Erotismo, amor y revolución: Camila Moreno adelanta su cuarto disco con show y nuevo single

Este 2 de abril la artista abre un ciclo de conciertos online de compositoras nacionales, donde presentará a sus nuevos músicos y repasará los adelantos de su próximo LP, incluyendo un cuarto sencillo que lanza esta semana. "Es mucho más electrónico que cualquier cosa que haya hecho antes", adelanta la solista, quien en conversación con Culto habla de feminismo cyborg, desamparo cultural y de su distancia con las redes sociales tras un criticado posteo.


¿Puede una historia de romance y ciencia ficción ambientada en un futuro post apocalíptico en el siglo XXIII, protagonizada por una mujer cyborg y una mujer mapuche y mutante, dialogar con las problemáticas del Chile de hoy? Camila Moreno está demostrando que sí.

“Este disco tiene que ver con el erotismo, con el amor y con la revolución”, sintetiza sobre su próxima producción, que lanzará a mediados de este año pero de la que ya se conocen algunos adelantos, como “Quememos el reino” , “Hombre”, “Cerca”. Partes de un rompecabezas que completarán una historia ficticia -alimentada tanto por los cómics y el Manifiesto Cyborg de Donna J. Haraway como por la contingencia- que sumará esta semana otra pieza: “Hice a mi amor llorar”, la balada del álbum y el tema más orgánico de un trabajo que la artista define como el más electrónico de su carrera.

Para seguir completando el puzzle, la cantautora abrirá el próximo viernes 2 de abril (21.00 horas, entradas a $5.000) el ciclo de compositoras de Matucana 100, una serie de conciertos online con formato full banda y registrados especialmente para la ocasión con altos estándares tecnológicos y escénicos, donde Moreno no sólo presentará en vivo todos los adelantos de su cuarto disco -además de sus éxitos anteriores- sino que además presentará en sociedad a su nuevo grupo, que incluye Nicolás Ramírez en la batería (Javiera Mena, Denver), a Hakanna en samples y guitarra eléctrica y en el bajo a Bárbara PDA (El Cómodo silencio de los que hablan poco, Velódromo).

“Es un concierto que está planteado como un show como si hubiese gente ahí, con full banda y con todos los elementos que ofrecemos, distintos momentos, distintas escenas. Es súper largo, de poco más de una hora, tiene varias canciones de distintos discos. Todas las canciones nuevas también estarán”, adelanta.

Y sobre su nuevo grupo, comenta: “Son puros cabros jóvenes que recluté por las ganas que tenía de tocar con gente de otra generación. Y también por las ganas de tocar con gente que tuviera ganas de disfrutar esta nueva etapa”.

¿Hacia dónde apunta esta nueva etapa?

Son distintas cosas. Yo venía tocando con la misma gente hace 12 años y hubo un cierre de esa etapa con un Caupolicán en 2018,que fue nuestro clímax y nuestra despedida. Cada uno quería hacer cosas distintas. Iván (González) está produciendo este disco, por más que ya no toque conmigo en vivo sigue siendo mi brazo derecho en el proyecto y creativamente también.

Tiene que ver con la energía escénica y las ganas de cambiar de aire. Pero sigo colaborando con el equipo antiguo, de otras maneras. Cada disco que he hecho ha sido distinto al anterior. Panal fue súper distinto a Almismotiempo, Mala madre fue distinto a Panal. Obviamente soy yo, hay una continuidad que tiene que ver con el carácter, la voz, con la atmósfera, pero en este disco hay mucha más experimentación electrónica, es mucho más electrónico que cualquier cosa que haya hecho antes. Y tiene mucho más referencias al pop y a la música urbana, todo desde una perspectiva bien oscura.

Pese a ser una historia de ciencia ficción, las canciones que has presentado del nuevo disco dialogan bastante con el presente. Parecen urgentes, contingentes.

Todo este disco lo empecé a realizar, a producir y a crear antes del estallido social. Empecé a producir este disco en marzo de 2019 y desde allí que lo tengo trabajando. Y hay ciertas cosas que han pasado que han coincicido. Quememos el reino, que es una arenga para salir a terminar con el patriarcado, es algo que no se atañe solo a este momento histórico, es algo que nos viene pasando desde siempre. Sí hay una influencia del movimiento feminista en mí, porque es algo que se aprende diariamente, el darse cuenta de cómo operamos como sociedad, de cómo se ordenan las cosas en términos de relaciones. Así fui entendiendo cosas que tienen que ver con el feminismo cyborg, con el manifiesto cyborg. Y esa inspiración está en los cómics, en Donna Haraway, eso está permeado en la historia que estoy haciendo, pero obviamente la realidad de este plano concreto, también.

“Nunca recibí una mala onda de alguien en carne y hueso”

“Inventarse la vida ha sido súper desafiante y si hay algo positivo es eso, que esto te obliga a reinventarte y a ser creativa en tiempos donde tienes que sobrevivir”, dice la solista sobre el presente de los artistas y de su propio proceso, con un regreso a la actividad marcado por la pandemia.

Pasado un año de pandemia, ¿has visto avances o con algo de optimismo lo que puede llegar a ser el resto de 2021 para los artistas chilenos?

Pucha la verdad es que no, con respecto a las autoridades ningún optimismo. Hay un desamparo, un abandono total de las autoridades hacia la cultura. La pandemia evidenció en todos los ámbitos lo poco que le importa al gobierno la gente, en general. Y eso lo podemos sentir en distintas áreas de la vida. Como se exacerba todo, con la pandemia nos damos cuenta que estamos en un país donde a las autoridades no le importa esa área y lo ven como un agregado, como un entretenimiento, como algo menor en la vida de las personas. Y ahí te das cuenta que hay mucha pobreza del alma. Porque la cultura es calidad de vida, es empatía, es emocionalidad, es conexión, es espiritualidad. Cuando vives en un mundo demasiado materialista, racional, la gente se empieza a deprimir y es muy difícil conectar si no están esas áreas nutridas. Mucha gente muy deprimida, un país muy ofuscado con justa razón. Pero lo que queda es la solidaridad entre nosotros, esa es la consigna del estallido social. Las personas son las que se levantan entre sí y colaboran entre sí. Esa unidad y colaboratividad es lo que no podemos perder, es la única manera de salvarse.

Algo de esto planteaste en un posteo en redes sociales tiempo atrás, aunque fue bastante incomprendido, criticado incluso.

Yo también me expresé mal y usé términos que ni siquiera conocía. Pero la idea de fondo la expliqué después. Fue algo visceral y una opinión mal expresada, que luego expresé mejor. Pero no es más que eso, una opinión.

¿Esa distancia que mencionas se expresa también en las redes sociales?

Sí, pero esa es solo una dimensión. La de las redes sociales es una dimensión pequeña y hay que recordar que tiene que ver con que es una dimensión de vomitadero público, y si le otorgas más importancia que eso estás perdido, sobre todo si estás haciendo arte o estás trabajando con las emociones. No te puedes tomar tan en serio la cuestión. Yo en mis 15 años de carrera nunca, nunca, recibí una mala onda de alguien en carne y hueso, mirándome a los ojos. Para que veas dónde pesan las palabras y las intenciones de la gente. Las redes sociales son algo muy fatuo, del momento. Son otras cosas las que operan ahí.

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