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La Boyita

Uruguay. Es el nombre con el que se conoce esta casa, una de las pocas ubicadas en este sector del mismo nombre en Punta del Este. Allí, donde aún se encuentran playas vírgenes, un empresario soltero y gozador levantó su lugar de escape, un escondite cinco estrellas que funciona entre diciembre y marzo. Su arquitectura debía ser grandiosa, un requisito que muy bien plasmó el arquitecto Martín Gómez.

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“Esta casa funciona exactamente como yo quiero, como un hotel cinco estrellas para mí y mis amigos”, dice su propietario, un empresario soltero, de nacionalidad argentina y dueño de exclusivos restaurantes y discotecas en Punta del Este.

La Boyita, un sector de playas vírgenes camino al balneario de José Ignacio, fue el lugar que se eligió para levantar, hace cinco años, esta casa de veraneo de imponente arquitectura, pensada para contemplar el mar y la naturaleza. El arquitecto argentino Martín Gómez la diseñó con alturas que llegan hasta los tres metros y con aperturas para ambos lados, logrando vistas hacia el océano y el patio central, alcanzando el asoleamiento y protección del viento necesarios.

Sus líneas son contemporáneas y para trazar su estilo Gómez cuenta que se inspiró en los materiales nobles que se podían obtener del mismo lugar, como hormigón, vidrio, madera y piedra, una mezcla que además gustaba mucho al dueño, quien quería que estuvieran presentes. La construcción consta de cinco bloques, con galerías entremedio para transitar, donde se reparten los espacios comunes, el patio central con piscina y terraza, además de diferentes dormitorios en suite independientes donde habitan el dueño y los invitados que aquí aterrizan.

Pero la entretención y reuniones sociales se trasladan principalmente al jardín interior, este es el punto de encuentro de la casa, el deck con la extensa piscina y jacuzzi, con un sofisticado sistema de sonido, unido al quincho techado y un sector de reposeras para descanso.

Junto con la arquitectura, el interiorismo de esta casa también es prominente; todo se diseñó en grandes dimensiones y se buscó un estilo que mezclara lo “ecléctico, vintage y marino”, según describe el dueño, porque lo que él precisamente perseguía era una decoración elegante que tuviera relación con el mar.

“Para esto trabajé con Milagros Resta, decoradora con quien me asesoro en todos mis restaurantes y discotecas, porque ella sabe perfectamente lo que me gusta, una mezcla entre lo francés y marino, lo que tiene estilo y es contemporáneo a la vez. Junto con que todos los muebles exteriores fueron traídos desde Asia”, cuenta.

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