Cómo se informó en la prensa la muerte de Hitler (y cómo se celebró la caída nazi en Plaza Italia)
El líder nazi murió en su búnker de Berlín el 30 de abril de 1945. En principio las informaciones sobre el deceso y la causa de muerte fueron difusas; atentado, derrame cerebral y hasta caída en combate, fueron las primeras versiones. En Santiago incluso se celebró. Acá la historia.
Fue un anuncio el que llamó la atención de los corresponsales del señero periódico The New York Times en Berlín. Tan grave y rotundo que no dudaron en transcribirlo y enviarlo al otro lado del Atlántico: Adolf Hitler había muerto.
“La radio alemana anuncia que Adolf Hitler cayó ayer por la tarde en su puesto de mando en la Cancillería del Reich, en el Berlín en llamas, «luchando hasta el último aliento contra el bolchevismo»“, detallaba el lead de la nota, a dos columnas, publicada el 2 de mayo, en el célebre medio neoyorquino.
Ese mismo día la noticia también era reproducida en los periódicos chilenos, a través de los cables de las agencias de noticias, la vía habitual en que se informaban las noticias del mundo en esos días.
“Hitler murió en la batalla de Berlín, pero la guerra en Alemania continuará. Radio Hamburgo anunció hoy la desaparición del fanático líder que llevó al pueblo alemán a la cima de la gloria bélica, y después a la mayor derrota que Alemania haya sufrido jamás”, detallaba el cable de la agencia U.P.
No se tenían hasta entonces mayores noticias de Hitler. Ya desde comienzos de abril, los medios informaban a diario de los avances de la guerra; de hecho las habituales páginas dedicadas a los cables internacionales, eran completas sobre las novedades del conflicto.
Para entonces, el avance de los aliados era inatajable. El cerco sobre Berlín se cerraba cada vez más y las tropas del Ejército Rojo soviético comenzaban a penetrar en la capital. Así, el Führer se refugió en un búnker junto a su círculo cercano. Mientras, se detallaba que la nación estaba al mando del almirante Karl Dönitz.
Por ello es que pese a que se anunció la muerte del dictador de extrema derecha alemán, no existían mayores certezas. Nadie contaba con los datos certeros de lo que había sucedido y más aún, si efectivamente había fallecido y el destino del cadáver.
“Hitler puede haber fallecido a causa de un ataque o puede haber sido muerto combatiendo a los rusos en las calles de Berlín, pero lo más probable, según se consideraba esta noche, es que haya sido asesinado, pues su muerte fué “preparada”, para obsequiar a los nazis un “héroe mártir”“, detallaba el cable de la U.P publicado también ese 2 de mayo.
Incluso, en esas primeras horas circuló un rumor. “El News Chronicle dice que, según el corresponsal William Forest, adscrito al Noveno Ejército, los oficiales rusos en Wittenberg afirman que Hitler fué muerto por las tropas rusas en la batalla de Berlín”, también según cable de la U.P.
En el NYT también dieron cuenta de otra versión, de que el líder nazi había muerto de un derrame cerebral. También circuló otra información, referida a un atentado.
“Un corresponsal del diario “News Chronicle”, en París, dice que según una versión que circula en círculos bien informados de la capital francesa, Hitler fue asesinado o pereció en la explosión de una máquina infernal que voló el cuartel general alemán en Tiergarten, conocido como “Casamata BX”, la noche del 21 de abril", detalló La Nación.
Sin tener la certeza de la muerte de Hitler, el New York Times ponderó la información disponible, en la misma nota publicada el día 2. “Los nazis han hecho de las mentiras una parte tan importante de su política, y los informes sobre los supuestos dobles de Hitler se han difundido tanto, que estos anuncios seguramente dejarán en muchas mentes la sospecha de que el maestro mentiroso está intentando perpetrar su último gran engaño al mundo en un esfuerzo por salvarse a sí mismo y tal vez preparar el camino para su regreso en un momento posterior y más auspicioso”.
“Considerando todo esto, no parece haber ninguna buena razón para dudar de que Hitler esté muerto, o de que murió como dice el anuncio. Lógicamente, Hitler tenía que morir de esa manera, y si hubiera intentado evadir su destino, es difícil”, agrega el texto.
Se confirma la muerte de Hitler
Para el jueves 3 de mayo, circuló una nueva versión. Esta ya parecía bastante más confiable y terminó por instalarse como la definitiva. “Una declaración del asistente principal de Joseph Goebbels, quien afirmó que tanto el jefe de propaganda alemán como Hitler se habían suicidado en Berlín, fue dada a conocer al mundo esta mañana por las fuerzas del Ejército Rojo, después de haber ocupado la capital del Reich en ruinas”, informó el New York Times, en una nota en llamada de portada.
El mismo medio ampliaba la información. “Hans Fritsche, el lugarteniente de Goebbels, fue citado en el comunicado soviético por haber informado también del suicidio del general Krebs, quien, según se reveló, había sido nombrado jefe del Estado Mayor alemán en lugar del mariscal de campo general Wilhelm Keitel, quien últimamente se cree que apoyaba la propuesta de paz de Heinrich Himmler a las potencias occidentales. La declaración de Fritsche, quien fue capturado en Berlín con una gran variedad de jefes de defensa, agregó otra versión de la muerte del Führer”.
