Cuando el semiólogo Umberto Eco publicó en 1980 El nombre de la Rosa instaló una manera de abordar la literatura popular y de misterios y secretos ocultos que luego sería imitada -aunque jamás con tanta erudición- por autores que van desde Arturo Pérez Reverte hasta Dan Brown. Uno de los mayores aportes, sin embargo, del académico italiano fue el acompañamiento de un segundo documento, llamado Apostillas a El Nombre de la Rosa, que significa una lección sobre cómo abordar la escritura y una enseñanza para quienes quieren redactar novelas.
5 may 2020 02:53 AM