Los cambios del Samu para los nuevos pacientes Covid: ambulancias y cápsulas especiales para personas con obesidad

En las últimas semanas, las UCI del país han reportado un cambio en sus pacientes: de adultos mayores se pasó a jóvenes con elevado sobrepeso. Y el manejo de este tipo de pacientes, de por sí complejo desde el punto de vista clínico, ha obligado a adecuar las ambulancias y el sistema de traslados para poder transportarlos a las unidades donde quedan cupos de alta complejidad disponibles.


En lo que va de la pandemia, el Servicio de Salud Metropolitano Central (SSMC) ha coordinado 1.179 aeroevacuaciones de infectados con Covid-19 en la búsqueda de una cama UCI por todo el país, en vuelos que trasladan hasta a cuatro personas en forma simultánea. Pero los cambios en el tipo de paciente que está viéndose afectado en el actual rebrote, jóvenes y obesos, ha obligado a hacer modificaciones en la estrategia de rescate.

En ese contexto, son las ambulancias del Samu las que, en las últimas semanas, han adquirido mayor protagonismo. ¿La razón? Los aviones militares y privados no tienen la capacidad para transportar a personas que padecen obesidad mórbida (es decir, con un peso superior a 130 kilos).

Esto se debe a la capacidad que soportan las plataformas de los aviones y al tamaño de las incubadoras en las cuales son trasladados los pacientes para evitar contagiar a la tripulación, donde solo caben personas con una altura menor a 185 centímetros, un diámetro de hombro a hombro inferior a los 60 centímetros y un peso corporal menor a 110 kilos.

De ahí la complejidad en el manejo de este tipo de infectados, pues a las complicaciones propias del coronavirus y la comorbilidad de alto riesgo que representa la obesidad se suman estas dificultades logísticas que impiden transportarlos a cualquier lugar del país.

“Las personas obesas tienen un pronóstico menos favorable frente al Covid-19 y mayor riesgo de complicarse que un paciente sin obesidad”, recalca el infectólogo Ignacio Silva. Una de las explicaciones sería que esta condición produce un estado de inflamación crónica, “y eso potencia la gravedad de la inflamación que ya se produce con el Covid-19”. Este escenario, además, alteraría la respuesta inmunológica de las personas obesas ante la enfermedad.

También, la hospitalización y ventilación mecánica de estos pacientes son más complejas, porque tienen un caja torácica más grande que sus pulmones y eso hace que la resistencia a la ventilación mecánica sea mayor”, destaca Silva.

Al respecto, Rodrigo Hernández, coordinador público-privado del traslado de pacientes Covid-19 y director de la Escuela de Medicina de la U. Mayor, destaca que en este escenario, la reposición de la flota de vehículos del Samu Metropolitano de 10 unidades llegó justo en el momento de la pandemia. De ellas, ocho cuentan con camillas que soportan hasta 250 kilos de peso corporal y otras dos tienen camillas especiales que pueden aguantar hasta 300 kilos. Estas últimas, además, poseen un sistema electrohidráulico que permite que los funcionarios hagan menos esfuerzo al levantar el paciente a la camilla.

En paralelo, desde el SSMC se mandaron a hacer cápsulas de aislamiento con mayores dimensiones para poder trasladar por aire a pacientes con sobrepeso. Así, a diferencia del tamaño de las incubadoras que el país compró para el ébola el 2014 -y que son las que usualmente se utilizan-, las 10 nuevas cápsulas permiten transportar a pacientes de hasta 190 centímetros de altura y con hasta 120 kilos. “En total, tenemos 24 cápsulas y, de esas, cuatro son para pacientes obesos”, aclara Hernández.

El director (S) del Samu Metropolitano, Rubén Carvacho, explicó que se fortaleció el transporte terrestre para los pacientes Covid-19 con obesidad. “En lo que va del año, desde el Samu llevamos más 750 traslados terrestres de pacientes Covid-19”, dice Carvacho. De estos, aproximadamente el 10% sería de personas con obesidad. “Partimos recién este año con el traslado de pacientes con este perfil, porque necesitábamos adquirir nuevos equipos”, destacó.

Los nuevos lugares de origen y destino

Desde que se desató la crisis sanitaria por el coronavirus y a raíz del comportamiento asincrónico de la pandemia, los traslados de pacientes se concentraron en los extremos del país hacia Santiago y viceversa. Pero, actualmente, con un nivel de ocupación de las UCI del 95% a nivel nacional y la mayor parte del país con brotes en alza, las derivaciones se han realizado de manera simultánea hacia diferentes regiones.

“El promedio de los traslados está entre tres y 10 al día”, dice Hernández.

Así, en las dos semanas que van de abril, ya se ha trasladado a 42 pacientes. De ellos, 16 a Santiago, nueve a Puerto Montt y seis a Punta Arenas.

Debido a esto se ha priorizado una estrategia de traslado interregional, es decir, vuelos cortos para optimizar el uso del avión en varios pacientes. Para ello el país es dividido en segmentos y se favorecen los traslados dentro de esas zonas. “Por ejemplo, sacamos a muchos pacientes de Antofagasta hacia Arica, o de Iquique hacia Copiapó, ya sea por aire o por tierra”, explica Hernández, quien agrega que “también estamos trayendo por tierra a muchos pacientes desde Valparaíso, que están con una ocupación UCI muy alta, hacia la capital y a Rancagua”.

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