Los Bunkers preparan lanzamientos y comentan tema por tema La velocidad de la luz

Los Bunkers. Foto: Antonio Garrido

Mientras alistan la edición remasterizada de su primer disco y el vinilo de Barrio Estación, entre otros anuncios, dos cerebros de Los Bunkers desmenuzan para Culto su último trabajo de estudio. En México, La velocidad de la luz acaba de alcanzar el disco de oro.


Son días agitados para los hermanos Mauricio y Francisco Durán. En México, donde acaban de terminar de grabar el segundo disco de su grupo Lanza Internacional, la Asociación Mexicana de Productores de Fonogramas, AMPROFON, acaba de certificar al último trabajo de estudio de Los Bunkers, La velocidad de la luz (2013), con disco de oro.

El reconocimiento se entrega en el país azteca por la venta de más de 30 mil copias.

La velocidad de la luz

Hoy, la banda que tomó por sorpresa Plaza Italia en diciembre pasado —desde un histórico concierto callejero montados sobre el acoplado de un camión—, no tiene planes de volver a reunirse. En cambio, los cerebros de Los Bunkers anuncian algunos lanzamientos venideros.

En las veredas como imaginé

“Nos juntamos después de Plaza Italia y Concepción, pero a comer”, se ríe Mauricio Durán desde su hogar en México, al otro lado de la pantalla de Zoom.

“Fue muy raro porque, desde que decidimos hacerlo, empezamos a hablar con los chiquillos (el cantante Álvaro López, el bajista Gonzalo López y el baterista Mauricio Basualto) un par de semanas antes de viajar a Chile. Y fue básicamente para ensayar qué íbamos a tocar. Después llegamos, ensayamos, lo hicimos y Mauro se volvió para Conce y cada uno volvió a sus cosas”, cuenta a su lado Francisco Durán.

Luego sigue: “No tuvimos tiempo de analizarlo y conversar, pero sí tuvimos después una junta como para hablar un poco lo que habíamos hecho y para no dejar de vernos. Para que no fuera un trámite, digamos, reflexionamos qué había significado para cada uno y todo eso”.

Los hermanos Durán, que hoy integran los grupos Lanza Internacional y Pillanes —junto a los hermanos Pablo y Felipe Ilabaca y Pedropiedra—, cuentan que con Los Bunkers planean reeditar algunos discos que “están pendientes”.

”Por ejemplo, el primero no existe en digital ni en físico, entonces lo vamos a sacar en esos formatos y en vinilo. Y por eso estamos haciendo un trabajo de remasterización de las cintas originales”, adelanta Francisco Durán en referencia al trabajo homónimo de la banda donde aparecen “El detenido”, “No sé” y “Entre mis brazos”.

“Vamos a sacar material de archivo. Se está haciendo una investigación periodística, también, para que la edición sea bonita y traiga mucha información que la gente no conoce”, dice sobre el disco publicado apenas un año después de que la banda de Concepción se instaló en Santiago de Chile.

“También vamos a reeditar el disco Barrio Estación (2008) en vinilo. Se está haciendo un trabajo sonoro importante para que quede tiqui taca”, anuncia el menor de los Durán.

“Filete”, interrumpe su hermano Mauricio Durán y despeja dudas sobre la que llegó a ser la banda chilena mejor instalada en México: “Pero así como juntarse a tocar (con Los Bunkers), no”.

Los Bunkers antes de su última presentación en Concepción.

La estación final

Publicado originalmente en mayo de 2013, La velocidad de la luz significó el regreso de Los Bunkers a su repertorio original, luego de homenajear a Silvio Rodríguez y sus canciones en Música libre (2010).

Temas densos y nuevas pulsiones musicales marcaron el último registro del grupo, en un disco trabajado a la par de los productores invitados Emmanuel del Real y Yamil Rezc, entre historias personales, letras comprometidas y guiños a Burt Bacharach, The Smiths y New Order.

Conectados con Culto vía Zoom, y premunidos de una copia en vinilo del disco, los hermanos Francisco y Mauricio Durán comentan tema por tema La velocidad de la luz.

