Columna de Daniela Lagos: Patria, la guerra después de la guerra

Aquí se cuenta una historia íntima, una versión a escala humana de un conflicto que por décadas se vio en los noticieros: los atentados y asesinatos perpetrados por ETA en España, las protestas de los independentistas y sus reclamos de torturas y condenas sin juicio.


Todo empieza bajo una lluvia torrencial, en una escena de calles vacías, en 1990. Tres personas están sentadas en un auto sin hablar. Uno de los que está adelante carga una pistola. En un departamento, un hombre con cara apesadumbrada se levanta de su cama, toma café directo de la cafetera y sale. Antes mira a su mujer y le dice “hasta la noche”. La cámara se queda con ella por todos los segundos que pasan hasta que se escuchan tres disparos. La mujer se para, mira por la ventana, ve a su marido tirado en la calle y corre. Grita pidiendo ayuda, no se ve a nadie más.

A fines de septiembre HBO y HBO Go estrenaron Patria, serie basada en la novela del mismo nombre que en 2016 publicó Fernando Aramburu, convirtiéndose en un éxito de ventas, crítica y premios. Aquí se cuenta una historia íntima, una versión a escala humana de un conflicto que por décadas se vio en los noticieros: los atentados y asesinatos perpetrados por ETA en España, las protestas de los independentistas y sus reclamos de torturas y condenas sin juicio.

En Patria esto se ve a través de las historias de dos familias, y más específicamente dos mujeres. Una de ellas es Bitorri (Elena Irureta), la viuda del hombre asesinado al inicio de la serie. Tras los créditos iniciales vuelve a aparecer ella, ahora en 2011, hablándole a la tumba de su marido. “ETA ha decidido dejar de matar”, le informa, y ella también ha tomado una decisión: con este cese de armas, volverá a su pueblo para saber al fin quién lo mató. Y vuelve. A un pueblo pequeño, en el corazón de la lucha separatista, donde todos la conocen y murmuran a su paso. En general no son susurros amables o compasivos, ya que ahí el drama que se vive no es el de ella, sino el de los hijos encarcelados por el estado. Y Bitorri está volviendo para remover heridas y hacer preguntas incómodas.

La madre de uno de esos jóvenes encarcelados es Miren (Ane Gabarain), quien ve con rabia y desconfianza el regreso de la viuda.

Ellas son las protagonistas de una historia que viaja entre épocas para mostrar a estas examigas cuyas vidas tomaron rumbos tan distintos debido a decisiones que realmente no fueron tomadas por ellas, sino que les tocaron. Ambos rumbos son trágicos, solitarios, llenos de preguntas y de reclamos. En sus primeros episodios, Patria presenta esta historia que se desarrollará en ocho capítulos y muestra una historia íntima y desgarradora, de vidas quebradas y confianzas rotas para siempre.

Una serie respetuosa, calmada y muy bien actuada, que no le hace el quite a las preguntas difíciles y que pone la mira en las personas. Historias particulares de un puñado de los miles de españoles que tienen la vida marcada por una época negra.

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