Jean-Luc Godard: cinco obras esenciales de un coloso del cine

Jean Seberg y Jean-Paul Belmondo en Sin Aliento (1960).

Disruptivo, innovador, emblema de la Nouvelle Vague, el cineasta fallecido a los 91 años fue responsable de una filmografía que evolucionó y no dejó de despachar títulos imprescindibles, desde Sin Aliento (1960) hasta El Libro de Imagen (2018). Aquí una revisión por algunos de ellos.


*Sin Aliento (1960)

Su primer largometraje. El clásico de la Nouvelle Vague con Jean Seberg y Jean-Paul Belmondo. Una revolución convertida en un filme de 90 minutos. Radical y voraz, en sus seis décadas posteriores de trayectoria Jean-Luc Godard jamás intentaría volver a hacer la misma película. No lo necesitaba.

*El Desprecio (1963)

Una película de ambición descomunal que se convirtiría en uno de sus títulos más lúcidos. Un guionista francés (Michel Piccoli) encara la tarea de reescribir el guión de una adaptación de La odisea, bajo la dirección del alemán Fritz Lang (interpretándose a sí mismo), pero no cuenta con el enredo en el que se meterá junto a su esposa (Brigitte Bardot) y el productor del filme (Jack Palance).

*Pierrot el loco (1965)

Luego de juntarlos en Una mujer es una mujer (1961), Godard volvió a reunir a Jean-Paul Belmondo y Anna Karina en esta historia sobre un hombre que escapa con la niñera contratada por su esposa. El cineasta volvió a ejercitar el músculo de la adaptación –en este caso la novela Obsession (1962), del escritor Lionel White–, con resultados excepcionales.

*Histoire(s) du Cinéma (1988-1998)

Una empresa titánica de ocho capítulos en que Godard desafió los límites del cine, examinando su recorrido durante el siglo XX y proponiendo una reinvención. El proyecto le tomó una década y explica tanto los conceptos de sus años previos como las inquietudes que desarrollaría en títulos como Adiós al lenguaje (2014) y El libro de imagen (2018).

*Adiós al Lenguaje (2014)

Godard incursiona en el 3D, tecnológica de moda en las producciones hollywoodenses entre fines de los 2000 y comienzo de los 2010. El concepto se despliega de una manera en que sólo su director podría haberlo concebido, en una película construida a partir de fragmentos de imágenes y sonidos, múltiples citas y nuevas reflexiones sobre las posibilidades del lenguaje cinematográfico.

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