1- “Desperdíciame”

Francisco Durán (FD): Se podría considerar desde otro ángulo, pero la letra está inspirada por un amigo. Queríamos iniciar el disco con un tema que fuera contundente y distinto a los otros inicios de disco que teníamos. En vez de un tema más taquillero, o que pueda ser single, acá quisimos empezar con una mole que fuera como un statement, que la gente se tomara su tiempo en escucharlo, que fuera algo que toma su tiempo para desarrollarse también. Y que fuera denso. El hecho de poner el tema ahí, al comienzo del disco, fue una manera de obedecer a esa declaración que queríamos hacer de: “ok, si quieres darte el tiempo de escuchar este disco, primero tienes que pasar por esto”.

Mauricio Durán (MD): Es verdad, porque a lo mejor en otra época de nuestra carrera habría sido un tema que habríamos estado tentados de poner al final. Como para que cerrara un disco.

FD: No deja de ser un reto para el oyente, en general para esos años en que aún se estaban editando discos físicos. No sé, estaba como todo mezclado. Y bueno, nos encanta. De hecho en la última gira muchas veces abríamos con ese tema. Hasta al show en vivo le imprimimos ese carácter, ¿cachai?

2- “Bailando solo”

MD: Es un tema bien bailable y fue uno de los que nos tomó más trabajo hacer. Fue uno de los que sufrió más cambios desde el momento en que lo empezamos a componer hasta lo que terminó siendo. Hasta el resultado que quedó grabado, probamos estructuras diferentes, varios arreglos distintos, la letra pasó por muchos estados diferentes, melodías distintas. Lo que teníamos claro era el concepto, la idea que teníamos y también de hacer una canción con respecto al hecho de estar bailando solo. Es curioso porque es uno de los hits de la banda, el video sobrepasó hace poco las 100 millones de visitas, y sirvió mucho al éxito de la canción. Mucha gente se identificó con el buen video que hizo Pascal Krumm.

FD: Se instaló como uno de los temas más conocidos de la banda.

MD: Se transformó en un clásico instantáneo. Parece que en Spotify es el segundo tema más escuchado de la banda, así que no deja de ser menor.

FD: Y fue de los últimos en aparecer... Sobre la composición, en este disco hubo un porcentaje de temas que se hicieron desde un iPad, otro, desde la misma sala de ensayo, probando las canciones en vivo, y hubo varias cosas que venían así como desde la casa, con teclados. El caso de “Desperdíciame”, “La estación final” y “Sur” fueron demos en iPad. Y “Si estás pensando mal de mí” lo veníamos trabajando desde la época de Barrio Estación. Nunca habíamos dado con el arreglo adecuado.

MD: “Bailando solo” y “Sábado”, por ejemplo, son temas que se trabajaron más en la sala. O la misma “La velocidad de la luz”. El iPad es una herramienta que igual sirve para hacer demos y todo, nos sirve para ir desarrollando ideas y llevarlas a la sala de ensayo.

FD: De hecho el iPad es la nueva guitarra de hoy. La mayoría de la gente crea la música así hoy en día, probablemente más que con una guitarra acústica.

MD: Es probable.

3- “Sur”

MD: Lo bonito que tiene es que, independiente de la letra, que me encanta y que tiene que ver con alguien en México viendo las noticias sobre Chile, fíjate que la melodía es muy sureña (tararea). Como que siempre me imagino incluso más al sur de Conce, como cuando andábamos de gira por Llanquihue, Puerto Montt, Puerto Varas, toda esa zona. En ese sentido, siento que la canción llegó súper bien a puerto porque no fue solo como escribir sobre el sur; la música trata lo mismo que la letra. “Bailando solo” en ese sentido también es así. La música tiene mucho que ver con la letra. Pero “Sur” tiene otro carácter. Quizá era más difícil llegar a esa conjunción música-letra. Es uno de mis temas favoritos del disco.

