El plebiscito en Chillán: El Sí y el No arriba de una micro

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La capital de la nueva región de Ñuble tenía unos 134 mil habitantes en 1988. Siendo en ese entonces parte de la región del Biobío, la historia de cómo se vivió el plebiscito en esa ciudad perdió protagonismo opacada por Concepción, un enclave de la oposición a Pinochet. En silencio, corriendo riesgos y con pocos recursos, el comando del No sacó adelante una tarea titánica en Chillán; primero, convenciendo a gente de localidades de la importancia de inscribirse; y después, defendiendo votos. Aquí revisamos parte de esa historia.


*Este artículo es parte del especial conjunto por los 30 años del plebiscito de 1988 entre La Tercera y la Escuela de Comunicaciones y Periodismo de la Universidad Adolfo Ibáñez.

"El día de la votación, una micro de Chillán Viejo iba tan repleta de gente que, al llegar al centro, el chofer se vio obligado a abrir las puertas para que bajaran los pasajeros. No quiero problemas. Ordenaditos todos. Los del Sí se bajan por delante, y los del No, por atrás", cuenta al teléfono Rodrigo Duque Oyarce, profesor de Historia y Geografía cuya tesis de grado publicada en 2010 es uno de los pocos testimonios de cómo se vivió el plebiscito en la ciudad de Chillán. "Revisando archivos de prensa encontré artículos que hablaban de largas filas de gente esperando su turno para poder votar. Filas de hasta siete cuadras en algunos casos. Había tal entusiasmo y ansiedad que la gente se confundía. Después de un largo rato, avanzando en la cola a paso lento, al llegar a la puerta se percataban de que no ese no era su local", agrega. Muchas de esas personas provenían de Chillán Viejo, quienes tuvieron que trasladarse por obligación. "Hubiera sido necesario habilitar por lo menos una mesa mixta para damas y varones en el pueblo viejo", señala un artículo del diario La Discusión del 6 de octubre de 1988.

El fervor era resultado de una campaña que los opositores a Pinochet habían iniciado varios meses antes. El entonces presidente del comando No, Carlos Castilla, relató a Duque las dificultades que enfrentaron desde que se supo que el plebiscito iba: "la gran mayoría de la gente que era partidaria de Pinochet, se procede a inscribir inmediatamente, una vez que se toma la decisión política del plebiscito. Por eso, las primeras mesas en todo el país siempre han sido favorables a la derecha. Nosotros le explicábamos a la gente qué sacamos con estar llamando a votar NO, si hay un requisito previo, que es el que lo va a habilitar para que usted vote, que es la Inscripción Electoral, y vencer el miedo a inscribirse". Meses después Castilla tuvo que superar sus propios miedos. El 20 de septiembre de 1988, dos semanas antes del plebiscito, desconocidos atacaron con explosivos su casa, incendiando gran parte del inmueble.

En Chillán, tal como ocurría a nivel nacional, los partidos de oposición debían zanjar sus diferencias y responder a una pregunta de fondo: enfrentar a Pinochet ¿en la calle o bajo sus reglas? "Ganó ampliamente la posición de insertarse y votar NO en el plebiscito. Yo personalmente, estaba en la otra tesis, de continuar con las protestas sociales, tenía temor al no reconocimiento del resultado que se diera el 5 de octubre, pero tomada esa decisión, me embarque con todo", agrega Castilla en la investigación de Rodrigo Duque. Los voluntarios se movían entre las localidades precordilleranas y el centro; yendo y viniendo, varias veces en el día, en buses rurales, para convencer a la gente de inscribirse.

El entusiasmo de los adherentes al gobierno militar y la campaña de movilización de los opositores dieron a la ciudad de Chillán un marco de más de 86 mil inscritos en los registros electorales.

El Sí cerró campaña en la emblemática Casa del Deporte, ubicada en calle 5 de abril. Eran unas cuatro mil personas que recorrieron las calles con fotos de Pinochet en mano y cánticos que pedían su continuidad hasta el año 97. Entre ellos estaba la entonces Vedette Magaly Acevedo, reconocida figura del Bim Bam Bum y número fijo en programas ochenteros como El Festival de la Una. La ex showoman y actual concejala por Cerro Navia bailó y cantó.

El Mercado, actual imperdible para turistas chilenos y extranjeros, el mismo que inspiró a Neruda, cerró sus puertas el día del plebiscito, por obligación, como todo el comercio. Reportes de prensa indican que la plazuela Sargento Aldea funcionó para atender a una que otra señora que llegó apurada a comprar fruta o verdura.

Mayores apuros vivieron otras 4 mujeres, "Llegaron embarazadas a votar a la Escuela México", cuenta Rodrigo Duque al ser consultado sobre algunas anécdotas de ese 5 de octubre. "Una de ellas estaba a punto de tener la guagua. Votó y fue se rapidito al hospital. Las otras ni siquiera alcanzaron a hacer la fila. Las tuvieron que trasladar. Una estuvo a minutos de dar a luz en la calle. En lo personal, creo que es muy interesante porque demuestra el ánimo que había. La importancia que dieron esas mujeres al plebiscito, para asistir con la firme intención de emitir su voto, a pesar de su condición", agrega.

Tres días después de la votación, el sábado 8 de octubre, se oficializó el resultado en la capital de Ñuble. De un total de 259 mesas y 86.071 votos emitidos, el No triunfó con 46.560 sufragios, sobre el Sí que consiguió 37.698.

"Lo que más valoro de lo que pasó ese día es el esfuerzo y sacrificio de mucha gente. Sobre todo los apoderados del No, desplegados en todas partes, defendiendo cada voto, cada conteo. Y después, al cerrar las mesas, haciendo cálculos y proyecciones de resultados con herramientas muy precarias, porque en la época no había internet ni nada parecido. Fue algo realmente heroico" sentencia el profesor de historia.

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