Charles Bukowski: irreverente, procaz y ¿misógino?

Charles Bukowski nació el 16 de agosto de 1920.

Poeta y narrador, el autor de Cartero y Factotum creó una obra desinhibida e insolente que conquistó a miles de lectores. A 100 años de su nacimiento, revisamos su trayectoria y su legado, hoy cuestionado por su sesgo machista. Opinan poetas y escritores chilenos.


Volvió del hipódromo, abrió una cerveza y se sentó frente a la máquina de escribir. Era 1968. Charles Bukowski tenía 48 años, trabajaba en la oficina de Correos de Los Angeles y dudaba que algún día podría vivir de la literatura. Pero su suerte iba a cambiar. El editor de Open City, una publicación atrevida e iconoclasta, lo invitó a escribir columnas. Y aquella tarde Bukowski encontró el título y el tono que le daría celebridad: “Escritos de un viejo indecente”.

Sus columnas eran relatos ligeramente autobiográficos de los mundos que conocía: el ambiente de obreros, prostitutas, apostadores y vagabundos que rondaban las calles y los bares de los márgenes de Los Angeles. La columna fue un éxito y Bukowski escribió historias más irreverentes, violentas y sexualmente explícitas.

Eventualmente debido a ellas perdió el trabajo en correos, pero ganó lectores y fans, que comenzaron a golpear su puerta: tipos que querían beber con él, universitarios que soñaban con drogarse con Bukowski, admiradoras, incluso un médico. “Leí su columna y creo que puedo ayudarle. Yo era siquiatra”, le dijo aquél antes de que Bukowski cerrara la puerta en su cara.

Desinhibida, procaz, escrita en un estilo directo y sencillo, la obra de Bukowski conectó con una audiencia joven y liberal. Nacido el 16 de agosto de 1920 en Alemania, donde su padre servía con el ejército de ocupación estadounidense, alcohólico, insolente y con una relación violenta con las mujeres, Bukowski logró reconocimiento después de años de rechazos y una vida de precariedades y asperezas.

Hijo de un padre que solía golpearlo por el menor motivo, Bukowski tuvo una infancia desdichada. Un acné agresivo y el desafortunado tratamiento que recibió dejaron huellas en su cara y lo volvieron un adolescente solitario y arisco.

Ingresó a Los Angeles City College, y un año después se retiró. Por entonces descubrió Pregúntale al polvo, la novela autobiográfica de John Fante que relata sus aventuras y penurias en Los Angeles. Bukowski decidió entonces buscar sus propias experiencias. Comenzaba su “década de borrachera”: recorrió EEUU trabajando en oficios mal pagados, viviendo en habitaciones pobres, y refugiándose en bares miserables. Se forjaba el mito Bukowski.

Se empleó en el servicio de correos, que le aportó estabilidad mientras escribía y bebía. El alcohol, los celos y la violencia fueron problemas frecuentes en su relación con las mujeres. Inseguro y sin experiencia amorosa, su primera relación seria fue con Jane Cooney, alcohólica también y de personalidad incontrolable. De cierto modo, su infeliz relación con ella definió sus futuras relaciones. Bukowski fue violento con sus novias: a Linda King le rompió la nariz de un puñetazo.

Tras publicar en innumerables revistas, encontró un editor insospechado: John Martin, cristiano y abstemio, era un aficionado a la literatura y creó una editorial para publicar a Bukowski, Black Sparrow Press. Una vez que perdió el empleo en correos, Martin acordó pagarle 100 dólares mensuales para escribir. De este modo, publicó Cartero, su primera novela, y Factotum, que tuvieron calurosa recepción. City Lights, la editorial de Lawrence Ferlinghetti, editó Erecciones, eyaculaciones, exhibiciones, que fue un hit en los campus universitarios.

Su obra multiplicó su audiencia en Europa: encontró miles de lectores en Italia, Francia y Alemania. Bukowski fue invitado al programa literario más prestigioso de Francia, Apostrophes, del que se retiró borracho y amenazando a los invitados.

Bukowski con Bernard Pivot en el programa francés Apostrophes, en 1978.

Detrás de ese personaje, sin embargo, había un padre que adoraba a su hija Marina, nacida en 1964 de su relación con la poeta Frances Smith, de la que siempre se preocupó. A ella le dedicó estos versos: “majestuosa, mágica/ infinita,/ mi niña es/ el sol/ sobre la alfombra/ al otro lado de la puerta/ cogiendo una/ flor,¡ajá!/ un viejo,/ destruido en la batalla,/ emerge de su/silla/ y ella me mira/ y solo ve/ amor/ ¡ajá!,/ y me reconcilio/ con el mundo/ y respondo con amor/ simplemente/como/ estaba/ previsto”.

