Marcelo Cañete: “No me cuidaba, hice cosas que no debía, salía; hoy tengo otra cabeza”

De sucesor de Riquelme en Boca a ponerse la 10 de Cobresal y acabar como volante estrella de la primera vuelta. Convencido y autocrítico, el argentino relanza su carrera. Visita a la UC, donde en su día no brilló.



Marcelo Cañete (30) gambetea con facilidad. La 10 de Cobresal parece acomodarle. Recibir el balón, aguantar, girar y buscar el pase al espacio parecen son sus primeros mandamientos. Es que el argentino, formado en Boca Juniors y con pasos por la UC (hoy lo visita en San Carlos), Sao Paulo y Libertad de Paraguay, entre otros, destacó como uno de los mejores del primer semestre. Su nombre irrumpió en el once ideal de la primera vuelta.

¿Balance de la primera rueda?

Hicimos una buena primera rueda, pero podríamos haber terminado mejor. En ciertos momentos dejamos escapar puntos importantes. Pero estamos fuertes.

¿Les falta regularidad?

Sí, nos falta creernos un poco más el cuento, que estamos capacitados para más.

¿Piensa un segundo antes las jugadas?

Intento pensar o resolver antes las jugadas. Tener un panorama para ganar ese segundo de ventaja y tratar de crear una jugada según la visión de juego que tengo. Intento generar imágenes en mi cabeza antes de recibir el balón para habilitar a algún compañero.

¿Se siente talentoso?

No sé si talentoso. Pero trabajo todo el tiempo los perfiles, el control, la visión de juego. Estudio los movimientos de mis compañeros para sacar ventaja con pases.

Cuando debuta en Boca Juniors en 2010 lo comparan con Román Riquelme. ¿Se sintió su sucesor?

No, yo sabía que no era así. En ese momento la directiva tenía problemas con Román y querían hacerme ver como su sucesor. Tenemos características similares, pero nunca me quise comparar, ni quise ser él. Es inútil compararse con el mayor ídolo del club.

¿Le jugó en contra esa presión?

No sé. Fui feliz en Boca. Estuve de los 7 a los 20. Debuté y tuve la oportunidad de quedarme, pero preferí hablar con el presidente para buscar una salida porque no tenía minutos. Ahí vine a la UC y después Sao Paulo. No sé, quizás debí esperar mi tiempo en Boca. Si me quedaba, en algún momento jugaba. Tengo la espina de que si me quedaba un poco más hubiese jugado.

¿Le aconsejaba Riquelme?

Sí, bastante. Me invitaba a comer asados a su casa. Me enseñó a proteger la pelota, cubrirla y tocarla. También me recalcaba que nunca había que quedarse mucho tiempo sin tocar la pelota, a posicionarme en diagonal al balón.

Borghi lo hizo debutar en Boca. ¿Qué tal esa experiencia?

El Bichi es un fenómeno. Buena gente, con muchos códigos, que respeta a los jugadores. Siempre lo mejor para él.

Vivió en Sao Paulo, Buenos Aires, Santiago. ¿Se acostumbra a la tranquilidad de El Salvador?

Uno se adapta, pero tampoco es que uno quiera quedarse toda la vida acá. Intento hacer lo mejor posible y ganar un nivel que me permita buscar nuevos desafíos. Esta es otra estructura de vida a lo que uno no está acostumbrado. Acá es otro ritmo, otra vida. Es una burbuja.

¿Buscar dar un salto?

Sí, esto lo veo como un trampolín para poder volver a estar fuerte en el mercado.

¿Se pone un plazo?

Sí, acá tengo contrato hasta 2021. Hicieron un esfuerzo muy grande por retenerme, pero uno busca lo mejor para su carrera. Mi idea es buscar algo a fin de año. Pero estoy tranquilo y enfocado en hacer lo mejor en Cobresal.

¿No tuvo ofertas a fines de 2019?

Sí, las tuve. El presidente me comentó que hubo interesados, pero decidí darme un tiempo más.

¿No dudó en sumarse a un equipo que en su llegada peleaba el descenso?

No lo dudé. Realmente quería volver al fútbol chileno. Sabía que Cobresal no estaba en un buen momento, pero era una oportunidad única para demostrar que estoy vigente. Necesitaba salir de Paraguay.

¿Qué le pasó en Paraguay?

El presidente del club (Deportivo Capiatá) en el que estaba no me valoraba, me hacía la vida imposible, me ninguneaba. No me permitía jugar. Pasé mucho tiempo sin jugar, casi un año.

¿No pensó en dejar el fútbol?

No, porque trato de ser equilibrado. Cuando las cosas están bien no soy el mejor, y cuando están mal no soy el peor. Por eso decidí venir para acá, apretar los dientes y sacrificarme porque sabía que tendría una recompensa.

Por qué dura solo un semestre en la UC en 2011. ¿Qué pasó?

Me hubiese gustado quedarme más. En ese momento el desafío de ir a Brasil era lindo, era un paso muy importante en mi carrera.

¿Nunca tuvo la posibilidad de volver?

No, nunca a Chile.

¿Qué tal la experiencia en Sao Paulo?

Bien, compartí con figuras como Rogerio Ceni, Lucas Moura, Luis Fabiano. Aprendí mucho de ellos. Gané la Sudamericana también en 2012. Fue una final loca, nos agarramos a trompadas con los jugadores de Tigre. Pero el partido ya estaba liquidado.

¿Está conforme con su carrera?

No sé si conforme. Podría haber dado más en mi carrera. De repente las lesiones, por no estar enfocado, por oportunidades que no supe aprovechar. Pero todavía tengo muchos años más de carrera.

¿En qué momento se desenfocó?

Cuando llegué a Brasil, en mi segundo partido, me rompí la rodilla. Ahí perdí el foco, el equilibrio emocional. No me cuidaba, hice cosas que no debía y las oportunidades van pasando. Salía mucho. Hoy tengo otra cabeza.

Al menos en el El Salvador no tiene lugares para distrarse.

No, pero ya eso me da lo mismo. Tengo otra cabeza, estoy mucho más maduro.

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