
Posnatal de un año: la propuesta que abre un intenso debate en medio de la crisis de natalidad en Chile
La propuesta legislativa busca facilitar la crianza y reducir la presión económica para las madres durante los primeros meses del bebé. Y si bien los expertos no dudan de la necesidad de poner el tema en tabla, existen resquemores de que su posible aprobación termine afectando la inserción laboral femenina. “El desafío no es solo legislar, sino garantizar que los beneficios lleguen a todas las mujeres y familias que los necesitan”, dice la académica de la Universidad Andrés Bello Macarena Arriagada.

“No vamos a tener resultados distintos si seguimos haciendo lo mismo”, defiende enfática Verónica Campino, cofundadora de la Fundación Yo Quiero Estar, ante un tema profundo y de discusión nacional como es la maternidad.
Chile no sólo tiene la menor tasa de fecundidad de Latinoamérica, sino que arrastra una historia y un contexto estructural donde múltiples factores inciden en este fenómeno, pero en gran parte responde a la dificultad de conciliar la vida laboral con la familiar.
Hoy, muchas mujeres postergan el embarazo porque significa una barrera para desarrollarse profesionalmente, junto con las implicancias económicas o posibles miedos en sus trabajos ante una posibilidad de despido.
Si bien no existe una solución específica a una tarea multifactorial, la demanda de organizaciones de madres, cuidadoras y defensores de la infancia, con el apoyo de parlamentarios, ha impulsado el proyecto de ley que busca ampliar el postnatal a 52 semanas en el caso de las madres, y a 30 días en el caso de los padres, quienes hasta ahora solo tienen cinco días de permiso.
La propuesta abre un debate: ¿Es un avance real en corresponsabilidad parental y bienestar infantil? ¿O es una propuesta que puede perjudicar a las propias mujeres?
La propuesta fue ingresada en mayo de 2024 por el diputado Patricio Rosas. Tras superar en diciembre su primer despacho a la Comisión de Trabajo, en abril de 2025 comenzó su tramitación en la Comisión de Trabajo de la Cámara, que lo aprobó en junio y lo envió a la Comisión de Hacienda. Esta última lo despachó a la Sala de la Cámara en julio de 2025, donde espera ser votado, aunque persisten dudas legales sobre su viabilidad financiera y constitucional.

En conversación con LT Board, el congresista Rosas señala que “es importante comenzar a discutir propuestas a largo plazo”. En su opinión, la propuesta busca acabar con una verdad no dicha en el cuidado del lactante durante su primer año: que el actual postnatal, de cinco meses y medio, no cubre la transición alimentaria del lactante hacia los alimentos sólidos.
“Muchas familias se ven forzadas a complementar ese período con licencias médicas, vacaciones o permisos sin goce de sueldo, lo que genera una presión económica y emocional innecesaria”, dice.
Las experiencias internacionales de países de la OCDE apuntan a que otorgar ocho meses de subsidio al 100 %, seguidos por una disminución progresiva durante los cuatro meses restantes, permitiría evitar los problemas antes mencionados que viven muchas familias.

La importancia del primer año
Existe bastante evidencia científica que indica que los primeros mil días de vida, desde la gestación hasta los dos años, son cruciales para el desarrollo futuro de un niño o niña.
Macarena Arriagada, directora de la carrera de Obstetricia en la Universidad Andrés Bello sede Viña del Mar, relata que dentro de ese período los primeros 365 días son especialmente determinantes.
“Desde una perspectiva clínica, neuro-cognitiva y física, el primer año marca un punto de inflexión en múltiples áreas del desarrollo, por lo que las iniciativas legislativas que se enfoquen en este tramo pueden tener un impacto muy significativo”, explica. Ante el posible cambio en la política pública, Arriagada considera que va encaminada a entregar facilidades a la hora de tomar la decisión de tener hijos.
Sin embargo, esta no puede ser la única medida. A ello, agrega: “También necesitamos avanzar en acceso universal a salas cuna y en mayor flexibilidad laboral que facilite la crianza sin renunciar al empleo. Sólo así se construyen condiciones reales para una maternidad y paternidad equilibradas”.

El diputado Rosas aborda las condiciones actuales, en las que sólo la mitad de las comunas en Chile cuenta con acceso real a sala cuna universal. Además, menos del 1 % de los padres toma los cinco días que tiene por ley para acompañar a su hijo, por lo que se ha convertido en una política no efectiva, que se busca cambiar por un mes obligatorio en caso de aprobarse la legislación.
El parlamentario señala que la discusión se ha dado de manera abierta, con expertos y distintos actores, tanto en la Comisión de Trabajo como en la Comisión de Economía. Uno de los aspectos más discutidos son los posibles efectos en la empleabilidad femenina, en los costos fiscales y en los impactos sobre el desarrollo infantil. “Se dejó en claro algo importante: el postnatal en Chile es un subsidio estatal, financiado con impuestos, no un sueldo pagado por el empleador”, dice.
Cuestionamientos al proyecto
Hoy, el proyecto del posnatal de un año está en tabla para ser votado en la Sala de la Cámara. Al ser una moción parlamentaria y no del Ejecutivo, no tiene urgencia, así es que avanza de acuerdo con el orden de los proyectos pendientes.

