Dune, la ambiciosa película de Alejandro Jodorowsky que jamás filmó

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El documental Jodorowsky's Dune cuenta por qué la adaptación de la novela de Frank Herbert, que pretendía ser la más grande película de ciencia-ficción de todos los tiempos, fue abortada por Hollywood. El monumental proyecto del chileno, a pesar de que no pasó la etapa de pre-producción, fue suficiente para inspirar a la saga Star Wars y otros clásicos del género.


Venía de filmar una película que además fue financiada por John Lennon. La montaña sagrada de Alejandro Jodorowsky gozó de buena recepción en el circuito de cine arte de 1973, y llegó a ser exhibida en el MoMA y Cannes.

Era, por así decirlo, el mejor momento del psicomago chileno, el punto exacto para ir tras algo más grande.

"Hace doce años que Alejandro Jodorowsky, con su suéter negro manchado y su melena, desapareció de Santiago y se transformó en leyenda. En el ambiente artístico y bohemio eran conocidas su imaginación desatada, su rebeldía ante todas las formas artísticas para encontrar una propia y su actitud de iconoclasta profesional", escribió José Donoso en 1965.

Precisamente la soltura del cine de Jodorowsky le valió la confianza y el financiamiento del productor Michel Seydoux, quien en 1974 le ofreció producir una nueva película de su autoría.

En ese punto comienza Jodorowsky's Dune, el documental que muestra el ascenso y la caída del proyecto de filmar Dune, la novela del escritor Frank Herbert, una película tan ambiciosa que debió ser congelada por financiamiento.

"Gracias al éxito de El Topo tuve un millón de dólares para hacer La montaña sagrada en 1973. Hice lo que quise. No tuve un productor ni un crítico. Hice lo que quise y fue un éxito… entonces mi ambición aumentó", dice Alejandro Jodorowsky en el documental.

La cinta de 12 horas de duración contaría, entre otros personajes, con la presencia del pintor surrealista Salvador Dalí, el cineasta Orson Welles y el cantante Mick Jagger.

Era, a todas luces, el proyecto más grande y ambicioso del chileno, con un costo de 15 millones de dólares.

Un filme que contó con los dibujos de gente que en ese momento era ajena a la industria del cine, pero que terminó reclutada en películas que se transformaron en clásicos del género: H. R. Giger, Moebius y Chris Foss, quienes fueron reunidos en un enorme texto con el storyboard de la trama y los diseños de naves, trajes y edificios.

Alrededor de tres mil dibujos, además de descripciones de tomas y posiciones de cámara que, en el caso de Giger, llegaría a la creación de Alien, Batman forever y Prometheus, o de Moebius, que participó en El quinto elemento, Blade Runner y Tron.

Una película que, según dice su director en Jodorowsky's Dune, pretendía recrear la experiencia del ácido lisérgico en la pantalla grande.

No por nada la música estaría a cargo de la banda inglesa Pink Floyd.

Dune, en manos de Jodorowsky, llevaría efectos especiales imposibles, delirios épicos y una experiencia visual única a comienzos de los 70, varios años antes de que George Lucas diera la partida a su saga Star Wars.

"Para mí, Dune iba a ser como la llegada de un dios", dice Jodorowsky en el documental dirigido por Frank Pavich.

"Quería hacer algo sagrado, libre, con una nueva perspectiva. Algo que expandiera la mente", agrega.

Además de la serie de artistas contemplados en el casting, Dune contaba con el guión literario de Jodorowsky, que detalla cada interacción entre los personajes y la adaptación de la historia de Dune.

En lo técnico, el psicomago salió a buscar a Douglas Trumbull, genio de los efectos especiales de 2001: A Space Odyssey, quien accedió a reunirse con Jodorowsky.

Trumbull era un pez gordo del negocio cinematográfico. Era el mejor en su área y no dejó de reafirmar su experiencia y la necesidad de tener el control creativo de los efectos especiales, tal como Kubrick se lo había permitido.

"Mientras estábamos hablando contestó cuarenta veces el teléfono y hablaba con mucha vanidad", dice Jodorowsky en el documental.

"Era un gran técnico, pero no era la persona espiritual que buscaba. No tenía nada que ver en la creación de una película sobre un profeta. Él haría un film técnico. Le dije: 'No puedo trabajar contigo' y salimos", rememora el cineasta.

La historia avanza con el chileno caminando por una calle de Hollywood, hasta toparse con un pequeño cine donde daban Dark star, la película de ciencia ficción con que conoció el trabajo del efectista Dan O'Bannon.

Además de dirigir cintas como Valhalla Rising y Drive, Nicolas Winding Refn es el único espectador conocido de la Dune de Jodorowsky.

Una noche, luego de cenar en casa del tarotista, Jodorowsky le preguntó si quería ver la película.

El cineasta pensó que vería algún rollo de pruebas, pero no. Alejandro Jodorowsky abrió el libro y comenzó a narrar la epopeya completa.

"La película era espectacular", dice Winding Refn en el documental.

"¿Qué hubiera pasado si el primer film de esa naturaleza hubiera sido Dune y no Star Wars? Hubiera cambiado toda la estructura de los blockbusters de gran presupuesto. Estaba construido para ser el mayor logro en ciencia ficción y, finalmente, se evaporó en un millón de pequeñas partes de espacio negro", agrega.

Entre las entrevistas interesantes, Gary Kurtz, el productor de Star Wars y mano derecha de George Lucas, se lamenta lo que pudo ser la película de Jodorowsky.

Resulta que Star Wars bebe de los bocetos de Dune las secuencias de peleas con espada, además de la pelota robótica con la que Luke Skywalker entrenaba para mejorar el manejo de su sable láser creada por Moebius.

En su investigación, el director de Jodorowsky's Dune dice que la historia de la película que inspiró a Star Wars lo intrigó por muchas razones.

"Cada día, un sinnúmero de proyectos cinematográficos se marchita y muere antes de tiempo. Por lo general, todo lo que queda son algunos borradores de guión y tal vez una lista de deseos de los actores. Rara vez se encuentra un proyecto que estaba muy cerca de ser realizado", dice Pavich.

Según el director, "la historia de Jodorowsky y su Dune es un viaje fascinante a través de la creatividad y la imaginación. Un relato sobre la búsqueda incesante de un sueño y la necesidad del arte".

“No es la historia de un fracaso”, explica Pavich. “De hecho, es justo lo contrario: es la historia de un artista que convierte ese potencial negativo en un gran éxito, y se mueve hacia adelante con una evolución constante de ideas, hasta bien entrados los años 80. Esta es una película sobre una ambición única: la de cambiar el mundo a través del arte”.

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