Cuestionado hoy por los sesgos machistas de su obra, el autor fallecido en 1994 dejó poemas que revelan una fina sensibilidad tras la coraza con que se cubrió, como el pájaro azul: “hay un pájaro azul dentro de mi corazón que/ quiere salir/ pero soy duro con él,/ le digo quédate ahí dentro, no voy a/ dejar que nadie/ te vea./ y él canta un poquito/ ahí dentro, no lo he dejado/ morir del todo/ y dormimos juntos/ así/ con nuestro/ pacto secreto/ y es tan tierno como/ para hacer llorar/ a un hombre, pero yo no/ lloro,/ ¿lloras tú?”.

Claudio Bertoni, poeta: “Hoy me gusta tanto como la primera vez”

El autor de Ni yo tradujo un volumen de poesía de Bukowski, titulado Ebrio inmortal y otros poemas. Por email dice: “conocí (leí) a Bukowski por primera vez en devon inglaterra donde publicaba mi “cansador intrabajable” 1973 en la beau geste press / cuentos casi no he leído y un par de novelas creo / para mí es sobre todo un poeta y hoy día me gusta (su poesía) tanto como me encantó la primera vez que lo leí en inglaterra / (me gustaría corregir un par de poemas en el libro que Sergio (parra) me pidió traducir hace ya demasiados años)”.

Teresa Calderón, poeta: “Un gran escritor”

“Lo considero un gran escritor. Creo que es muy importante leer las obras en su contexto de época y sobre todo, desprejuiciadamente. Pedimos respeto, respetemos.

“La literatura no es machista ni feminista. Si leyeran lo que dice Cervantes a través de su Quijote acerca de algunos tópicos que están sobre la mesa de este siglo, creo que sería denostado también”.

Sergio Parra, poeta y librero: “Marcó a una generación”

“Hubo una década en que leímos a Bukowski. Desde el 84, circulaba de mano en mano, en toda la movida under, éramos un grupo de hombres y mujeres bukowskianos. Para nosotros Bukowski representaba a los perdedores, los bares, lo callejero. Nosotros entonces éramos perdedores, desencantados, y sentíamos complicidad con él. Su lenguaje directo, irreverente, se parecía a Parra, pero Parra estaba en la ecología y Bukowski quería irse al hipódromo. No sé cómo se lea ahora, pero entonces representaba la vitalidad. Marcó a una generación”.

Claudia Apablaza, escritora y editora: “La escritura más misógina”

“Entre mis 17 y 20 años leí mucho a Bukowski. Creo que leí todas sus novelas, entre ellas, Factótum, Mujeres, Hollywood, Pulp, también sus colecciones de cuentos, Escritos de un viejo indecente, Erecciones, exhibiciones...; Hijo de Satanás, etc. Lo leí casi compulsivamente. También toda su poesía. Creo que fue importante en mi formación como feminista. Después de leer a Bukowski y a John Fante, me di cuenta de algo así como ‘algo me huele mal’. Dejé de leerlo de un día para otro, incluso comencé a odiarlo y desde esos años que no he vuelto a releer nada de él. También dejé de leer por un buen rato a hombres. Me volqué a leer a mujeres, sobre todo a Simone de Beauvoir, Virginia Woolf, Katherine Mansfield y Marguerite Duras. Entonces, creo que si lo miro con distancia, creo que fue importante conocer y leer la escritura más misógina de todas, más violenta, para luego alejarme de ella, detestarla y criticarla con propiedad”.

Thomas Harris, poeta: “Es un transgresor como Rimbaud”

“Bukowski es para mí uno de los escritores fundamentales, le cabe el adjetivo ”maldito”; para mí es un transgresor, necesario, como Rimbaud, como Genet, como Kerouac, como Lowry, con talento: borracho y sutil, a la vez, tal vez ahora lo vean como un misógino, pero es un escritor admirable, que siempre dijo su verdad. Su narrativa es notable, y su poesía delicada, sutil y bella. Para mí Bukowski es uno de los mejores poetas y narradores, digan lo que digan. Lo admiro, y lo envidio. Qué más podría decir de un hombre que vivió como escribió”.

Cartero, protagonizada por el alter ego de Bukowski, Hank Chinaski.
Factotum, la segunda novela de Bukowski.

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