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Comprometida

El espíritu ecológico de esta casa del sur es integral. No solo por la decisión de diseñarla de un modo sustentable a cargo del arquitecto Pablo Sills, sino además por construirse solo con maderas extraídas de la misma zona y mano de obra local, a fin de colaborar con la reducción de emisiones de CO mediante un bajo impacto de transportes.

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Los integrantes de esta casa, un matrimonio con una hija, resolvieron tener una vida acorde al cuidado del medioambiente, en una ciudad pequeña y en pleno contacto con la naturaleza. La elección fue Villarrica, una localidad de la IX Región del sur de Chile con panorámicas hacia el lago y el volcán que llevan el mismo nombre.

Fue aquí donde levantaron su casa definitiva, una construcción cuyo diseño encargaron al arquitecto Pablo Sills (www.diav.cl), experto en arquitectura bioclimática, quien siguiendo algunas pautas que le dieron los propietarios proyectó una casa de 200 m² completamente sustentable.

De todos los aspectos sostenibles a integrar, el más importante fue maximizar la luz natural para reducir el gasto de electricidad y obtener calefacción solar necesaria durante los fríos meses de invierno, logrando hoy día un ahorro energético de un 45% en comparación con una vivienda de igual volumen, según la reglamentación térmica vigente.

“Durante los inviernos, el calor pasivo interior se consigue a través de amplios ventanales con orientación norte que incorporan radiación solar al piso de pizarra negra, también un colector solar térmico para el agua caliente ubicado en el techo y un invernadero que guarda una caldera biomasa expuesta al sol, la que atrapa el calor y luego traspasa a la casa mediante un ducto de ventilación mecánica”, explica Pablo Sills.

La casa cuenta con un diseño que se extiende para mirar el lago y exponerse al sol por la fachada nororiente, con un perfil aerodinámico que se inclina hacia el suelo y no opone resistencia al viento cordillerano llamado puelche, que aparece en ciertas épocas del año.

La calefacción activa, por otra parte, se obtiene por una caldera biomasa en base a pellets de madera, la que se mantiene encendida durante el invierno.

Todos los muros, pisos, techos y ventanas de esta casa poseen un aislante de espesor doble al exigido por la norma térmica, 10 cm para muros y 12 cm para techos, constituido por lana mineral, fibra de poliéster y papel repelente a la humedad, lo que sella cualquier filtración de aire existente.

La humedad fue otro tema importante al momento de construir. Para esto, el arquitecto diseñó la vivienda en altura, de manera que el agua lluvia que cae sobre el sitio se acopie con el agua que se reúne en el suelo, a fin de que todo escurra y llegue finalmente a un estanque ubicado en el jardín, el que además de ser una reserva de agua, evita la erosión del suelo y cumple una función paisajística.

En esta casa, proyectada por el arquitecto Pablo Sills, durante el día prácticamente no se encienden ampolletas; por el contrario, la luz solar se aprovecha en un 100% a través de amplios ventanales y tragaluces instalados en el techo. Estos a su vez permiten la ventilación cruzada para refrescar la casa en verano.

Pero si a todo lo anterior le sumamos la mentalidad que tienen sus dueños, quienes piensan todo el tiempo a favor del cuidado del medioambiente y se motivan a diario a realizar prácticas sustentables, como el cultivo de un huerto para autoabastecerse de vegetales y frutas, la fabricación de compost para conseguir abono orgánico a partir de desechos y la cultura de aprovechar la luz natural por sobre la artificial, podemos afirmar que en esta casa del sur se vive con seguridad un espíritu verde.

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