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La voz oficial

En esta edición quisimos conocer lo que piensa y hace el gobierno respecto a la sustentabilidad. La ministra de Medio Ambiente, María Ignacia Benítez, contestó las siguientes preguntas.

Especial Sustentable Ministra Medio Ambiente Maria Ignacia Benitez Fotografo:Jaime Palma Periodista: Antonia Reyes Revista Mas Deco

¿Cuál es la actitud sustentable que hemos adquirido los chilenos en el último tiempo? Lo que más se ve son las ganas de reciclar. El reciclaje es un tema que a la gente le gusta, es bien familiar y se transforma en un panorama. Esto, que si bien partió siendo un tema de algunas comunas, probablemente las con mayores ingresos, ahora es bastante más extendido, sobre todo en la Región Metropolitana, porque hay más lugares donde ir. Es un tema que a la gente cada vez la motiva más, aunque falta todavía mucho por hacer porque hay que entender que siempre los cambios culturales requieren tiempo. La idea de reciclar está, pero hacer un buen reciclaje no es simplemente llegar y dejar, hay que lavar los residuos y disponerlos de cierta forma, por ejemplo las latas hay que lavarlas y aplastarlas, etcétera.

El reciclaje es una cultura que viene, está como de moda. Suma Verde (www.sumaverde.cl ) es una iniciativa que recoge este espíritu ciudadano que hay y hace la vida más fácil, ahí se puede saber dónde están los puntos más cercanos a la casa para reciclar, qué es lo que se recolecta en ese lugar y también hay un manual de reciclaje. Esto es muy importante porque lo que veo es que cuando se le complica mucho la cosa a la gente le da lata, eso es así. Tener una actitud personal acorde con la sustentabilidad y el cuidado del medioambiente también implica un esfuerzo, no es gratis, nada es gratis en la vida. En el fondo, creo que la cultura del reciclaje está, ahora hay que entender que no es llegar y separar, que hay un leve trabajo adicional que se va a lograr ir instaurando en el tiempo.

El tema del medioambiente es transversal, ¿cómo lo hacen para tener acciones conjuntas con otros ministerios que impulsen los cambios culturales que se necesitan? Tenemos una división completa del ministerio que es de educación ambiental, a través de programas que certifican ambientalmente a los colegios. Ellos se inscriben y  se someten a un proceso en el que se van validando, donde pueden tener una calificación del uno al tres, siendo esta última la superior; luego, pasado un cierto tiempo, se vuelven a recalificar. En este momento tenemos unos  700 colegios calificados y algunos están en proceso de recalificación.

En este programa se involucra a la comunidad entera: los escolares, los profesores y la familia, y lo que se les enseña son cosas básicas que aportan mucho, no solo al cuidado del medioambiente, sino también al bolsillo. Por ejemplo, el ahorro del agua, el uso de ampolletas eficientes; si se va a comprar un electrodoméstico se les enseña a reconocer los sellos; es decir, enseñar un poco esta cultura de cuidado en la vida diaria que también tiene un beneficio.Según el estudio de la UNAB, hay una percepción de que el ahorro de energía está directamente relacionado con el bolsillo, ¿qué opina al respecto? Creo que a todos nos pasa en cierta forma, uno siempre está preocupado de gastar menos, entonces en la medida en que te das cuenta de que incorporando estas actitudes y formas de vida además te generan un beneficio económico porque gastas menos, se adoptan mucho más fácilmente. El cambio es cultural, se da en el tiempo y la gente va entendiendo cosas de a poco.¿El ministerio pretende crear este cambio de conciencia en varias etapas? Por una parte, tenemos la base de los colegios y estamos trabajando con las municipalidades también en un programa de certificación ambiental, porque es el municipio como institución el que está más cerca de la gente y tiene que tener un plan de acción que llegue a la ciudadanía mucho más fácil que un ministerio.

Estamos certificando ambientalmente y enseñándoles prácticas para que ellos le enfoquen estos mismo criterios a la ciudadanía. Por ejemplo, separar la basura, usar ampolletas eficientes, enseñar cómo disminuir el uso del agua. Esto tiene un círculo virtuoso para el municipio, porque  las municipalidades gastan muchos recursos en disponer la basura, entonces mientras menos basura llegue a los rellenos sanitarios, esto se convierte en recursos que se pueden utilizar en otras cosas, lo que resulta muy atractivo. Esto también es en el tiempo; cuando yo asumí había seis municipios que se estaban certificando y en este minuto tenemos alrededor de 20. A final de año vamos a tener 60, ha crecido un montón y tenemos lista de espera. Queremos cambiar la cultura y cambiarle la vida a la gente.¿En qué ámbitos la gente puede percibir que esto está cambiando, que realmente se hacen cosas para generar conductas más sustentables? Todos nuestros ejes temáticos como ministerio cruzan la educación ambiental, para entregarle herramientas de comportamientos sustentables en la vida cotidiana. Poder tener una actitud sustentable, porque la palabra da para mucho y es un término muy manoseado; es una actitud de vida finalmente.

Esta ciudad tiene 7 millones de habitantes y está ubicada en un lugar con muy mala ventilación, entonces ¿qué queremos?,

¿que no haya contaminación?

