Los tormentosos días de Val Kilmer en el traje de Batman

Val Kilmer en Batman eternamente. Foto: ©Warner Bros/Courtesy Everett Collection

Luego de actuar en The Doors y Tombstone, el intérprete se ganó la oportunidad de encarnar al superhéroe en Batman Eternamente, en la que Michael Keaton rechazó participar. Si en la trama el personaje se enfrentó a Dos Caras y El Acertijo, en el rodaje la pesadilla del actor fue el traje que han usado desde Adam West hasta Robert Pattinson. “Casi no puedes moverte y tienen que ayudarte a pararte y sentarte. Y no se oye nada. Y después de un tiempo, dejan de hablarte. Es muy solitario”, relata la estrella en Val, el devastador documental que repasa su vida y su carrera.


El Jim Morrison que Val Kilmer interpretó en la película de 1991 de Oliver Stone pasará a la posteridad como su gran personaje de inspiración histórica. También, como una de las omisiones más insólitas de los principales premios de Hollywood de comienzos de los 90.

Pero no fue ese rol en específico el que lo catapultaría para convertirse en Batman durante esa década. El director Joel Schumacher quedó encantado con la versión del forajido Doc Holliday que encarnó en Tombstone (1993), el western en que era comparsa del Wyatt Earp al que dio vida Kurt Russell. “Es una cinta estupenda y Val realizó una actuación con la que realmente se robó la película”, recordó el cineasta estadounidense en 2015.

Ese filme se estrenó en diciembre de 1993 en las salas norteamericanas y nueve meses después el actor de Top Gun estaba en el rodaje de Batman eternamente. Una superproducción a la que se incorporó gracias el respaldo que le otorgó el director, pero para la que –tal como ocurrió con Schumacher– no estaba considerado inicialmente. Warner Bros. deseaba que el personaje fuera interpretado por tercera vez por Michael Keaton, así como buscó que Tim Burton continuara a la cabeza de la franquicia y realizara una cinta más luminosa que Batman regresa (1992), notablemente menos exitosa en taquilla que la primera parte de 1989.

El realizador de Beetlejuice se negó y llegó a un acuerdo amistoso con el estudio para seguir ligado a la saga únicamente como productor ejecutivo. Y la estrella finalmente dio un pasado al costado, en desacuerdo con la historia que le propusieron. “Traté de ser paciente, pero después de cierto punto, pensé, no puedo soportar más esto, va a ser horrible”, señaló a The Guardian hace unos años. Por cierto, no fue el último contratiempo que sufriría la película: Robin Williams era la primera opción para encarnar a El Acertijo, pero no hubo entendimiento y el rol terminó en las manos de Jim Carrey.

Complicaciones de la producción aparte, Kilmer comenzó las filmaciones con 34 años y un presente sólido y un futuro enormemente promisorio. Asumir el papel del Hombre Murciélago le permitía cumplir el sueño de todo fanático del personaje y ponerse a la cabeza de su producción más comercial hasta ese momento, tras conceder actuaciones que habían seducido al público y a los especialistas. Pero durante la realización del blockbuster casi nada salió según lo esperado.

En la trama de la película, El Acertijo se enfrentó a Bruce Wayne y Dos Caras (Tommy Lee Jones) entró en conflicto con Batman. En el rodaje, la principal pesadilla del actor fue el traje que –con diferentes tecnologías– han usado desde Adam West en la televisión hasta Robert Pattinson en la cinta que viene en 2022.

Así lo explica el intérprete en su devastador documental Val, recientemente estrenado en el Festival de Cannes y en Amazon Prime Video: “Todo el entusiasmo infantil que tenía fue destrozado por la realidad del batitraje. Casi no puedes moverte y tienen que ayudarte a pararte y sentarte. Y no se oye nada. Y después de un tiempo, dejan de hablarte. Es muy solitario. Fue una lucha poder actuar más allá del traje”.

Para un actor de método –acostumbraba a nunca salir del personaje, ni siquiera cuando las cámaras estaban apagadas– esa incomodidad fue devastadora. Tampoco ayudó el acartonado estilo de interpretación que el guión y la dirección de Schumacher le exigían, que en su filme califica como propio del mundo de las teleseries. “Creo que lo que yo hacía no cambiaba nada”, señala. “Era frustrante hasta que me di cuenta de que mi papel en la película era aparecer y pararme donde me decían”. Y más tarde, participar con la mejor cara en la gira de prensa y en la avant premiere, como se aprecia en el documental.

Batman eternamente fue la cinta número uno en las salas de Estados Unidos durante ese año y la tercera más taquillera en el mundo, consiguiendo una recaudación más sólida que Batman regresa (1992). El estudio estaba feliz pese a las críticas tibias y la lógica indicaba que los principales involucrados debían volver para realizar una nueva secuela. En efecto, para filmar la catastrófica Batman y Robin (1997) retornaron tanto Schumacher como Chris O’Donnell, el recién introducido Robin, así como también Michael Gough y Pat Hingle, los actores detrás de Alfred y Gordon desde las películas de Tim Burton.

Sin embargo, Val Kilmer optó por mantenerse al margen. Después de aceptar interpretar al superhéroe por primera vez sin siquiera leer el guión, el actor no quiso regresar a Ciudad Gótica, prefiriendo iniciar el rodaje de El Santo (1997), que le daría éxito comercial pero comentarios fríos. El actor se inclinó por cerrar inmediatamente el capítulo que acababa de abrir como el Hombre Murciélago. Y concluir sin mirar atrás uno de los mayores sinsabores de una trayectoria colmada de traspiés y reveses trágicos.

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