McCartney de mantenerla así, a condición de participar en el episodio, era una decisión coherente con una personalidad caracterizada por su perspicacia, la sensibilidad a temas globales, el gusto por las artes y las ciencias -que suelen ser los desplazados en la pirámide de prioridades académicas- y la resistencia a ciertas convenciones sociales.

Porque ella, tal como Greta Thunberg es de hablar con acciones. No increpó a los mandatarios del mundo en una reunión cumbre, pero intentó que los invitados a una parrillada organizada por Homero, reemplazaran las jugosas chuletas por el gazpacho. No organiza marchas en día viernes, pero alguna vez diseñó una muñeca feminista que rompía el estereotipo asociado a lo femenino -"Lisa Corazón de León", se llamó-. Por ello fue de las primeras activistas que nos presentó la televisión fuera del horario de noticias y sin presidentes escribiendo sarcásticos tuits sobre ella.

A comienzos de los 90', el tema ambiental poco a poco se hizo parte de la cultura pop. Con el muro de Berlín reducido a nostalgia para turistas, e historiadores que vociferaban el fin de la historia, una serie como Capitán Planeta -ideada por Ted Turner- presentó a un grupo de jóvenes que tomaban acciones por el medioambiente, en un lenguaje atractivo y no falto de dramatismo (a todo esto ¿alguien entendió bien de qué se trataba el poder del corazón?).

Por ello es que de cuando en cuando, la crisis causada por la polución era usado en Los Simpson como eje para la tensión dramática. Algo así como un pestilente villano sin rostro. Inolvidable es el desagrado del señor Burns cuando, en carrera para ser gobernador, se le sirve como plato principal en la casa de Homero al imposible pez de tres ojos, producto de la contaminación emitida por su planta nuclear.

Con Lisa Simpson la pasión por las causas de planeta se llevaría a un nivel diferente. Es parte de su perfil. Ella es la heroína incomprendida, la voz de la razón en la caótica familia amarilla de Springfield; es la admiradora del jazz que lee a Simone de Beauvoir; es la preadolescente muy segura de sí misma que parece tener respuestas para todo. No por nada en algún episodio le presentan un futuro posible como presidenta de los Estados Unidos, con Bart como su correspondiente hermano problemático y parrandero.

Por ello, tal como le sucede a la activista sueca, a menudo ella debe enfrentar críticas  y cuestionamientos. Sea por su tenaz interés en difundir el vegetarianismo, o por cuestiones más mundanas relacionadas con su carácter tranquilo y reservado, alejado de los gustos convencionales de los jóvenes de su edad. "De la sociedad aprendí que es mejor ponerse los audífonos", dijo en algún episodio.

Lisa también procura mantener cierta distancia con el poder. Solo accedió a colaborar con el señor Burns para recuperar su fortuna, cuando le arrancó la promesa de que debía cambiar. En otros capítulos no ha titubeado en cuestionar a maestros y autoridades. "Antes de cantar el himno nacional me gustaría decir que el futbol utiliza mal recursos que podrían servir para la educación y las artes".

Es difícil no recordar que Greta evitó sentarse con mandatarios del mundo en el encuentro Blue Leaders, instancia que promueve el cuidado del medioambiente y los océanos, entre los que se encontraba el Presidente de Chile, Sebastián Piñera.  No obstante, hay quienes le cuestionan los vínculos que permitieron financiar su viaje en yate. Lo cierto, es que cuando tuvo la chance de hablarles en la Cumbre de Acción Climática de las Naciones Unidas, fue directa: "How dare you?", fue la frase que se viralizó por la red, y seguro estará a la hora del recuento.

De alguna forma, ambas muchachas manifiestan su frustración hacia los mayores. Cuestionan los vicios de una generación anterior a la que achacan su falta de empatía hacia ciertos problemas del mundo. Sea el cuidado de los árboles y animales o el calentamiento global. En eso no transan y tienen claro a dónde apuntar. "Ya tenemos los datos y las soluciones. Lo único que hay que hacer es despertar y cambiar", afirma Greta en su libro Cambiemos el mundo (Lumen, 2019).

Por su lado, muchos años antes, Lisa en un capítulo ya lo sabía. “Hoy no va a llegar el fin del mundo, tan solo 100 años más de calentamiento global y ¡adiós!”.

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