Horas después, los cables de las agencias despachaban la confirmación de la muerte de Hitler por parte del presidente de Estados Unidos, Harry Truman. “El Presidente Truman declaró que Hitler realmente ha muerto, según noticias basadas en las mejores informaciones que era posible tener hasta ahora”, detalló U.P.
“Refiriéndose a las muertes de Mussolini y Hitler, Mr. Truman, dijo que ahora era un hecho que los dos principales criminales de la guerra no tendrían que ser enjuiciados”, agregó. Ese día además, se informó de que el cuerpo del dictador nazi había sido cremado.
Eso sí, cuando fue consultado, el presidente Truman señaló que no se conocían mayor detalles sobre la forma en que Hitler había muerto, y declinó señalar cuál era su fuente.
Mientras, el corresponsal del NYT, Harold Denny recogió reacciones de los alemanes a la muerte del Führer. Desde Weimar, la rica ciudad de la Turingia, le tomó el pulso al ciudadano de la calle.
“En las calles de esta pequeña ciudad no se ven cambios desde ayer en las expresiones de los rostros de la gente. No hay ninguna señal de tristeza ni de alegría. Aproximadamente la misma proporción sonríe como cualquier otro día”, detalla su crónica.
“‘Si está muerto’, dijo un alemán anciano, ‘bueno, todo el mundo tiene que morir algún día’. Una mujer noble de aquí, que odiaba a Hitler y una vez lo desairó públicamente, pensó que su muerte no haría mucha diferencia porque él estaba acabado de todos modos".
Solo días después, las tropas soviéticas llegaron hasta el búnker donde se había refugiado Hitler. “Las tropas del Ejército Rojo que entraron en la Cancillería alemana cuando Berlín cayó el miércoles fueron repelidas por los incendios que arrasaban la oficina de Adolf Hitler, y si el cuerpo del Führer estaba allí, podría haber sido incinerado, informó hoy la prensa soviética” señaló el NYT.
El mismo medio citó a un corresponsal soviético de Red Star. “Nuestros soldados solo pudieron penetrar a través de un pasillo estrecho. La oficina de Hitler estaba muy caliente. Las llamas se acercaban a nosotros y los pisos temblaban y estaban a punto de derrumbarse. No se veía nada a través del humo y el calor.”
La caída de Berlín se celebra en Plaza Italia
El jueves 3 de mayo, a las 11 de la mañana, hubo la habitual reunión de gabinete, liderada por el presidente Juan Antonio Ríos. Aunque no trascendió la tabla de lo que se trataría, solían analizar la contingencia nacional e internacional. Probablemente, mientras se comentaba la presencia chilena en la Conferencia de San Francisco, algo se debió comentar sobre la muerte de Hitler en La Moneda. La guerra llegaba a su fin.
Como sea, en ese mismo día por la tarde, se notó una concentración de personas en Plaza Baquedano, las que luego marcharon hacia la Plaza de la Constitución. Fue un momento muy especial y las fotos dan cuenta del fervor de la ciudadanía para celebrar el fin de la guerra, en la que Chile había entrado semanas antes, del lado de los aliados. Es decir, se celebraba el “triunfo”.
“Todo el pueblo de Santiago se vaciará esta tarde en las calles para participar en la más gigantesca demostración de júbilo por la caída de Berlín, capital internacional del nazifascismo en poder de las fuerzas del heroico ejército de la Unión Soviética”, informó La Nación.
En la ocasión participaron representantes de organizaciones de trabajadores, estudiantes, partidos políticos y las colonias extranjeras en el país. Incluso tomaron la palabra representantes del gobierno, la cámara de diputados, embajadores y hasta el recién electo senador, Pablo Neruda.
Según consignó La Nación, el ministro del Interior, Alfonso Quintana, hizo llegar una instrucción a los intendentes y gobernadores del país. “Con motivo de la celebración de la caída de Berlín, sírvase V. S. dar las mayores facilidades para el desarrollo de los actos públicos y manifestaciones de ese carácter que se organicen en el territorio de su jurisdicción.”
En las calles, comercios y edificios públicos se enarboló la bandera de la estrella solitaria, como si fueran las fiestas patrias. “La ciudad de Santiago se encontraba embanderada como en sus grandes días de fiesta, en homenaje a los ejércitos aliados”.
Incluso carros alegóricos se vieron bajando por la Alameda. “Formaban también en la columna, hermosos carros alegóricos que fueron presentados por las distintas colectividades residentes de los países democráticos, con las efigies de los grandes conductores de sus respectivos pueblos”.
La noche cerró con las emociones a tope. “Un novedoso espectáculo ofreció anoche la Plaza de la Constitución, al iluminarse simultáneamente un gran número de cuadros de fuegos artificiales, que sincronizados con petardos y voladores de luces, dibujaban en el cielo, bellas perspectivas de colores”, describió La Nación.
Años después, la versión del suicidio de Hitler fue confirmada de manera fehaciente. El forense Philippe Charlier publicó en 2016 un estudio donde certificaba que el líder nazi murió el 30 de abril de 1945 luego de beber cianuro y dispararse en la cabeza en su búnker en Berlín.
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