Travesía al interior
El "Ona ", construido en base al antiguo oficio de carpintería llamado maestros de ribera, es una embarcación única que se encarga de llevar al turista a lo menos explorado de la isla de Chiloé para conocer desde cerca una cultura que invita a descubrirla, con la comodidad y el lujo de un barco que navega para explorar los sentidos.


Chiloé es de aquellos lugares que no se muestran por entero, por el contrario, se descubren de a poco. Cada visita a esta isla resulta una experiencia nueva, su cultura y tradiciones, pueblos desconocidos, y se entabla una amistad con gente maravillosa.
Su condición geográfica, un archipiélago conformado por cerca de 40 islas, es una de las razones principales que hacen que Chiloé sea un lugar siempre por descubrir.
En este último viaje lo fuimos conquistando por agua, a bordo de la embarcación "Ona", de la empresa turística Travesía Sur, un barco construido por el joven matrimonio de Vicente Zegers y Natalia Assler, quienes siguiendo el antiguo y aún vigente oficio de maestros de ribera, emprendieron este proyecto de carpintería junto al empresario de la zona Víctor Hugo Puchi.
"Nace como una manera de acercarse a un lugar, conocer una cultura pero desde lo propio. Me atrae esa cosa humana que tienen los chilotes ligada al oficio, al mar y a la geografía", cuenta Vicente.
Con programas de 3, 4 y 6 días, Travesía Sur ofrece al turista un recorrido por cada rincón perdido de Chiloé a bordo del "Ona", una embarcación construida por los diseñadores Vicente Zegers y Natalia Assler en base al antiguo oficio de carpintería llamado maestros de ribera.
Un viaje a los sentidos, así se define este recorrido que más allá de la pura experiencia, trasciende y se conserva en el alma.
La travesía comienza en Dalcahue, donde el "Ona" zarpa rumbo a las islas Butachauques y Desertores, pasando por coloridos poblados como San Juan, Tenaún, Mechuque, Añihue y Achao.
A lo lejos se ven los campanarios de iglesias patrimoniales, campesinos cultivando la tierra y toninas en el agua que van jugando con las estelas que deja detrás de sí el "Ona".

El barco, construido con madera local de ciprés de las Guaitecas, tiene un diseño que se asemeja a las antiguas embarcaciones chilotas, pero con la contemporaneidad que lo hace un espacio cómodo y con todos los servicios de calidad a la mano.
Su interior tiene una capacidad para 13 personas: ocho pasajeros y cinco tripulantes, con ambientes comunes que invitan a reunirse, a gozar del paisaje, generando instancias que solo en esta embarcación se pueden dar.
gastronomía. A cargo de un chef a bordo, la gastronomía de este barco se basa en productos locales, como pescados, mariscos y vegetales cultivados en estas tierras chilotas. La cocina, diseñada como un espacio abierto ubicada en la popa, tiene la gracia de invitar a los pasajeros a reunirse junto al chef mientras elabora platos de autor.
Son esas ricas conversaciones que surgen junto al chef mientras prepara exquisiteces en la popa del barco o cuando el capitán que nos invita a la cabina para junto al timón apreciar una vista panorámica hacia los islotes.
Sin embargo, es el propio silencio que inspiran los paisajes, el agua y el vaivén de la embarcación, lo que hace que uno quiera permanecer para siempre a bordo.
La decoración es cálida, ajena de pretensiones y solo se limita a dos nobles elementos: la madera y la lana, creando un ambiente acogedor que se acentúa aun más cuando van apareciendo tímidos rayos de sol que hacen levantar cálidas tonalidades. Esto y nada más hace que sea el espacio sencillamente mejor decorado. Chiloé desde el agua tiene otra mirada. Es una travesía al interior.d
Web: travesiasur.cl
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