Karin Moore, abogada y coordinadora legal del Centro Latinoamericano de Políticas Económicas y Sociales de la U. Católica (CLAPES UC), ha planteado ciertas dudas sobre la admisibilidad del proyecto.
“La principal controversia radica en una posible infracción al artículo 65, inciso cuarto, de la Constitución, que establece que materias como gasto público o subsidios, como es el caso del postnatal parental, son de iniciativa exclusiva del Presidente de la República”, comenta.
Ello llevaría a ser declarado como inconstitucional, lo que abre flancos a eventuales objeciones en su tramitación, e incluso a un control posterior ante el Tribunal Constitucional, si llegara a convertirse en ley.

Moore considera que hay modificaciones clave en temas laborales, como el artículo 195 del Código del Trabajo, que busca ampliar el permiso paternal. También el artículo 197 bis, que extiende el actual postnatal con un esquema de subsidios decrecientes, y fuero laboral para madres y padres, lo que implica una alta protección del empleo, con la consiguiente inadmisibilidad de despido durante el uso del beneficio. Todas ellas tendrán impactos significativos en la participación laboral femenina.
“Hoy en día la participación laboral femenina en Chile no se ha recuperado tras la pandemia”, asegura. A esto se suma que la tasa de desempleo es del 10,1% en las mujeres, frente al 8,1% en los hombres. Además, la informalidad laboral también es mayor en mujeres: un 27,6% frente al 24,7% en hombres.
La abogada complementa este panorama con otra cifra: sólo un 35,8% de las mujeres trabaja en jornada completa ordinaria, en contraste con un 64,2% de los hombres. “Si no se implementan adecuadamente, este tipo de políticas puede generar externalidades negativas”, dice, y agrega que podría profundizar una mayor reticencia a contratar mujeres en edad fértil, por ejemplo, por los costos asociados a ausencias prolongadas.
Desde lo fiscal, Karin Moore toma las palabras del Ministerio de Hacienda, que advirtió que el proyecto podría implicar un gasto de $250 mil millones anuales. Ante los cuestionamientos, el diputado Patricio Rosas considera que son preocupaciones válidas y transparentes frente a un debate de largo aliento. Ante ello, se explaya argumentando que el proyecto fue diseñado bajo un modelo que considera los recursos que el Estado ya destina actualmente. Además del subsidio por postnatal actual, existen gastos adicionales por licencias médicas para extender el cuidado del recién nacido. “Eso representa cerca de 100 mil millones de pesos extra”, asegura.

A ello se suman los recursos que se gastan por enfermedad grave del hijo menor de un año, que muchas veces se utilizan como sustituto de postnatal, lo que implica otros 120 mil millones de pesos. “El Estado ya está destinando cerca de 396 mil millones de pesos anuales en distintos instrumentos relacionados al cuidado del lactante”, sugiere, por lo que la ley buscaría organizar dicho gasto.
Hacia una política de cuidados
Macarena Arriagada, académica de la Universidad Andrés Bello, sentencia que tenemos que encontrar soluciones en base a nuestras propias realidades. “El desafío no es solo legislar, sino garantizar que los beneficios lleguen a todas las mujeres y familias que los necesitan”, asegura.
Para Verónica Campino, de la Fundación Yo Quiero Estar, el debate debe ser liderado con preocupación y altura de miras. Al igual que la ley de conciliación familiar, la discusión por la maternidad significa un cambio cultural en la vida chilena. “Las empresas ven la maternidad como un costo, como un problema, y eso es lo que tenemos que cambiar de raíz”, defiende.
Desde su experiencia liderando iniciativas para visibilizar y apoyar a madres trabajadoras, Campino no duda en apuntar hacia una transformación estructural. “No podemos seguir diciendo que somos profamilia, pero a la hora de contratar desvinculamos a las mujeres por ser madres. O que apoyamos la natalidad, pero no ponemos urgencia a un proyecto que justamente busca fortalecer el vínculo en los primeros meses de vida”, relata.

Según Campino, muchas mujeres enfrentan discriminación apenas se plantea la maternidad como posibilidad. “Saben que si van a una entrevista y dicen que tienen hijos, probablemente no te van a contratar. Y muchas mujeres saben que cuando se les acaba el fuero maternal, las van a desvincular”, afirma.
Consultada sobre qué otras medidas serían necesarias para que la extensión del postnatal no quede como una “isla” dentro de la política pública, Campino es clara: se necesita un pacto público-privado urgente y transversal, al estilo de otros acuerdos nacionales que han movilizado legislaciones complejas.
“Así como hay fast tracks para la agenda de seguridad, debería haber un fast track para la agenda de cuidado y natalidad”, propone, señalando que este proyecto no puede avanzar solo. “Hay que convocar al mundo privado, al Ejecutivo, al Congreso, a las organizaciones sociales, a las mujeres, a las madres”, proyecta. De no hacerlo, la crisis podría empeorar.
Entre las tareas que hay que revisar, la que tiene mayor aprobación entre los entrevistados es generar incentivos para que los padres también se hagan cargo del infante. “Si no los hay, esta reforma puede terminar reforzando los estereotipos tradicionales, dejando nuevamente a la mujer como la principal cuidadora”, plantea Karin Moore, quien como madre valora el proyecto, pero sugiere cambios importantes.

COMENTARIOS
Para comentar este artículo debes ser suscriptor.
Lo Último
Contenidos exclusivos y descuentos especiales
Digital + LT Beneficios$1990/mes por 5 meses SUSCRÍBETELO MÁS LEÍDO
5.