Angélica Gorodischer, el interés en lo que no se puede decir

Fallecida este sábado a los 93 años, la autora trasandina tuvo una destacada trayectoria como narradora, donde sobre todo puso en foco en el género de la ciencia ficción. Además, fue una destacada feminista.


Poco tiempo antes, quizás sintiendo la sombra fría de la muerte encima, escribió y publicó una carta abierta en el diario La Capital de Rosario, la ciudad del río Paraná donde residía. “No quiero morir en terapia ni en un sanatorio. Espero hacerlo en mi cama, tranquila, con alguien que me agarre de la mano. Tampoco quiero un velorio, y sí ser enterrada en un cementerio jardín, con flores, en un cajón ordinario, que se pudra pronto”. Y para su fortuna así fue.

El pasado sábado 5 de febrero, la escritora argentina Angélica Beatriz del Rosario Arcal de Gorodischer, más conocida simplemente como Angélica Gorodischer, dejó de existir con sus jóvenes 93 años. Se trató de una de las autoras relevantes de las letras de su país.

Su interés en la lectura partió desde la infancia. Ya con siete estaba adentrada en la biblioteca y devoraba Las minas del Rey Salomón. Ahí le picó el bichito por la escritura. “Sacaba un libro y leía. A veces no entendía, pero no me importaba nada. La cuestión casi de aventura, era leer, descifrar lo que había en ese libro. La cuestión era adueñarse del mundo”, dijo en una entrevista años después.

“La vida real no me interesa”

En su trayectoria, que contó más de una veintena de publicaciones, vio sobre todo libros del género de ciencia ficción. “La ciencia ficción te deja una marca muy fuerte. Yo siempre digo: ‘A mí la vida real no me interesa. Hay autores y autoras que con la vida real han hecho maravillas. A mí no me sale porque la vida real no me interesa’. ¿Y a usted qué le interesa?, me dicen. Me interesa lo inexplicable, lo inefable, lo que no se puede decir”, señalaba en 2015.

Una vista a sus referencias deja claro el panorama: Jorge Luis Borges, Honoré de Balzac, Ray Bradbury, Philip K. Dick, Isaac Asimov, Julio Verne, y sobre Ursula K. Leguin. Pero también nombres como Virginia Woolf, y las hermanas Silvina y Victoria Ocampo.

“La receta para escribir un libro es contar cosas que no le pasaron nunca a la gente, que no existieron jamás”, afirmó en 2017. Lo suyo era menos lo referencial que lo distópico. “Escribí ciencia ficción como forma de investigar realidades alternativas. Acá no podemos escribir sólo sobre imperios galácticos así que también hicimos juegos con el tiempo e investigamos las genealogías arborescentes, ésas que en definitiva indagan los lugares de los cuales venimos”, dijo en una entrevista a Clarín en 2016.

De esta forma, entre sus títulos más notables tenemos Trafalgar (1979), Kalpa Imperial (1983), Mala noche y parir hembra (2000), Coro (2017), aunque también relatos algo más realistas como Historia de mi madre (2004). En su tiempo, fue publicada en editoriales pequeñas, pero a contar de 1996 sus libros vieron la luz a través del prestigioso sello Emecé, del grupo Planeta.

Su obra fue traducida al inglés, alemán y francés. En el primer idioma, destaca sobre todo la traducción que la mismísima Ursula K. Leguin hizo de Kalpa Imperial, en 2003.

Kalpa Imperial es un texto de enorme riqueza y complejidad, contundente, ferozmente imaginario e imprevisible; tiene un talante visionario excepcional. Sus grandiosas imágenes sobre un imperio milenario se nutren en parte del legado europeo en el Nuevo Mundo, como sombras chinescas de fuerzas pavorosas y poder irracional, decadencia y esplendor, corrupción, violencia y el inextinguible anhelo de libertad”, dijo Ursula K. Le Guin, cuando lo tradujo.

Feminismo

Además, Gorodischer tuvo una preocupación por el rol de lo femenino no solo en su obra, también en la sociedad. En 1990 participó en la Feria del Libro Feminista de Barcelona. Ahí, en entrevista con El País, dijo: “Los hombres siempre hacen cosas para ellos solos, así que por qué no nosotras”.

“Yo tenía todas esas preocupaciones juntas: la cosa fantástica y las posiciones de las mujeres en la sociedad. Siempre fueron dos carriles por los cuales seguí. Así que tuve que ocuparme de los dos. Yo trabajo por los derechos humanos desde el lado del feminismo”, explicó posteriormente en una entrevista.

De hecho, en la presentación de su libro de cuentos Las nenas (2016), reivindicó el rol de su género:“La verdad es que estoy cansada de las mujeres vencidas en nuestra sociedad falocéntrica, que terminan muertas, alcohólicas, suicidadas, quería cortar con eso literariamente hablando. Una nena también puede revelarse desde su lugar en la sociedad, que no es solamente obedecer a mamá”.

Gorodischer, entre otros, recibió premios como el Premio Fondo Nacional de las Artes de Argentina (2018), Doctorado Honoris Causa de la Universidad Nacional de Cuyo (2017), Premio Konex (en 1984 y 2014).

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