Es casi imposible, son 7 millones de personas que contaminan por distintos motivos. Uno tiene que convencerse de que mejorar esto también pasa por actitudes de uno, hay que tomar una actitud de vida que te hace más responsable con lo que tú como persona emites al aire, al suelo. Y también tiene que ver con el consumo o, por ejemplo, con cómo elijo los productos que en su fabricación dejan menos residuos. Esto es una actitud de vida, es cultura, es educación.

¿Piensa que hay más interés de la empresa privada en invertir en sustentabilidad? Creo que sí, producto de las crisis energéticas o del agua, hay empresas mineras, por ejemplo, que están haciendo un uso más eficiente del agua, independientemente de que usan mucha agua, lo mismo con el uso de la energía, porque es caro. Al final, ser sustentable porque ocupas menos recursos redunda en beneficios económicos. Lo mismo pasa en otros casos, como el uso del riego por goteo en cultivos; también en el retail hay este tipo de prácticas, te da un sello, está como de moda, pero también se dan cuenta de que tiene un beneficio económico el poder ahorrar energía. Hay un cambio; falta, pero no es el mismo Chile de hace 15 años, hemos ido avanzando.

¿Qué ejemplos de sustentabilidad de otros países le gustaría que se aplicaran acá? En otros países el consumo responsable de energía es algo bien notorio, la gente no compra cualquier cosa, el tema de separar la basura es un dato, porque tienen todo un sistema, está esa mentalidad, el uso masivo de la bicicleta. Acá se usa mucho más la bicicleta actualmente y han pasado cosas como lo que tiene la Municipalidad de Providencia con sus bicicletas para andar en la comuna. En otros países, por ejemplo, puedes hacer lo mismo pero con un auto eléctrico para dos personas; lo encontré superbueno porque es seguro. Me encantaría poder hacerlo acá, sería genial.

En términos de energías renovables, ¿cuál es la que podría ser de uso más masivo para nuestro país en el futuro? Nosotros tenemos mucho potencial en energía geotérmica, porque somos un país lleno de volcanes, pero tenemos un problema porque es caro implementarla, todo el proceso es largo y caro. En este momento hay dos o tres iniciativas que están en un estado de avance importante, pero que todavía no están generando nada, están en estado de exploración. Aquí las fuentes están a 4 mil metros de altura, a diferencia de países como Nueva Zelanda, que son más planos y tienes la energía ahí al lado. Aquí es superalta la inversión, con resultados inciertos muchas veces, porque mientras no determinen qué volumen hay y cuál es la capacidad, no significa necesariamente que vaya a ser rentable.

En el tema eólico, hay varios parques funcionando en la VI Región, pero tienen el problema de que cuando no hay viento no generan energía, pero están ahí. Sobre la energía solar, la cantidad de proyectos que hay aprobados son montones, pero construidos, prácticamente ninguno, porque ahí hay un tema con los precios, no saben muy bien cómo se va a comportar, es complejo; pero creo que ahí también hay oportunidades a nivel macro y un potencial importante, pensando que tenemos un desierto y que hay mucho sol. Todavía está en un precio que no la hace tan competitiva, pero la tendencia de otros países va para allá.

¿Cuál es el cambio que le gustaría ver en la población cuando deje el ministerio?

Me gustaría una población informada, que cuando uno habla de sustentabilidad no sea de la boca para afuera, que se entendiera que esto implica tres cosas: el cuidado del medioambiente, la equidad social en cuanto a que no todos los impactos queden en la población más vulnerable y que implique un crecimiento económico. Nosotros necesitamos crecer como país, pero eso no puede ser dejando de lado el cuidado del medioambiente. Eso no es que no se toque nada, es hacer las cosas  teniendo presente que va a haber un impacto que hay que compensarlo y remediarlo. Que la gente asuma, como actitud propia, que “yo también soy una persona, que hago cosas y contamino, uso cosas que van a parar a alguna parte”. El cambio cultural es mucho más que marchar, por así decirlo. Nosotros somos personas, insertas en este mundo donde comemos, consumimos, gastamos, nos movemos, generamos residuos, y el cambio va en abordar todo eso, somos un ente integral. Querer eso, es querer una mejor calidad de vida como individuos y para todos.

ALGUNAS CIFRAS

Primera encuesta  sobre percepción, conocimiento y hábitos relacionados con medioambiente en Chile, realizada el 2010 por la Universidad Andrés Bello y el Centro de Opinión Pública Opina. El universo de esta encuesta corresponde a residentes en Santiago y Valparaíso y alcanza a 600 personas sobre los 18 años.

El 37% de los encuestados recicla, y se trata principalmente de mujeres santiaguinas de los estratos medio y alto.

Más del 50% dice que disminuye el uso del auto y privilegia el transporte público.

El 42% dice que pagaría entre 10 y 30% más por energías más limpias.

Más del 90% dice que cuida el consumo de energía (apaga luces, desenchufa artefactos) y agua.

Cerca del  50% señala que preferiría las bolsas ecológicas para ir de compras al supermercado, pero solo el 16% realmente las utiliza.

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