Espacio: Simple y blanco
Es el color favorito de la dueña de casa y la tonalidad predominante de este luminoso departamento. Contrasta con la madera y la resalta como material protagonista de un interiorismo sutil y delicado, donde cada pieza se mezcla de manera genial.


Es difícil imaginar
este departamento oscuro y sin esa maravillosa amplitud y luminosidad que hoy lo caracterizan. Pero, efectivamente, cuando los dueños lo compraron se pusieron manos a la obra para remodelarlo y sacarle todo el potencial que tenía, y que era bastante. “Cuando entramos por primera vez, era un departamento donde sus muros tenían géneros oscuros, el techo era verde botella, tenía muebles antiguos y varios detalles igualmente bonitos. Aunque para nosotros necesitaba muchos cambios, se notaba que había vivido una persona con estilo y personalidad. Nos quedó dando vueltas, vimos otros en el mismo sector, pero esa misma semana volvimos y lo miramos con otros ojos visualizando lo que queríamos hacerle. Potenciar sus espacios y aprovechar la vista y orientación que son un privilegio en el barrio”, explica su dueña. No le dieron más vueltas y lo compraron.
La remodelación estuvo a cargo del arquitecto Germán Lamarca, y pese a que no hubo grandes modificaciones estructurales, el cambio fue radical. “El departamento estaba en buenas condiciones, pero las terminaciones no eran del gusto de los nuevos propietarios. Los muros en su mayoría estaban entelados en tonos verde, burdeos y celeste, el piso estaba cubierto de alfombra y los cielos pintados de un color oscuro. Lo que más les interesaba a ellos era lograr ambientes cálidos, luminosos y limpios, sin tanto colorido, más bien blancos y simples”, explica Germán.
De esta forma la remodelación se enfocó básicamente en las terminaciones, salvo la cocina que se le hizo un cambio radical. En el resto de la casa se quitó la tela de los muros, para luego raspar y enlucir murallas y cielos, que finalmente fueron pintados blanco. En el piso se sacó la alfombra y se puso madera de mañío entablonada, con un toque especial, que no es vitrificado sino que un acabado de cera incolora que le da un aspecto natural. Como complemento, los guardapolvos se hicieron de 20 cm de alto, para darle cierta armonía con el piso. Se hizo también una puerta corredera para separar las habitaciones de los espacios comunes, siguiendo la línea se dejó con el canto de madera acorde a la quincallería del resto de las puertas.
La dueña de casa es fotógrafa y su trabajo se puede apreciar en distintas partes del departamento, sus imágenes se van completando con las obras de arte que han ido adquiriendo con el tiempo de forma pausada y sin apuros. “El tema del arte lo vemos como algo a largo plazo, por eso en el departamento hay varios muros vacíos esperando. La mayoría de los cuadros que tenemos son de gente cercana”, explica. Nelson Plaza, Hernán Gana, Cuca Burchard, Gonzalo Lamarca y Luisa Landea visten los ambientes de forma armónica, que han sido creados cuidadosamente por sus dueños, un matrimonio joven con dos niños, amantes de la música, de la cocina y de compartir con amigos, aprovechando al máximo sus cómodos espacios.
La cocina es un cuento aparte, y es el lugar que más usan, es amplia, luminosa y punto de encuentro. Considerando que necesitaban un espacio más cómodo, hubo que intervenirla profundamente, “botando el muro que separaba los dos recintos para generar un espacio único mayor, integrando así las actividades de repostería y cocina , manteniendo en el exterior la logia existente”, explica el arquitecto.
Son 215 m², cuatro dormitorios, una salita y un amplio living comedor, en donde la vista que se funde entre los árboles del Club de Golf Los Leones, hace que la mirada se pierda entre el verde. No parece Santiago, tampoco el céntrico entorno donde se ubica, sino más bien un oasis de relajo, para sentarse a escuchar música en el chaise lounge especialmente dispuesto para eso.
Inspiración
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