4- “Si estás pensando mal de mí”

FD: Gran parte de las baterías que suenan como más procesadas del disco, son parte del sello de la producción y la estética de Yamil Rezc. En este caso le vino muy bien porque esta canción la veníamos trabajamos desde varios años antes y habían surgido varias versiones. Me acuerdo que una era más rockera, al principio era más Marvin Gaye, más negra, después Motown, pero nunca nos terminó de cuajar. Y acá la retomamos y la hicimos junto con Yamil. De hecho, ¿este tema lo empezamos a grabar en su casa?

MD: Sí. Y después sobre eso la seguimos trabajando en el estudio.

FD: Tiene ese sonido más procesado y me parece que fue un buen destino para la canción. Siempre nos gustó la melodía, la letra, pero como que la vestimenta que ocupamos no nos terminaba de convencer.

5- “No!”

FD: Es uno de los temas de Álvaro (López). Fue uno de los últimos temas que entró en el disco. Porque hicimos una especie de pre-producción y Álvaro estuvo trabajando en este tema durante todo ese tiempo. Deben haber sido unas dos o tres semanas. Y me acuerdo que al último día Meme (del Real, el productor) dijo: “Esta canción ya está redonda”. Con varios temas pasó eso, lo mismo que te contamos de “Bailando solo”, que pasó por varias etapas. Con “No!”, Álvaro se la llevaba y volvía al otro día con otros cambios. Me acuerdo que fue un tema que trabajó mucho él personalmente y después con la banda en la sala de ensayo. Y que entró al final.

6- “El día en que dejaste de fingir”

FD: Tiene como un riff de teclado que también nos venía dando vueltas desde hace mucho tiempo y que lo habíamos tratado de meter (tararea).

MD: Ah… verdad.

FD: Y eso también era una idea que venía dando vueltas desde hace un tiempo, y formó parte como de distintas ideas y canciones. Hasta que finalmente terminó quedando en esto.

MD: No me acuerdo mucho de ese tema.

FD: Es guitarra acústica, guitarra eléctrica, bajo, batería y teclado. No tiene más. Era como bien en vivo.

MD: Creo que “La maldición de mi país”, que es el tema que viene después, fue el único donde se grabaron otras cosas aparte. Vino un charanguista y alguien que tocó quenas y zampoñas también, muy en la onda de Yamil. Nosotros —para que se metiera en onda— le mostramos videos de Los Jaivas en Machu Picchu o cosas así. Decía: “Está increíble porque suenan como psicodélicos. Cuando nosotros grabemos los instrumentos chilenos pongámosle delay y los paneamos y que tengan mucho efecto y todo”.

7- “La maldición de mi país”

MD: Está inspirado en las manifestaciones que hubo en Chile el 2011. En el fondo lo que quiere decir es: “¿Hasta cuándo vamos a seguir con la misma hueá?”. La parte medular es cuando la letra dice: “Una sola estrella nunca ha sido mucho/ jamás nos va a alumbrar a todos por igual”. Habla sobre la desigualdad.

FD: Lo del Gato Alquinta es un saludo a un pillán que está mirando la situación desde otra dimensión.

MD: Es como cuando uno dice... claro, es un pillán que está ahí mirando todo esto, y que...

FD: Es un espíritu en el fondo…

MD: Claro, y que él ya nos dijo cómo es esta cuestión.

FD: Lo anunció.

MD: Así es.

8- “Dicen”

MD: Es como Beach Boys en Dichato. Es una buena manera de verlo…

FD: Ese tema tiene un formato más clásico, tirado al bolero. Yo diría que tiene algo de referencia a Beach Boys, pero sobre todo a Burt Bacharach que, en alguno de nuestros discos, también hicimos ese tipo de saludo a la bandera como de esa estética. Nos gusta ese formato de canción. Y, de hecho, hasta se ocupó una afinación distinta de guitarra con posibilidades mucho más raras. Empieza con un sonido como de caja de ritmos antigua, como de una Roland TR-808, muy al estilo de las primeras grabaciones con caja de ritmos. Nos gustó mezclar eso, como la parte clásica acústica con esta parte más mecánica pero análoga.

MD: Es uno de los temas más acústicos.

