Jaime Bayly

Colaborador de Culto

25 OCTUBRE
Voy a reventar de un infarto: un relato de Jaime Bayly
Si no me dejan entrar a la fiesta de mi familia por estar tan gordo, y llevar el pelo tan largo, y parecer un indocumentado o un enemigo del gobierno, alegaré que no pueden echarme porque es mi madre quien pagará la celebración.
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Voy a reventar de un infarto: un relato de Jaime Bayly

18 OCTUBRE
Esos polvos satánicos: un relato de Jaime Bayly
No me enorgullece recordar que me rebajé al deshonor de ser adicto a la cocaína durante cuatro años que pudieron costarme la vida. Cuando me han preguntado cómo dejé de aspirarla, cuando yo mismo he recordado en qué circunstancias me liberé de aquella dependencia, he respondido la verdad: no me sometí a ninguna terapia de desintoxicación ni tratamiento médico para regenerarme, lo que me salvó fue trabajar en televisión.
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Esos polvos satánicos: un relato de Jaime Bayly

12 OCTUBRE
Las fiebres del amor a escondidas: un relato de Jaime Bayly
Las relaciones eróticas entre mi exesposa y yo mejoraron después de divorciarnos. Durante los años en que estuvimos casados y tuvimos dos hijas, nos consumía una pasión culposa, atormentada.
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Las fiebres del amor a escondidas: un relato de Jaime Bayly

04 OCTUBRE
Es otoño en el corazón: un relato de Jaime Bayly
Mientras conduzco por la autopista, pienso que debería hablar con el gerente de la televisora, y ponerme firme, altivo, insobornable, y comunicarle que no haré más propagandas a la bebida energizante, a la gaseosa azucarada, a la cerveza en lata y al chocolate de leche. Me siento un cínico, una mala persona, un manipulador desalmado, cuando le pido al público que consuma unos productos que probablemente no le conviene comprar.
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Es otoño en el corazón: un relato de Jaime Bayly

28 SEPTIEMBRE
Ha ocurrido un milagro: un relato de Jaime Bayly
Tardó pocos días mi exesposa en mudarse a su nueva casa, acompañada de su novio francés. Parecían contentos. Pasaban las tardes bebiendo vino, escuchando música y fumando en el jardín, al pie del roble cuya sombra parecía protegerlos de todas las cosas malas. Tiempo después, una tarde ya de invierno, mi exesposa tocó el timbre de la casa de mi madre, entró deprisa y gritó.
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20 SEPTIEMBRE
Monja y poeta: un relato de Jaime Bayly
Mi hermana fue entonces la mujer que vivió muchas vidas: la poeta furtiva que se desmayaba en el periódico y bailaba en las fiestas conmigo; la monja de clausura que entregó su libertad para adorar a Dios; y finalmente la poeta de culto y corredora de olas que se casó, fundó una familia y volvió a escribir poesía, ahora cerca del mar. Tuvo por lo menos tres vidas extraordinarias y dejó escritos dos poemarios.
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Monja y poeta: un relato de Jaime Bayly

13 SEPTIEMBRE
Rojos y mariquitas: un relato de Jaime Bayly
Mi madre sufría en silencio porque no podía invitar a su casa a su hermano comunista y su hermano homosexual. Su hermano comunista era abiertamente comunista. Su hermano homosexual era discretamente homosexual. Mi madre me decía que ambos estaban confundidos porque se habían alejado de Dios.
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Rojos y mariquitas: un relato de Jaime Bayly

06 SEPTIEMBRE
No todos los perros tienen la misma suerte: un relato de Jaime Bayly
Yo me atacaba de nervios cuando mi padre me exigía a los gritos que me metiese en el mar. Yo no era recio ni valiente como él. No era un buen nadador ni un hombre robusto como él. Yo le tenía miedo al mar, pero más temor me infundía mi padre.
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No todos los perros tienen la misma suerte: un relato de Jaime Bayly

31 AGOSTO
He visto a todos caer: un relato de Jaime Bayly
Es probable que mi carrera de televisión en este país, que comenzó hace exactamente treinta años, cuando estaba por nacer una de mis hijas, termine más o menos pronto, digamos a finales de este año o mediados del próximo. No renunciaré. Resistiré todo lo que pueda. Haré acopio de paciencia y humildad. De esos treinta años, casi veinte los he trabajado en el canal que ahora no me paga porque no puede hacerlo. No es mala leche del dueño ni de sus gerentes.
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He visto a todos caer: un relato de Jaime Bayly

23 AGOSTO
La mala racha: un relato de Jaime Bayly
Debí suponer que los días venían torcidos cuando el jefe del canal de televisión donde trabajo hace veinte años me comunicó que este mes me pagaría la mitad. El mes está por terminar y todavía no me ha pagado.
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La mala racha: un relato de Jaime Bayly

16 AGOSTO
Viejas costumbres que no pienso interrumpir: un relato de Jaime Bayly
Cuando viajo con mi familia, o a solas por asuntos de trabajo que en rigor no constituyen un verdadero trabajo, mi asistenta me guarda cuidadosamente los periódicos que llegan cada día, en mi ausencia. Al volver a casa, encuentro una montaña de periódicos sobre la mesa, en la sala de lectura
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Viejas costumbres que no pienso interrumpir: un relato de Jaime Bayly

09 AGOSTO
Las calles de San Francisco: un relato de Jaime Bayly
Una tarde particularmente memorable nos aventuramos hasta Sausalito, cruzando el Golden Gate, un balneario boscoso del que guardaba los mejores recuerdos, pues lo había recorrido años atrás, buscando el espíritu de Isabel Allende. Mi esposa y nuestra hija quedaron deslumbradas con Sausalito.
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Las calles de San Francisco: un relato de Jaime Bayly

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