FD: Aquí se nota la mano de Meme, mucha gente lo asocia como a un sonido de Café Tacvba. También creo que tiene algo de eso.

MD: Sí. De hecho, mezclar la máquina de ritmos con cosas acústicas le da un toque medio tacuvesco.

9- “Sábado”

MD: Tiene un corazón ochentero definitivamente. Y yo creo que fue hecho a propósito así. Con un tipo de estructura de canción y un tipo de escritura que no habíamos explorado en discos anteriores. Teníamos ganas de hacer algo como en ese tono, por así decirlo. En vivo funcionaba súper bien, pese a que era un lado B. Lo ocupábamos ahí para tirar la cosa para arriba.

FD: Habría sido single.

MD: Sí.

FD: Si hubiéramos seguido juntos le habríamos puesto color.

10- “La estación final”

FD: Se ocuparon muchos teclados. Juno, Prophet… una de las cosas a la que accedimos como paleta de colores en este disco, por el hecho de trabajar con Yamil, fue que él tenía muchos teclados a disposición. Entonces en este tema ocupamos teclados para todo básicamente. Para hacer el ambiente, para hacer las figuras principales, y una de las figuras principales está hecha con un teclado que es de juguete, de esos Casio antiguos que tienen un sonido cool igual. La idea es que fuera un tema completamente basado en los sintetizadores y que tuviera ese sentimiento un poco Blade Runner, Giorgio Moroder, pero con una canción de fondo que sostuviera eso.

MD: Eso.

FD: Es de mis canciones favoritas del disco y de todo el repertorio de Los Bunkers. Hasta los cambios de acorde me parecen muy inusuales. No los he escuchado en ninguna otra canción. Me gusta la sensación que produce.

MD: Es el vaticinio del final de la banda (ríe).

11- “La velocidad de la luz”

MD: Es un tema básicamente de amor que está mezclado con imágenes de las manifestaciones que hubo en Chile el 2011. Es una mezcla de las dos cosas. Una canción de amor subversivo. Te voy a contar la verdad detrás. Un poquito antes de que la compusiéramos me habían empezado a dar unas crisis de pánico. Pasé una etapa media bajona, media depre, y que me daban ataques de pánico. Cosa que ya me había dado en otros períodos de mi vida también. Me acuerdo que mi novia, que es mi novia hasta el día de hoy, me mandó una canción de la banda Death Cab for Cutie, que se llama “I will follow you into the dark”. Te seguiré hasta la oscuridad, ¿cachai? Y, entonces cuando ya salí de toda esa parte bajona, y gracias a esa canción que me gustó mucho y me encantó que me la regalaran, dije: “bueno, yo ahora le voy a escribir una canción, pero le voy a devolver la mano al revés”. Una es “yo te seguiré hasta la oscuridad” y la otra es “yo te seguiré a la velocidad de la luz”. Es como la devuelta de mano. Que fuera como lo mismo, pero con la sensación contraria: te seguiría pero de una forma más luminosa. Como las cosas ahora estaban bien, me pareció que era la forma correcta de hacerlo. Sería el cara y sello de esa canción que ella me dio.

La vida después de Los Bunkers

Si la música de Los Bunkers, el grupo que integraron los hermanos entre 1999 y 2014, suele ponerse en el mismo cajón del rock clásico de los años 60, la de Lanza Internacional, el proyecto que los mantiene musicalmente activos, tiene como referentes a las oleadas musicales que vinieron después.

Mauricio Durán lleva un tatuaje de Movement, el primer disco de New Order, en su brazo izquierdo. Lo comentamos antes de colgar la llamada por Zoom.

Mauricio Durán

“Tiene que ver con una cosa como filosófica detrás. Cuando nos separamos con Los Bunkers, dije: ‘Mira, este es el primer disco de New Order, es el inicio de ellos, de una nueva vida, para hacer otra música, empezar de nuevo. Y de hacer otra música muy buena también’. Se me hizo súper decidor que haya una vida maravillosa después de cosas maravillosas que uno haya hecho”.

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